Ferdydurke: salirse del tiempo para narrarlo

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Ferdydurke, la novela escrita por Witold Gombrowicz en Polonia y publicada allá por 1937, tiene hoy una nueva versión teatral en Argentina. Dirigida por Alejandro Radawski y protagonizada por un cuarteto de actrices de muy elevada calidad interpretativa, la obra propone al espectador un interesante viaje a través del universo creativo del autor polaco exiliado en Argentina. Las funciones de Ferdydurke son los sábados a las 18.30 hs. en el Teatro Tadrón (Niceto Vega 4802).


Ferdydurke, como buena parte de la obra de Gombrowicz, es una novela que nos presenta un universo peculiar, cruzado por una atmósfera polaca que, en la obra, sin embargo, registra una clara impronta argenta desde los ojos de Radawski. Al volver a esta pieza, será preciso recordar que Gombrowicz vivió un extenso período en tierras rioplatenses (desde 1939 hasta 1963), a causa de las hostilidades desatadas durante la Segunda Guerra Mundial. Oscilando permanentemente entre el humor, el misterio, la solemnidad y el absurdo, el autor recrea su propio tiempo dando a luz personajes que parecen estar fuera de él. Inicios del siglo XX, constantes conflictos bélicos, auge de las vanguardias políticas y artísticas como única resistencia frente a esa avanzada y el exilio como huida.

Gombrowicz es hábil para retratar esos años repletos de incertidumbre, y Radawski es igual de audaz al momento de encarar su propia relectura desde los ojos de este nuevo siglo. En plena decadencia de las aristocracias conservadoras, de la mano de la expansión de los derechos políticos a las masas trabajadoras, los antiguos marginados se desplazan al centro de la escena y se convierten en una verdadera amenaza para esas elites en retroceso. Lo rústico -quizás condensado aquí en la figura del “peón” tan mentada por el joven Polilla- avanza e infunde temor en las castas tradicionalistas a las que pertenecen los Juventones. El autor narra esa transición desde la inmadurez (ese “estar fuera de tiempo”) encarnada en el protagonista (Pepe), para hablar de las costumbres y tradiciones políticas de su época, con las correspondientes críticas.

Oscilando permanentemente entre el humor, el misterio, la solemnidad y el absurdo, el autor recrea su propio tiempo dando a luz personajes que parecen estar fuera de él.

La obra cuenta las aventuras de Pepe (interpretado por Cecilia De Paoli y en la novela llamado Joey Kowalski), un hombre de unos 30 años que experimenta una regresión a su adolescencia a causa de los oscuros artificios de Pimko (Celeste Caruso), un temible pedagogo. Pepe es consciente de sus 30 años pero está irremediablemente condenado a volver a ese cuerpo de 16 años con las consabidas actitudes y emociones esperadas en un pobre púber. Junto a sus secuaces Polilla (Camila Docampo) y Sifón (Luján Bournot), Pepe transitará nuevamente esos años de penas, desconciertos y efervescencias juveniles: se enamorará de la colegiala, soñará con nuevos horizontes e intentará escapar del hechizo fatal que lo mantiene amarrado a esos años donde nada parece estar del todo claro.

Cada uno de esos elementos contribuye a poner en escena el proverbial contraste que se ha planteado Gombrowicz (y tantos de sus contemporáneos) entre el legendario peso de la tradición y el fresco impulso de lo nuevo

El espectador ingresará rápidamente en ese universo escolar porque, a fuerza de arrojar bollos de papel hacia el escenario, la modesta platea del Tadrón se convierte en un aula repleta de jovencitos caprichosos e indomables, completamente fuera de control. El mayor acierto de Radawski es sin dudas haber sabido capitalizar la totalidad de los recursos disponibles: la ductilidad de estas cuatro actrices para encarnar roles bien diversos; la excelente voz de Docampo para embellecer con fragmentos musicales ese clima solemne que inunda la obra, marcando interesantes puntos de quiebre; el magnífico sótano de la sala del teatro por donde entran y salen los distintos personajes; o la puerta que da a la vereda de la calle Armenia y en un pasaje de la obra incluye a los ocasionales transeúntes del barrio en calidad de actores o piezas escenográficas (de forma inconsciente e involuntaria, claro está).

Cada uno de esos elementos contribuye a poner en escena el proverbial contraste que se ha planteado Gombrowicz (y tantos de sus contemporáneos) entre el legendario peso de la tradición y el fresco impulso de lo nuevo. El autor polaco -y también el director argentino en una interesante adaptación- apuestan a salirse de los esquemas de su propio tiempo para poder narrarlo desde una distancia que resignifica de un modo sugerente los elementos grotescos y rupturistas implementados por las vanguardias del siglo pasado. Salirse del propio tiempo para narrarlo, valerse de los sótanos y los subsuelos, incluir el exterior como salida misma. Con esos elementos y otros tantos se encontrará el espectador que concurra al Teatro Tadrón con ansias de sumergirse en los universos de Gombrowicz; mundos que, de algún modo, también pueden ser los nuestros.


FUNCIONES

Sábados 18.30 hs. en el Teatro Tadrón (Niceto Vega 4802)

Reservas: www.alternativateatral.com


FICHA TÉCNICA

Título: Ferdydurke

Autor: Witold Gombrowicz

Dramaturgia y dirección: Alejandro Genes Radawski

Intérpretes: Cecilia De Paoli, Camila Docampo, Celeste Caruso y Luján Bournot

Asistencia de dirección: Marko Bregar

Iluminación: Ricardo Sica

Vestuario: Antonela Marcello

Escenografía: Marko Bregar

Prensa: Melina Martire

Fotografía: Ivo Ferrer

Diseño gráfco: Julieta Durán

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