El poemario Me tengo harta (Puntos suspensivos, 2016) de Jacqui Casais da cuenta de la complejidad de una vida urbana donde todo es demasiado y simultáneo, inclusive los sentimientos. Con distintos registros, la autora establece un diálogo fluido con el lector para esconder la conversación que mantiene consigo misma a lo largo de sus poemas que ofrecen amores, desamores y una denuncia constante sobre las desigualdades patriarcales en una ciudad que crece al mismo ritmo que las injusticias.
Sobre la autora
Jacqui Casais es música, docente y escritora. Estudió en la Escuela de Música Popular de Avellaneda. Es cantante y guitarrista en Megafauna. Fue editada en la antología poética El rayo verde 2014 (Viajero Insomnre Editora). Es parte del grupo de poetas La Hiedra Crece Poesía. Es compiladora de Nunca seré poesía -Obra poética de Ricky Espinosa, libro a salir en 2017 re-editado por Gourmet Musical.
Una urbanidad que no deja volar
Me tengo harta (Puntos suspensivos, 2016) de Jacqui Casais es un libro propio del siglo XXI, si es que existe esa categoría. Sus poemas tienen la particularidad de contar con sentimientos y denuncias que nacen de un mismo centro para nutrirse de distintos recursos poéticos con el fin de llegar al lector que, al igual que la voz poética de este libro, también se encuentra saturado de información en una ciudad que absorbe y expulsa al mismo tiempo.
«Porque el dolor trasciende/ pero no se olvida» puede ser uno de los conceptos claves de Me tengo harta y que van trenzando los poemas que lo integran. Un dolor que a veces tiene muy claro su origen (un desamor, un patriarcado que cada vez ahorca más) y muchas otras veces bucea entre lo incierto. Con una fascinación por las palomas, la autora desnuda sus intenciones: ser una plaga urbana pero con la capacidad de volar y despegarse de las cosas al menos por un tiempo.
En esa misma dirección, este poemario muestra una de las caras más valiosas de la poesía en el contexto actual de hiperconectividad: escribir para entender algo o descubrir una nueva mirada sobre lo que pasa a nuestro alrededor. Ya sea con poemas extensos que rozan una denuncia feminista explícita o con pequeñas cajas poéticas de media carilla, Casais utiliza todo el largo del filo poético para intentar llegar a comprender lo que pasa a la vez de desnudar una realidad que tiene a la mujer como centro de denuncia en una realidad machista.
Para ello, la autora mantiene un fluido y extenso diálogo con el lector, pero que en realidad se trata de una conversación consigo misma. Así como hay gente que miente cuando va a terapia, hay autores que pueden condensar las dudas, la denuncia y el desconcierto en algo mucho más productivo y hermoso: un libro de poesía. Me tengo harta es un claro ejemplo de eso y una parte fundamental para ver uno de los tantos caminos que está recorriendo la escena poética actual en la Ciudad de Buenos Aires.
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