El 16 de septiembre de 1976, a tan sólo pocos meses de que el último golpe cívico-militar tomara el poder en Argentina, se llevaron adelante diez secuestros y desapariciones de estudiantes de secundaria que militaban en distintas agrupaciones políticas en la ciudad de La Plata. A 40 años de uno de los hechos más representativos del último proceso, en La Primera Piedra recordamos lo que pasaría a la historia como La Noche de los Lápices.
Detrás del reclamo por el Boleto Estudiantil Secundario
En el año 1975 se llevaron adelante una serie de reclamos para lograr el ansiado boleto estudiantil, una de las mayores victorias del movimiento de alumnos durante el gobierno de Isabel Perón. Llegado el golpe militar de 1976, no sólo arremetieron contra estos logros, ya que en agosto de 1976 se suspendió la vigencia del boleto para estudiantes, sino que persiguieron, secuestraron y desaparecieron a quienes estuvieron implicados en aquella lucha.
Llegado el golpe militar del 1976, no sólo suspendieron la vigencia del boleto estudiantil, sino que persiguieron, secuestraron y desaparecieron a quienes estuvieron implicados en aquella lucha.
Pero, más allá de eso, cabe destacar y subrayar que estos estudiantes que tenían aproximadamente entre 16 y 18 años fueron secuestrados por defender sus ideas, por luchar por un país más justo y por buscar un cambio más profundo e integral. Todos los jóvenes eran militantes políticos, la mayoría de ellos integraba la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) y otros militaban en la Juventud Guevarista (JG).
Los secuestros y asesinatos de los diez alumnos y militantes, denominados por la misma fuerza represiva como “Noche de los Lápices” sucedieron durante la noche del 16 de septiembre de 1976 y en los días posteriores, en la ciudad de La Plata. Este es un hecho ejemplar para entender la envergadura del proceso cívico militar que justificaba su accionar persiguiendo la subversión y a los “potenciales subversivos” en las escuelas, pero que en realidad buscaba destruir a todo tipo de oposición a la implantación de un modelo social y económico de exclusión, pobreza y hambre en beneficio de los sectores más acomodados.
Los secuestros y asesinatos de los diez estudiantes, denominados por la misma fuerza represiva como “Noche de los Lápices” sucedieron durante la noche del 16 de septiembre de 1976 y en los días posteriores, en la ciudad de La Plata.
Foto: Sansara
Las consignas que se siguen escribiendo
Si bien el dato que se suele destacar es la edad de las víctimas de esta noche y el reclamo del boleto estudiantil, lo importante es resaltar el compromiso de dichos jóvenes con la militancia política. A la participación estudiantil se respondió con la más brutal represión: tortura, encarcelamiento y muerte. Aún hasta el día de hoy, hay más de 200 estudiantes secundarios desaparecidos en todo el país.
A la participación estudiantil se respondió con la más brutal represión: tortura, encarcelamiento y muerte. Aún hasta el día de hoy, hay más de 200 estudiantes secundarios desaparecidos en todo el país.
Ayer, se reclamaba por un cambio profundo que abogue por anular la desigualdad social. Reivindicar esta lucha permite apropiarse de la historia para resignificarla en próximas batallas y en la defensa de los derechos que han sido logrados hasta la actualidad. A 40 años del golpe cívico–militar, el último de la Argentina y el principio de un proceso de reformas estatales y económicas que siguen sin tener fin -más si se tiene en cuenta la asunción de Mauricio Macri como presidente-, es importante recordar a los jóvenes que fueron víctimas de esta noche para resignificar la lucha de los estudiantes que hoy reclaman con las consignas del presente.
