Los poemas que componen Cuando la forma del día desvanece (Caleta Olivia, 2016) hablan de una búsqueda constante y casi inconsciente de un objetivo final incierto. Mariana Suozzo logra retratar las circunstancias y las escenas que las componen con un estilo delicado y breve, a contracorriente de cualquier tendencia en la poesía contemporánea, dando como resultado unos versos efectivos y potentes para intentar captar esa sensación de incertidumbre que envuelve al futuro.
Sobre la autora
Mariana Suozzo nació en 1982 en San Justo, Provincia de Buenos Aires. Es Sommelier. Ocasionalmente escribe poemas. Publicó los libros Mark en el espacio (Huesos de Jibia, 2007) Día tras día (Colección Chapita, 2009) y Día tras día + Bonus Track (Ediciones Neutrinos, 2014) . También integró las antologías Poetas Argentinas 1961-1980 (Ediciones del Dock, 2007), Ultima Poesía Argentina (Ediciones en Danza, 2008), Lo Humanamente Posible (El Fin de la Noche, 2008), El rayo verde (Viajero Insomne 2013 y 2014), entre otras.
La búsqueda constante de lo incierto
¿Cómo ser breve para hablar de algo tan complejo como la incertidumbre? Los poemas que forman parte de Cuando la forma del día desvanece (Caleta Olivia, 2016) buscan esa efectividad que, en cierto punto, forma parte de la poesía. Para eso, Mariana Suozzo crea poemas breves y potentes que retratan distinto tipo de situaciones cotidianas y hace especial foco en las sensaciones de búsqueda de lo que está por venir y nunca se sabe qué puede llegar a ser.
Podríamos coincidir en que pocas cosas hay en la vida tan inciertas como el futuro y la naturaleza, por más que tratemos de controlarlos a ambos. Suozzo los vuelve sus temas principales, mezclándolos muchas veces entre sí y agregándole la profundidad de esos sentimientos que tampoco terminan de definirse del todo, dejando como resultado final una vida que pocas veces muestra las cartas.
Esa compleja mixtura entre la naturaleza, la naturaleza domesticada por las ciudades y las circunstancias sociales que la autora logra de manera exitosa en los poemas de Cuando la forma del día desvanece es, sin dudas, fruto de un hilado fino a la hora de utilizar el lenguaje. A los versos de Suozzo difícilmente se le pueda encontrar algo que sobre, más bien todo lo contrario: cada hoja parece haber tenido su propia caja y la autora haberse tenido que adecuar a ella, buscando en las palabras la exactitud que el resto de las cosas no suele tener.
Es importante resaltar, además, que en la búsqueda constante hacia lo incierto que emprende Suozzo, el lector no se verá desorientado ni abandonado a su suerte. Cuando la forma del día desvanece ofrece ser cómplice en la aventura de encontrar sentidos donde solo parecía haber sentimientos y experiencias fugaces como el amor, la familia o la amistad: «Vos en tu mundo, yo en el mío/ y todos esos datos que aún/ no habían impactado en nuestro sistema», escribe.
En los poemas de Cuando la forma del día desvanece los significados intentan capturar a lo desconocido, pero como suele suceder, una vez más es imposible de lograr semejante objetivo final. En cambio, la autora de este libro, consigue quizás algo más valioso: un (muy) buen libro de poesía.
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