En el libro ¿Por qué necesitamos a Superman? (La Carretilla Roja, 2015) de Facundo Soto, los poemas y textos breves en prosa se suceden intentando disimular una nostalgia por lo que pasó y una esperanza camuflada por lo que está por venir. Con un estilo que oscila entre la ternura y lo irónico, Soto confirma que tanto las personas como los objetos que inventamos compartimos un mismo mundo sentimental. Solo hay que quedarse viendo un poco más de tiempo y así saber por qué necesitamos a Superman.
Sobre el autor 
Facu Soto (Rodolfo Facundo Soto) nació el 30 de marzo de 1972 en Buenos Aires. Es escritor, periodista y psicólogo. Fue jugador de fútbol en Los Dogos. Lleva editados varios libros en distintos géneros, donde escribe sobre la sexualidad, sobre la búsqueda, sobre los encuentros.
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La nostalgia como celebración
«Rescatar que ya no nos vemos, pero existimos, uno en la mente del otro. El otro en la mente del uno». Quizás esa frase sea la indicada si nos viéramos obligados a resumir el libro ¿Por qué necesitamos a Superman? (La Carretilla Roja, 215), de Facundo Soto. La nostalgia como celebración de la existencia, como huella de lo que fuimos e hicimos, como única soga que nos mantiene unidos a algo que el tiempo y el movimiento de las cosas hicieron que quede atrás.
Sin embargo, utilizar la nostalgia como punta de flecha no sería algo nuevo en la poesía. Más aún, sería un camino fácil. Soto, en ¿Por qué necesitamos a Superman? logra mezclar eso con una frescura moderna y un tono irónico que hace que las sensaciones se mezclen. Algo así como pasa a diario, con todo.
El autor logra en este breve libro igualar en cierto punto a las personas con sus objetos, cargándolos de sentimientos y apreciaciones. Como contenedoras de sentidos, las cosas nos trascienden en el tiempo y Soto las detalla. No es casualidad, entonces, que para describir a una relación o a un otro, sus objetos sean el punto de partida, algo que habla por sí solo y que lo único que tiene que hacer el autor es enfocarlos por un corto tiempo bajo la luz. El lector, además, agregará lo suyo.
Hasta acá, quedó una pregunta sin responder: ¿Por qué necesitamos a Superman? Porque tenemos miedo, es una posible respuesta. Porque necesitamos algo en qué creer, es otra. Soto encara esa pregunta y la transforma en un manifiesto del optimismo, la diversión y la ironía. Si bien nunca la responde, dejando que sea el lector quien tome la decisión de recortar el sentido -si quiere-, el autor deja un indicio de respuesta: «Todos somos Superman».
Para terminar, Soto deja otro fuego artificial sosteniéndose dentro del libro: «¿Te imaginás volver atrás todo lo que no te gusta?». Ese superpoder, que ni siquiera Súperman lo tiene, sí se puede encontrar en un lugar: la literatura. ¿Por qué necesitamos a Superman? es una pequeña muestra.
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