«Partimos de la base de que los chicos y chicas son diversos, curiosos, sensibles y abiertos por naturaleza, que luego se van estructurando a partir de imposiciones externas. Es por ello que intentamos aportar nuevas miradas, nuevos sentidos, acercar a niñas y niños a mujeres latinoamericanas y que a partir de allí también conozcan las características de nuestro pueblo», afirma Nadia Fink, escritora de la colección Antiprincesas, ilustrada por Pitu Saá. A través del emprendimiento que conformaron con Editorial Chirimbote, ambos encararon el desafío de narrar historias de mujeres reales, lejos de los parámetros establecidos por la industria cultural.
Sobre la autora
Nadia Fink es una de las creadoras de la Colección Antiprincesas e impulsoras de la Editorial Chirimbote. Es redactora del portal Marcha Noticias y de la editorial El Colectivo en Argentina.
Sobre Editorial Chirimbote
Chirimbote es una editorial independiente que surgió como un colectivo autogestivo en búsqueda de una mirada alternativa sobre el mundo, diferente de los enfoques ofrecidos por la industria cultural dominante para la literatura infantil. Mediante prácticas de comercialización justas y respetuosas ha emprendido un camino para difundir obras e ideas contra-culturales.
— ¿Cómo surgió la idea de la colección “Antiprincesas”?
— Antiprincesas nació como un juego, pero más que nada nos parecía que representaba otra forma de abordar una mirada distinta de la mujer en medio de la industria Disney, alejándonos de los estereotipos que no incluyen la diversidad de niñas e infancias en el mundo de hoy. Mientras los relatos tradicionales muestran princesas a la espera de que alguien interfiera en su destino, las nuestras son más reales: intentan aportar una mirada diferente, más cercana, un espejo más a mano. Porque, a pesar de que muchas princesas de hoy están más aggiornadas, no dejan de apuntar al ideal femenino de belleza. Las primeras tres Antiprincesas, Frida Kahlo, Violeta Parra y Juana Azurduy, nos parecen mujeres profundas, interesantes y bellas. Es por ello que este humilde aporte a la literatura infantil busca presentar estas vidas para que las chicas y los chicos conozcan diferentes historias de lucha, puedan acercarse al arte que las caracteriza y también a sus formas de ver la vida y cómo incidieron en su generación, qué huellas dejaron, qué compromiso tenían, cuáles eran sus sueños, sus fantasías, sus temores, angustias.
Mientras los relatos tradicionales muestran princesas a la espera de que alguien interfiera en su destino, las nuestras son más reales, intentan aportar una mirada diferente, más cercana, un espejo más a mano.
— ¿Cuál es el objetivo de la colección? ¿Cuáles son sus rasgos distintivos?
— Desde este nuevo emprendimiento que es la editorial Chirimbote, pensamos que contarles estas historias a los más pequeños sería una oportunidad para que vayan conociendo una visión del mundo que no encuentran en la tele y que, muchas veces, tampoco verán en la escuela. Partimos de la base de que los chicos y chicas son diversos, curiosos, sensibles y abiertos por naturaleza, que luego se van estructurando a partir de imposiciones externas. Es por ello que intentamos aportar nuevas miradas, nuevos sentidos, acercar a niñas y niños a mujeres latinoamericanas y que a partir de allí también conozcan las características de nuestro pueblo.
— ¿En qué aspecto de las protagonistas se enfocan los libros?
— Los aspectos que resaltamos son todos en general. Tratamos de contextualizar su nacimiento, las características de sus vidas, sus obras, sus luchas. Nos parece importante que en estos relatos para los más pequeños se soslayen aquellas vivencias que forman parte ineludible de la existencia de las personas: tragedias, muertes, desamores. Esto también implica un desafío que tenemos como editorial para chicos y chicas, es decir, encontrar la manera de relatar la totalidad de las historias de vida, con lo bueno, con lo malo, contando las decisiones que cada una tomó. Es por ello que decidimos hablar de temas que atravesaron a estas mujeres: libertad, amor sin prejuicios, discapacidad, cultura popular, maternidad (o no), etc.
Nos parece importante que en estos relatos para los más pequeños se soslayen aquellas vivencias que forman parte ineludible de la existencia de las personas: tragedias, muertes, desamores.
— ¿Qué enseñanza buscan transmitir?
— Uno de nuestros objetivos es que las chicas y los chicos conozcan estas historias desde pequeños o que encuentren con quiénes identificarse desde otros lugares, seguro es un mínimo aporte para que crezcan aceptando las diferentes maneras de ser y la importancia de estas mujeres y hombres, no sólo en la historia, sino en el día a día. Por otra parte, tratamos de no subestimar a las y los más pequeños, porque creemos que la vida es mucho menos edulcorada de lo que vemos en los cuentos.
— ¿Cómo fue la decisión de elegir a Frida Kahlo para que abriera la colección?
— En principio, nuestra idea es presentar las vidas de mujeres latinoamericanas. De ahí que resulta casi imposible no pensar en una figura como la de Frida, mujeres reales que salieron a buscar sus vidas y trascender a través de una obra concreta.
— ¿Qué camino hubo que transitar para lograr la adaptación de estas historias al público infantil?
— Elegimos utilizar un lenguaje sencillo, pero no pobre. Los dibujos de Pitu Saá trazan su propio lenguaje, hermoso y sensible. Y el diseño de Martín Azcurra propone «ventanitas», a la manera de las nuevas tecnologías que usan a diario las no tan nuevas generaciones. Un aspecto que nos parece interesante resaltar tiene que ver precisamente con la adaptación del relato a la era de los nativos digitales. No podemos no apelar a estas nuevas realidades inmersas en la cultura Internet, caracterizada por la virtualidad, no lineal. Entonces nos encontramos con una conjunción de desafíos: por un lado la reivindicación de estas vidas y el objetivo principal de que las chicas y chicos se apropien del material y sepan de la existencia de estas mujeres, y por el otro mostrarlo de un modo interactivo, dinámico.
— ¿Cuál fue el mayor desafío para llevar adelante el proyecto?
— Todo proyecto que se inicia a pulmón implica un desafío. En este caso, podemos sumarle el reto que implica poder contar estas historias y que a la vez sean atractivas para chicas y chicos. Por eso intentamos generar una armonía entre el texto, los dibujos y el diseño, sumado a las actividades que se pueden encontrar al final de cada historia. Entendemos que las realidades de nuestros pibes están atravesadas por multiplicidad de conflictos, por un mundo plagado de nuevas tecnologías que modifican el tiempo real, acelerándolo, y que los momentos de lectura se comparten con una cantidad enorme de otras actividades lúdicas. La presencia de Internet es también un elemento a tener en cuenta, de ahí la importancia de jugar con el diseño. Y a eso le sumamos actividades recreativas, de exploración y creación colectiva para intentar salirse de la individualidad que genera el contacto con la pantalla. Otro desafío es también intentar romper con la idea de que si son historias de mujeres, las destinatarias tienen que ser las niñas. En torno a ello, se generan charlas y debates en varias de las presentaciones que realizamos en las escuelas, en los profesorados y en centros comunitarios y creemos que este tipo de encuentros enriquece enormemente al proyecto, genera disparadores.
Entendemos que las realidades de nuestros pibes están atravesadas por multiplicidad de conflictos, por un mundo plagado de nuevas tecnologías que modifican el tiempo real, acelerándolo, y que los momentos de lectura se comparten con una cantidad enorme de otras actividades lúdicas.
— ¿Cuál crees que es la situación de la literatura infantil en el mercado editorial actual?
— La variedad de la literatura infantil es inmensa. También hay ciertos personajes que han anclado mucho y que las chicas y chicos piden bastante. Hay muchos materiales que intentan interpelar acerca de lo que está pasando, acerca de los cambios, de las diferencias, de la diversidad sexual, de la necesidad de poder hablar sin tabúes de temas como la menstruación, el sexo. Nosotros podemos percibir, en estos meses que hemos estado con los libros en la calle, que se estaba esperando algo así. Y eso genera mucho entusiasmo.
— ¿Cómo interpretás el éxito que la colección ha tenido no sólo en Argentina sino en otros países latinoamericanos?
— Nosotros no generamos estrategias de venta o de prensa: pensamos algo nuevo y sumamos la experiencia que hicimos desde hace diez años y hoy nos convocan a hablar y se interesan por nuestro trabajo. Eso hace pensar que podemos seguir porque estos espejos que proponemos son bien recibidos. Y gratamente nos encontramos que la recepción de este proyecto colectivo ha trascendido el territorio y se ha extendido a otros países de Latinoamérica y de otros continentes.
— ¿Cuáles serán las próximas antiprincesas? ¿Hay alguna protagonista proveniente de Argentina?
— Lo estamos viendo. También muchas personas nos han sugerido personajes y ese aporte para nosotros es muy valioso. Seguramente muy pronto llegue la Antiprincesa argentina.
— Desde Chirimbote están anunciando el lanzamiento de la saga Antihéroes, ¿de qué se trata?
— Se trata de personajes varones que oponemos a los superhéroes tradicionales, que tienen sus propios poderes, pero reales, como generar formas de magia y fantasía, disparar la imaginación, comprometerse con los pueblos libres, etc. Ese es el caso de Julio Cortázar, nuestro primer antihéroe que ya está en la calle. El libro, además, es un recorrido por todos sus personajes que pueden ser divertidos para las chicas y los chicos. Nos parece que es posible acercar literatura latinoamericana a los y las más pequeños de una manera divertida. Ese es un gran desafío también.
Foto de portada: noticiasdecolombia.com.co