Cinco de los seis candidatos (sólo faltó Daniel Scioli) presidenciales que competirán en las elecciones del próximo 25 de octubre cruzaron durante la noche del domingo sus propuestas de gobierno en el marco del ciclo Argentina Debate. Poco ruido, pocas nueces, y mucho sabor a poco para algo que se presentaba como “histórico”. ¿De qué sirvió?
El denominado “primer debate presidencial de la historia argentina” tuvo lugar en el aula magna de la Facultad de Derecho de la UBA y parecía más una entrega de los Oscars que un evento político. La estética modernista y la presentación de los tres conductores alimentaban esa fantasía. Un evento que prometía mucho terminó logrando poco y nada entre dos grandes ausencias: la de Daniel Scioli y la de los temas más importantes.
Del debate participaron los cinco aspirantes opositores a ocupar el actual cargo de Cristina Kirchner: Mauricio Macri, por Cambiemos; Sergio Massa, de UNA; Adolfo Rodríguez Saá, de Compromiso Federal; Nicolás Del Caño, del Frente de Izquierda y de los Trabajadores y Margarita Stolbizer, postulante de Progresistas. Así, el único ausente fue el candidato por el Frente para la Victoria, quien sostuvo que no hacía falta su presencia porque él “debate todos los días con la gente en la calle”.
La oratoria de los cinco candidatos arrancó con las propuestas económicas de cada espacio. El formato del encuentro había sido acordado con cuatro bloques temáticos, el inicial con el título “Desarrollo económico y humano” tuvo el pintoresco arranque de Marcelo Bonelli, quien además de su difícil dicción también tiene una objetividad problemática. El periodista de Canal 13 y TN no dejó de presentar cada tema económico en clave negativa e insinuando un panorama negro para el país, fiel a su estilo.
Del debate participaron los cinco aspirantes opositores a ocupar el actual cargo de Cristina Kirchner: Mauricio Macri, por Cambiemos; Sergio Massa, de UNA; Adolfo Rodríguez Saá, de Compromiso Federal; Nicolás Del Caño, del Frente de Izquierda y de los Trabajadores y Margarita Stolbizer, postulante de Progresistas. Así entonces, el único ausente fue el candidato por el Frente para la Victoria
El jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, aseguró que hará todo para “lograr la pobreza cero” si es presidente. Como si fuera poco, después habló de urbanizar las villas y de otorgar un millón de créditos hipotecarios para acceder a la vivienda propia. Ninguna de esas tres medidas estuvo ni un ápice cerca de aplicarse en la Ciudad de Buenos Aires bajo los ocho años de su gestión. También aprovechó para tirar un título tribunero: “terminar con el Impuesto a las Ganancias sobre los sueldos”.
Lo más interesante del debate, quizás, fueron las preguntas cruzadas entre los distintos postulantes. En especial, y en esto hay que darles cierto mérito, las de Stolbizer y Del Caño, que pusieron en evidencia más de una vez las contradicciones entre el discurso y los hechos de sus adversarios.
Una de las perlitas fue cuando Nicolás Del Caño le preguntó a Sergio Massa “¿Con qué autoridad moral exige a los docentes presentismo, si usted se ausentó del 90 por ciento de las votaciones en la Cámara de Diputados y no emitió palabra en las sesiones de este año?”. Massa lo trató de mentiroso y respondió con el trabajo que hizo todo el bloque del Frente Renovador, sin mencionar nunca sus ausencias o presencias en la cámara.
“¿Con qué autoridad moral exige a los docentes presentismo, si usted se ausentó del 90 por ciento de las votaciones en la Cámara de Diputados y no emitió palabra en las sesiones de este año?”. Massa lo trató de mentiroso y respondió con el trabajo que hizo todo el bloque del Frente Renovador, sin mencionar nunca sus ausencias o presencias en la cámara.
Con propuestas llenas de lugares comunes que hacían acordar a los patéticos spots de campaña que andan circulando en loop por televisión y radio, el debate dejó gusto a poco a pesar del carácter de “histórico” que le quisieron dar desde la organización. Así se abre una última pregunta: ¿por qué Scioli no fue?
Es una costumbre que el candidato que gana en las encuestas (algunas hasta vaticinan a un Scioli ganador en primera vuelta) no se presente a debatir. Ya lo hicieron Macri o Massa anteriormente. Sin embargo, era una gran chance para desnudar un vacío de propuestas por parte de sus principales adversarios, es decir el jefe de gobierno porteño y el ex intendente de Tigre. Así, Scioli no hizo más que dejar más dudas que antes sobre sus capacidades y sus inclinaciones para los indecisos, ese tramo de la población que muchas veces termina dando vuelta las elecciones.
Entre ausencias y desperdicios de oportunidades, pasó un evento que quizás su mayor logro fue el de «ganarle en rating al fútbol», tal como anunciaban orgullosamente durante la transmisión. Y entonces el debate presidencial, ¿para qué?