A partir de poemas de versos breves y concretos, Gustavo Álvarez Núñez cumple con una de las posibilidades de la poesía: renombrar el mundo cotidiano que nos rodea. En El sillón y la cama (Caleta Olivia, 2021), esto puede verse con mayor claridad alrededor de la intimidad del hogar, en donde los objetos, las costumbres y, sobre todo, las personas que pasan por ese territorio definen si se trata de momentos de paz o de guerra para el ánimo.
Sobre el autor
Gustavo Álvarez Núñez nació en la provincia de Buenos Aires en 1968. Es periodista, músico, poeta y musicalizador. Publicó los libros de poemas Sweet Home, Panamericana (1999), Pulsiones (2006), Tratado sobre los padres (2013) y Bailemos (2015). En 2015 también publicó su primer libro de narrativa, Vidas epifánicas y en 2012 el libro de conversaciones con Daniel Melero: Ahora, antes y después. Por una biografía posible. Compiló el libro Antología Poetas Rock (2003) y escribió la primera historia en castellano del hip hop, Hip Hop – Más que calle (2007). En 2020 publicó la colección de ensayos rockeros Éramos tan modernos.
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1 – Un día menos
Las luces
comienza
a intercalar
sus rincones,
la noche se avecina
De a poco
los ruidos y los olores
se van impregnando
de ese pasaje
donde unas fuerzas declinan
y otras toman el comando
En fin,
el ocaso de un día más,
un día menos.
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2 – Guerra secreta
¿Qué es una casa sino el mapa
de una guerra secreta?
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3 – Ligera y discreta
El temporal de anoche
ha cambiado
el aire que respiramos;
es más, ha logrado
que emerja ese garbo
que hace a la vida más ligera y discreta
Como un río que fluye al costado
de nuestros pasos con la ligereza y
la discreción de la vida
El éxodo del calor, en las tertulias,
se prodiga como se tratase
de la manzana de Newton.
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4 – Operatoria
Los amigos,
ahí sentados,
yendo y viniendo
de un pasado en común,
siembran
una operatoria
que los salvará
cuando la ausencia
documente
la brecha
entre
la vida
y la muerte.
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5 – Inevitable
Se hace
inevitable
buscar
correspondencias
Un modo de no librarnos
del pasado,
de hacer que el presente
no se revuelva
como un muerto
en un ataud
que le queda chico.
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