Entrevista a Washington Cucurto (Santiago Vega), que forma parte del ciclo “Qué es la poesía”. Hoy en día, el director y creador de Eloísa Cartonera sostiene que “es una actividad privada, casi como comer, dormir o leer”. Considerada muchas veces como la hermana menor de la industria editorial o simplemente como un género que empieza a entrar en desuso, surge esta serie de entrevistas a poetas y referentes del ámbito de la muchas veces invisibilizada poesía nacional. (Foto: Polifonía TV)
Sobre el autor
Washington Cucurto es el seudónimo de Santiago Vega, quien nació en Quilmes en 1973. Es narrador, poeta y editor. En el año 2003 fundó la editorial Eloísa Cartonera, la cual da lugar a autores inéditos y también pocos leídos en el país, sobretodo de América Latina. Sus escritos cosechan admiradores y adversarios por igual desde la publicación de Zelarayán en 1997 y hasta el día de hoy continúa una fructífera producción literaria que le dio renombre nacional e internacional.
-Para vos, ¿qué es la poesía?
-La poesía hace muchos años que ya está en mi vida, entonces fui teniendo distintos significados, distintas ideas y sentimientos con respecto a ella. Ahora, diría que es una actividad privada, casi como comer, dormir o leer. La realizo todo el tiempo, no solo escribiendo poesía, sino también en lo cotidiano. Sería más bien como un estado de tranquilidad, de encontrarse a uno mismo. Esto lo digo ahora, a mis 43 años. (NdE: Cucurto tiene 42 años, sin embargo en la entrevista dijo ambas veces tener 43)
-¿Antes que pensabas de la poesía?
-Ocupaba todo un imaginario que realmente no lo tengo más. A la poesía no se la puede definir porque está cambiando todo el tiempo y es mucho lo que uno siente, relacionado a distintas etapas de la vida y lo que uno va haciendo. Para mí particularmente es una actividad privada relacionada con la escritura, la lectura, una manera de ver el mundo y de sentir algunas cuestiones.
«La poesía hace muchos años que ya está en mi vida, entonces fui teniendo distintos significados, distintas ideas y sentimientos con respecto a ella. Ahora, diría que es una actividad privada, casi como comer, dormir o leer.»
-Muchas lecturas que se hicieron sobre tus poemas las definen como «crónicas de los últimos diez años de la sociedad» ¿Vos estás de acuerdo con esa lectura?
-Bueno, es una literatura situacionista, parte de hechos concretos, urbanos, con personajes propios de la ciudad con sus lugares característicos, reconocibles. Puede ser, es un lenguaje y una forma de expresarse que están muy mezclados entre la poesía, la narrativa, la crónica periodística, el panfleto. Dentro de todos esos géneros se mezclan y se aplican distintos sistemas, procedimientos como la parodia, lo grotesco, el realismo y el humor.
-En ese mismo sentido, desde que publicaste Zelarayán en 1997 tu obra generó amor y odio al mismo nivel, no se puede ser neutral con respecto a tu poesía y con la narrativa en general.
-Es también una cuestión de preguntarse «¿Qué es el arte?», para qué sirve si es que sirve para algo, qué se puede hacer con él, qué genera. Es decir, qué hacemos con todo esto, ¿no?. Yo cuando empecé a escribir fue algo que lo introduje de lleno en mi vida, en mi juventud, en mis sentimientos, mis experiencias, mi identidad, por lo que terminó siendo el resultado de lo que yo era, lo que yo vivía. No estaba esa corrección que comúnmente tiene el arte, la cuestión más formal, con una búsqueda intelectual y alejada del mundo, observándolo desde afuera, contemplativo. Yo desde el principio rechacé esa idea burguesa de la vida en general, siempre fui de trabajar, de poner el hombro, no pensar tanto las cosas. Nunca fui al psicólogo, me deprimo poco; a la literatura no la pongo en un lugar clave en mi vida, es una de tantas cosas que hago. Yo no tuve ese proyecto de pensarme como escritor toda mi vida ni he hecho mi vida teniendo a la poesía en la base.
-Entonces se puede pensar que no te pensás a vos mismo como un escritor ni te interesa crearte esa figura.
-De alguna manera sí, porque uno termina siendo un poco lo que los demás construyen. Yo simplemente escribí, nunca hice nada del otro mundo. Después cada uno imagina, crea. Podés jugar con esa figura de escritor en algún momento, son cosas más de la juventud, pero nunca me lo creí mucho, siempre me lo tomé como algo pasajero y lo sigue siendo, nunca es algo definitivo. Hay otros escritores que saben que no van a hacer otra cosa; yo trato siempre de moverme, ir a otros lugares, no quedarme estancado. De hecho prácticamente hoy escribo poco y no me pesa.
«Yo cuando empecé a escribir fue algo que lo introduje de lleno en mi vida, en mi juventud, en mis sentimientos, mis experiencias, mi identidad, por lo que terminó siendo el resultado de lo que yo era, lo que yo vivía. No estaba esa corrección que comúnmente tiene el arte, la cuestión más formal, con una búsqueda intelectual y alejada del mundo, observándolo desde afuera, contemplativo»
-¿Te acordás como fue tu primer acercamiento a la poesía?
-A los 26 años empiezo a leer, yo lo considero una edad joven. Ahí también empecé a escribir. Desde ahí no paré nunca, hubo quizás algún año con menos o más producción, pero siempre estuve ahí muy metido, siempre me resultó muy fácil. Como decía antes, nunca reflexioné mucho sobre el hecho, simplemente lo hacía. También hay una carga moral muy grande sobre escribir, yo nunca la tuve.
-¿Qué escritores tenés o tuviste como referentes?
-Un montón, van cambiando dependiendo las distintas épocas. Algunos me acompañan hasta hoy, pero ya pocos. Lo que me gustaba a los veinte hoy ya no me interesa, es algo normal de la vida. Hoy en día creo que no hay un autor que me interese mucho, uno va metiéndose en otras actividades, en otros gustos, ya no me fascina lo que me fascinaba antes.
-¿Te acordás al menos alguno que en su momento sí te haya producido ese efecto?
-Muchos, por ejemplo Gonzalo Millán, los Lamborghini (Osvaldo y Leónidas). Hoy tengo 43 años y lo veo como algo del pasado. Leo otras cosas, eso ya lo veo como anticuado. Se volvió vieja muy pronto esta cuestión de la literatura. El mundo avanza, tiene otras cuestiones y de a poco va quedando muy primitivo, muy precario, con pocos lectores. Ahora hay cosas nuevas, con otros valores, nuevas maneras de ver el mundo. También se está rompiendo la tradición de alguna forma: lo que nosotros mamábamos cuando éramos jóvenes no es lo mismo que los que maman los chicos ahora, sin embargo antes sí había una continuidad. Ahora con internet, las variaciones que hay en el mundo, la cantidad de información, cambia muchas cosas.
Se volvió vieja muy pronto esta cuestión de la literatura. El mundo avanza, tiene otras cuestiones y de a poco va quedando muy primitivo, muy precario, con pocos lectores. Ahora hay cosas nuevas, con otros valores, nuevas maneras de ver el mundo
-¿El libro, en formato papel, vos lo ves tendiente a desaparecer?
-Todavía no, pero creo que sí. Dentro de treinta años va a ser distinto. La literatura como un solo concepto ya no sirve más, es una mezcla. Ya toda la cuestión del autor, el editor, se va a ir borrando con el tiempo. Hoy en día cualquiera puede editar sus cosas, no se necesitan los roles que había antes. También se recorren caminos distintos a los que recorrimos nosotros como generación y yo estoy atento a esos cambios, a este mundo.
-¿Tenés alguna rutina o algún método a la hora de escribir?
-Antes escribía mucho, tenía una facilidad y la aprovechaba. No tenía método, pero sí si empezaba algo lo terminaba casi, por ejemplo. Cada escritor tiene sus propias armas, son casos distintos. Yo siempre tuve la idea de terminar las cosas en el menor tiempo posible.
-Para alguien que está empezando a escribir, o quiere hacerlo, ¿qué consejos le darías?
-Leer mucho y disfrutar. No pensar que se van a leer el gran libro e ir viendo. La escritura de pronto es un diseño de la realidad, uno puede inventar todo, que creo que es lo mejor. De cierta manera todo está dicho y hecho, pero como escritor podés agarrar todo lo que está hecho para re-inventarlo, re-hacerlo. No hay nada mejor que inventar un diseño propio para decir las cosas, pintarlas, dibujarlas, componerlas. Siempre hay una nueva manera de hacerlo, es algo muy lindo y eso se logra haciendo, haciendo y haciendo. Ahí vas adquiriendo la pasión, la energía, el entusiasmo. Si vos no haces, es difícil, tenes que estar en la búsqueda siempre.
“De cierta manera todo está dicho y hecho, pero como escritor podés agarrar todo lo que está hecho para re-inventarlo, re-hacerlo. No hay nada mejor que inventar un diseño propio para decir las cosas, pintarlas, dibujarlas, componerlas. Siempre hay una nueva manera de hacerlo, es algo muy lindo y eso se logra haciendo, haciendo y haciendo”
-Después de doce años del lanzamiento de Eloísa Cartonera, ¿te sorprendió el recibimiento que tuvo?
-Sí, lo mejor de todo es que nos hemos mantenido y tenemos muchos lectores, además los libros son baratos y lindos. Después todo lo demás puede servir de publicidad en muchos casos, no mucho más. A nosotros nos aporta para poder vender los libros que hacemos nosotros mismos.
-La editorial siempre fue vista como un lugar para autores nóveles y alternativos.
-Tenemos un catálogo abierto, no apoyamos la idea de publicar solo los conocidos.Ahora hay de todo, hay muchos autores jóvenes, cada vez se va abriendo más. Estoy en contacto con poetas jóvenes, muchos me gustan, los admiro.
-A partir de esa relación, ¿conocés el movimiento de poesía slam?
-No, mucho no lo conozco. Sé lo que es, de hecho una vez participé en una actividad de esas. Están buenísimas, me gusta eso de poder hacer algo en el momento sin tener que pensar en escribir el gran poema. Lo mismo cuando pinto cuadros, no lo hago con la idea de hacer una gran obra.
-¿Desde cuando surgió tu interés por la pintura?
-Siempre dibujé mucho, pero hace un par de años solamente que me agarró este interés, con la intención de buscar una nueva forma de expresarme. Yo empecé haciendo relatos graficados, como historietas, también poemas visuales, algo que me resultaba muy divertido. En definitiva, yo hago lo que me divierte, sino no lo hago, aunque parezca amateur. ¿Quién dice que lo amateur no puede ser arte?
Me gusta eso de poder hacer algo en el momento sin tener que pensar en escribir el gran poema. Lo mismo cuando pinto cuadros, no lo hago con la idea de hacer una gran obra.
-¿Se puede decir que hoy en día tenés más interés en pintar que en escribir?
-Hoy al menos me parece más divertido, experimentar con los colores me atrae mucho.
-Con algunas respuestas que das, queda la idea de que sos como un escritor en retirada.
-En retirada no, pero estoy viendo otras cosas, aprendiendo. Ya tengo figura de escritor, escribí más de veinte libros. Pienso que hay que disfrutar más de la vida y no es estar pendiente de una sola cosa. Con el tiempo yo aprendí eso. Me gustaría hacer música, otras cosas, filmar, por ejemplo. Ahora estoy con lo relacionado a la pintura, pero seguro después me interese por otras cosas. Es un proceso.
-Ya sea en la escritura, la pintura o con Eloísa Cartonera, ¿cuáles son tus próximos proyectos?
-No tengo proyectos, soy un hombre sin proyectos. Siempre vivo el día, disfruto de mis hijos chicos, pinto, dibujo, cuando quiero escribir escribo.Trato de leer las cosas que tengo alrededor, estoy todo el tiempo intentando hacer cosas nuevas, no tengo mucho tiempo para estar pensando esas cosas. Yo voy haciendo las cosas al tuntun, rápido, sino no hago nada. Se puede decir que mi proyecto, como te decía antes, es siempre ir aprendiendo y descubriendo nuevas cosas
Otras ediciones de «Qué es la poesía»: