La poesía de Tomás Rosner es una clara muestra de lo elástica que puede ser este género y cómo es posible coquetear con la oralidad, el humor, lo más cotidiano y lo más abstracto al mismo tiempo. Dentro de este estilo, se desarticulan ciertas ideas de lo que se supone debería ser un poema. El verano de cada uno (Abre, 2021) intenta quebrar en cada uno de sus textos lo que se podría esperar de la “Poesía con mayúscula” para dar lugar a una ironía en tono coloquial.
Sobre el autor
Tomás Rosner nació en Buenos Aires en 1986. Es abogado y docente de «Derecho y literatura» en Facultad de Derecho (U.B.A.), donde también integra el Seminario permanente de investigación en derecho y literatura (Instituto Gioja). Además, integra el equipo editorial de la Revista Poliedro (Universidad de San Isidro) y es el creador de la cuenta de Instagram @los_fatales, espacio desde el que difunde poesía y oralidad produciendo contenidos audiovisuales y organizando eventos culturales. Sus dos libros de poesía son Ginseng, publicado en 2018, y El Verano de cada uno (Abre, 2021)
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1 – Templanza
¿No será un año para menos palabras?
En sólo dos meses,
dejó bien en claro
que,
detrás de sus días
llenos de actividades,
se esconde un intruso
que reclama
hospitalidad absoluta.
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2 – Mañana no puede seguir siendo esto
Llueve en Buenos Aires
y todos quieren cambiar de vida.
Los porteños ya saben:
si el diluvio los agarra a las cinco de la tarde
en un café
de esos que guardan medialunas en campanas,
se abre un portal.
Para mirar a las cosas,
no hace falta
frenarlas.
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3 – Adulto
es quien no ve
la luz
sobre las plantas del balcón.
Volver a casa
como un desertor
que encontró
su tierra.
Sobre las montañas de niebla,
las moscas son pájaros.
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4 – Seguir escribiendo
En este lunes
sin orillas,
la huella de dolor es mínima.
Desde que pagué la suscripción para videollamadas,
las palabras de los amigos
volvieron a ser parte de una voz.
Subsiste un aftertaste
metálico,
es cierto,
pero se soporta.
Necesitaba estabilidad y creí encontrarla
en un cuaderno Avón
y una birome Bic.
Escribí que la histeria
es la historia del hombre
y una frase que a vos te encanta:
¡hay que descartar a los giles!
Ni bola a los periodistas:
recomiendan que
para leer poemas,
mejor andar distraído.
No vaya a ser que te entre una bala.
No serías responsable,
llevarías al colapso el sistema de salud.
No entendieron que
en cuarentena,
más vale una buena paja
que mil
pajitas de mierda.
Vivimos en un país de hombres vehementes.
Mi amigo El Toto
hizo un asado entero puteando a Francis Malman
y Alfredo Coto se jacta de habernos convencido
de que su supermercado
es el más barato.
¿Quién iba a decir,
que, al final,
lo único sólido era la poesía?
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5 – Esto es Uruguay
me dijo mi viejo
cuando entramos a Tacuarembó
y lo primero que vimos
fue a un anciano con galera
pedaleando una bici.
En esa época,
papá todavía no se peleaba con los mozos.
Después de mear en una Texaco,
retomamos la ruta a Florianópolis y
jugamos a las ciudades con nombre lindo:
Amsterdam,
Nairobi,
Okinawa (no es ciudad, pero la computamos igual)
Viena,
Shangai,
París,
Curuzú Cuatía,
Sidney,
Arizona.
Ganó la primera,
la que inspiró el juego:
Tacuarembó.
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