Esta propuesta de grabaciones que reversionan relatos clásicos tiene su mayor apuesta no solo en tocar temas como el matrimonio igualitario, el feminismo y la adopción, sino en incluir en los relatos a los verdaderos protagonistas: los niños. Querer criar princesas y guerreros ya no está en los planes de la educación actual y Cuentos Feroces sabe dar cuento de eso.
“¡Basta! Papi, ¿Vos te creés que cantándonos esa canción nos vamos a dormir? ¿En qué año vivís?” Así exclama una de las niñas del proyecto Cuentos Feroces, en respuesta a su papá que le canta Un elefante se balanceaba. Desafiantes, son las hijas quienes obligan a sus padres a actualizarse y contarles historias distintas. Esta propuesta de grabaciones que reversionan relatos clásicos, tiene su mayor apuesta no solo en tocar temas como el matrimonio igualitario, el feminismo y la adopción, sino en incluir en los relatos a los verdaderos protagonistas de los cuentos infantiles: los niños.
La reescritura de historias para chicos con una mirada actual es impulsada por una sociedad en constante cambio. Gracias a esto, muchos proyectos infantiles, como el éxito Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes, tienen la intención de salir del molde y ofrecer ideales diferentes.
Cuentos Feroces nace en plena pandemia otorgando la posibilidad de viajar en el encierro de la mejor manera: a través de la voz. En un momento cargado de estímulos tecnológicos y bastante alejado de las demás personas, estas grabaciones abren las puertas a una nueva actividad
Sería errado dejar, únicamente, en manos de los adultos el triunfo de la reinvención. Shumi Gauto, creadora junto a su compañero Joaquín Bachrach de Cuentos Feroces, sabe esto muy bien. Por eso, en sus grabaciones, que incluyen Caperuzota Azul, Beto y la fea, El vestido del Rey Ignacio, etc., las voces de las nenas que escuchan los relatos son factor fundamental para impulsar esta capacidad de reinventarse. Son ellas quienes se preguntan y desmienten algunos inventos un tanto excesivos de sus padres.
Pero, sobre todo, son ellas quienes aceptan y no se sorprenden al escuchar sobre un rey que juega al futbol y usa vestidos, un príncipe enamorado de otro príncipe, una madre trabajadora y padres que esperan, deseosos, que los nenes se duerman de una vez para poder descansar.
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Cuentos Feroces nace en plena pandemia otorgando la posibilidad de viajar en el encierro de la mejor manera: a través de la voz. En un momento cargado de estímulos tecnológicos y bastante alejado de las demás personas, estas grabaciones abren las puertas a una nueva actividad: escuchar. Permiten, durante los 15 minutos que dura cada cuento, abstraerse del mundo circundante y librarse de cualquier otra actividad para dedicarse, solamente, a oír.
Quienes se encargan de abrir los horizontes y acompañar en los viajes son voces reconocidas. Entre ellas: Boy Olmi como Antonio en Los músicos de Neuquén, Gonzalo Heredia como príncipe Valentino en El príncipe arveja, Stefi Roitman como Ethel en Gabi y Ethel, Paula Grinszpan como la pefita anciana en La pefita fea y muchos más.
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“Maso menos como en todos los cuentos que siempre hay reinos” responde una de las nenas a Gauto, quien pone voz a la madre relatora, al oír las palabras había una vez un reino… cuando comienza una nueva historia. Sí, son reinos, pero muy distintos a los originales.
Este proyecto se ocupa, no solo de incluir personajes acordes a la actualidad, sino también de cancelar la romantización. Los planetas, ciudades y países en donde se sitúan los cuentos feroces tienen problemas de verdad y sus protagonistas no son héroes que resuelven todo con una espada
Un lugar muy muy lejano parece ser siempre estar lleno de hadas, lagos y sol. Este proyecto se ocupa, no solo de incluir personajes acordes a la actualidad, sino también de cancelar la romantización. Los planetas, ciudades y países en donde se sitúan los cuentos feroces tienen problemas de verdad y sus protagonistas no son héroes que resuelven todo con una espada: representan a personas que, como quienes escuchan, tienen dudas y luchas internas.
Esta es, quizás, la mayor dificultad en las historias clásicas: la exclusión. Parece ser que, en esos mundos ideales, los únicos desafíos son dragones y princesas encerradas. De esta forma, los niños, lejos de verse interpelados, se encuentran sin un respaldo en el cual recostarse con sus verdaderas inseguridades.
El cambio de género, la diversidad sexual, el acoso y el bullying son cosas recurrentes en las vivencias de la infancia, ¿Por qué entonces nos pasamos décadas impulsando a los chicos a pelear contra lobos malvados y hechiceras? Las luchas más importantes son las que están adentro y a su alrededor. No es necesario viajar a tierras encantadas ni inventar dragones para crear héroes.
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Los cuentos feroces incluyen estos temas, lejos de escaparles, logrando así no subestimar a sus oyentes y también, ayudar a los padres que se ven envueltos en una crianza diferente a la del pasado. “Pará, yo no pienso leer esto… ¿La querían porque era linda? ¿Buen humor constante? ¿Quién tiene buen humor constante?” Se enoja Shumi Gauto al comenzar a leer la historia de Caperucita en la grabación de Caperuzota Azul. Y así, enfrentada a dos nenas que no deberían crecer con la exigencia de no poder enojarse para ser queridas, es como ella decide: “les voy a contar un cuento de una chica… normal.”
Querer criar princesas y guerreros ya no está en los planes de la educación actual. Por lo tanto, que haya un proyecto que permita abrir un espacio de charla a temáticas que atraviesan a las familias y que hablan sobre todo tipo de personas y personalidades, es un alivio.
Con un humor que recuerda al de María Elena Walsh y el mismo interés genuino por impulsar mentes abiertas, los cuentos feroces son una apuesta que se adapta, además, a las nuevas tecnologías
Con un humor que recuerda al de María Elena Walsh y el mismo interés genuino por impulsar mentes abiertas, los cuentos feroces son una apuesta que se adapta, además, a las nuevas tecnologías: sus grabaciones se encuentran como podcast en Spotify, en su propio canal de Youtube y el proyecto cuenta con un perfil de Instagram (@cuentosferocesok)
Dejar de crear princesas ideales y hombres fuertes es solo la mitad del camino. La otra y, tal vez, la más importante, es darles a los niños importancia que tienen a la hora de crear mundos actuales, en donde ellos, los héroes reales, son protagonistas.
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