Pedir un deseo, prenderle fuego: poesía que se extiende como las llamas

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EdicionesContinente acaba de publicar una antología que reúne a 20 poetas latinoamericanas de 20 países diferentes. Las autoras, nacidas entre 1982 y 1997, se inscriben en una larguísima tradición de la región con potencia y variedad de estilos. La selección estuvo a cargo de Elizabeth Maia Gravioto.

Por Tamara Grosso*



Es necesario un mapa del fuego: no del que arrasa las tierras de toda la región, sino del que ilumina. Este libro de Ediciones Continente que reúne la poesía de 20 mujeres jóvenes latinoamericanas hace ese trabajo de cartografía, y deja encendida la llama para que el fuego se extienda. Es una invitación a seguir buscando, seguir leyendo poesía de mujeres y disidencias y seguir escribiéndola. 

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«Cada poema es un fuego, le guste a quien le guste, le pese a quien le pese», escribe Elizabeth Maia Gravioto, a cargo de la selección, en las palabras preliminares: ese potente y bello texto no es un prólogo que busque etiquetar estilos ni justificar elecciones estéticas, sino que es casi otro poema, que contagia emoción por la escritura de las 20  escritoras elegidas y por la poesía de mujeres latinoamericanas en general. 

Escribe la uruguaya María Virginia Finozzi en “Carta a un padre”: «todo no fue suficiente / y la náusea y el hastío te fundaron / Hombre». Denuncia el desprecio de los hombres hacia las mujeres, sin importar quienes sean: parejas, hijas, madres de sus hijas.

Gravioto gestiona hace algunos años la librería La ladrona de libros (@ladridebrolis en Instagram) y así relata el proceso de compilación: “Recibo poemas desde Ecuador, Colombia, México, Nicaragua: con algunos lloro. Me llama por teléfono un amigo y me dice que no exagere. Le corto. Me manda un mensaje. me escribe exagerada”. Esa misma escritura potente y que no ahorra en denuncias se puede encontrar a lo largo de Pedir un deseo, prenderle fuego, mudando por diferentes voces.  

Escribe la uruguaya María Virginia Finozzi en “Carta a un padre”: «todo no fue suficiente / y la náusea y el hastío te fundaron / Hombre». Denuncia el desprecio de los hombres hacia las mujeres, sin importar quienes sean: parejas, hijas, madres de sus hijas. Y la marplatense Lena Díaz Perez, en “Butilescopolamina por las dudas”: «me repasé los pelos de la ceja con la pinza / vaya que duele arriba del párpado / me repasé los pelos por si me mirabas muy de cerca / semejante actividad para que te guste lo que veías de cerca». Denuncia estereotipos de belleza y demandas, exigencias que las mujeres nos acostumbramos a cumplir. 

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Pedir un deseo, prenderle fuego

Pedir un deseo, prenderle fuego (Ediciones Continente, 2020)


Otra temática que aparece en Pedir un deseo, prenderle fuego es la relación con la maternindad, pero no necesariamente desde su ejercicio o desde el deseo. La poeta polaco-panameña Magdalena Camargo Lemieszek escribe “Carta al hijo que no tendré”, y dice: «imagina la más poderosa de todas las metáforas, / coloca frente a ti una cuesta ominosamente pronunciada / y échate a correr / con tanta fuerza / como puedas». Y la cubana Darcy Borrero Batista escribe en “Semántica de la maternidad o tataravinko”: «¿mi madre dice palabras que no existen? / ¿mi madre me toma por algo que no existe? / Prefiero pensar que el neologismo responde a la necesidad de designar / (desconociendo todo lo preexistente), algo tan suyo / como las entrañas». 

Otra temática que aparece a lo largo de la antología es la relación con la maternindad, pero no necesariamente desde su ejercicio o desde el deseo.

La madre también aparece en el poema “Vergüenza del exilio” de la mexicana Martha Mega, y en este caso también hablando de la violencia ejercida por las dictaduras en la región y sus consecuencias más terribles: «mi madre fue arrancada / del vientre / de buenos aires / la madre de mi madre / quemó las fotos de su hija / en silencio / quemó las fotos de su hija». 

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Esta no es la primera vez que Ediciones Continente decide visibilizar la poesía escrita por mujeres jóvenes, ya que en 2018 publicaron Otros colores para nosotras, una antología de poetas argentinas compilada por las poetas Roxana Molinelli y Bárbara Alí. Ambas selecciones dan cuenta de cómo las mujeres latinoamericanas, a pesar de seguir sorteando múltiples obstáculos para lograr escribir y publicar, tejen redes y lo siguen haciendo. El resultado son poemas con la potencia del fuego, capaces de expandirse y de arrasar con lo que sea necesario para lograrlo.

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*Por Tamara Grosso, escritora.

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