Sueño Florianópolis es el quinto largometraje escrito y dirigido por la talentosa Ana Katz (El juego de la silla, Una novia errante, Los Marziano, Mi amiga del parque), con Mercedes Morán y Gustavo Garzón en los roles protagónicos. La película narra a través de una mirada sensible los vaivenes emocionales de una familia clase media que en plena década de los ’90 decide vacacionar en Brasil gracias al cambio favorable.
Sueño Florianópolis narra las experiencias de una típica familia argentina de clase media durante las vacaciones de verano, recreando el período a partir de las altas expectativas que mueven a los personajes y hacen de esta experiencia algo fuera de lo ordinario. Temporalmente está situada en los años noventa, así que Brasil se convierte en un destino turístico irresistible gracias al cambio favorable del «uno a uno» impuesto por Carlos Saúl. Florianópolis será, entonces, el destino soñado por algunos miembros de este grupo humano inclasificable. Son una familia, sí. Se muestran unidos pese a las circunstancias, sí. Pero al mismo tiempo, cada uno parece estar en su propia sintonía.
Lucrecia (Mercedes Morán) y Pedro (Gustavo Garzón) son una pareja de psicólogos que está atravesando un proceso de separación. Aún así, han decidido pasar las vacaciones juntos y festejar el cumpleaños de Lucrecia en Florianópolis junto a sus dos hijos adolescentes, Flor (Manuela Martínez) y Julián (Joaquín Garzón). En el camino tienen algunos inconvenientes que transforman la llegada a ese lugar en un sueño idílico: el viejo Renault 12 se queda sin combustible en medio de la ruta, se ven obligados a pasar una noche en un hotel de mala muerte y cuando llegan a destino se encuentran con que el lugar alquilado es una verdadera pocilga.
La salvación llega de la mano de Marco (Marco Ricca) y Larisa (Andrea Beltrao), una pareja local ya separada que los auxilia en medio de la ruta y les ofrece una casa confortable donde pasar su estadía. Ellos no sólo serán sus anfitriones, sino también las personas que despertarán fantasías en la pareja argentina. Los hijos, por su parte, vivirán sus propias aventuras con la gente del lugar y Flor llegará a tener un amorío de verano con el hijo de Marco, César (Caio Horowicz).
La película de Ana Katz narra estas experiencias con una mirada sensible y construye personajes entrañables que irán surfeando por todas las emociones al ritmo acompasado del metraje. Las locaciones elegidas son paradisíacas y la decisión de transportar esta historia a otro país resulta fundamental para recrear el distanciamiento que sienten los personajes con respecto a todo «lo conocido». Los sucesos ocurridos difícilmente podrían ser catalogados como algo extraordinario en virtud de su magnificencia, pero no hay dudas de que están por fuera de lo ordinario, apenas corridos de la realidad cotidiana, desplazándose sigilosamente por el carril aledaño.
Florianópolis presenta las diferencias suficientes como para que cada uno de los personajes sienta que puede vivir su propia «gran aventura» en este escenario donde han olvidado todas las convenciones y hasta quiénes son. Lucrecia se permite tener un affaire con Marco y decide ocultarlo; Pedro hace lo propio con Larisa, aunque siente la necesidad de confesárselo a su mujer; Flor se adhiere a la figura de César y Julián decide viajar hasta Bombas y Bombinhas para encontrarse con unos amigos. Cada quien tramita sus emociones como puede. Aquí hay un paisaje y una lengua diferentes, costumbres con las que deberán familiarizarse, tonos y hasta un ritmo distinto. Sueño Florianópolis marca el final de una etapa (la del matrimonio protagónico) y el comienzo de algo nuevo, que oscila permanentemente en esa delgada línea que divide lo triste y melancólico de lo patético y absurdo. Es también un relato de desencanto y nuevo encantamiento con el mundo: la pareja y la familia dejan de ser aquello que conocen (eso podría tener, además, una lectura análoga en el campo político).
El sutil trabajo de Katz recuerda a «Fiebre», aquel cuento de Raymond Carver donde un hombre abandonado por su mujer cierra esa etapa después de una terrible fiebre y la renuncia de la niñera de sus hijos, dos eventos que lo dejan en extrema vulnerabilidad, pero listo para salir adelante. Esta familia argentina de vacaciones atraviesa una transición similar, con varios momentos de ese humor seco (y tan efectivo) que forma parte del acervo de esta directora. Sueño Florianópolis es sin dudas uno de los estrenos argentinos fuertes de este año.