Llegan las fiestas y con ellas los momentos de reuniones y mesas familiares en donde, muchas veces, las discusiones sobre la coyuntura política y social son parte obligada del clima festivo. En esta nota, ofrecemos cinco argumentos para utilizar ante las frases mas comunes que descalificaron las luchas del ultimo año y que podrían ser útiles para atravesar las próximas semanas.
1 – «¿Por qué no denunció antes?»
Luego de que la actriz Thelma Fardin denunciara públicamente a Juan Darthés por abuso y violación, no se hicieron esperar las reacciones que descalifican su testimonio y que arremeten contra la voz de las mujeres y las luchas del feminismo. Entre las frases estigmatizantes que, como parte de un mecanismo ya conocido, responsabilizan a las víctimas y compadecen a los victimarios, una resonó particularmente en las redes sociales: «¿Por qué no denunció antes?». Como si ese tiempo pudiera desacreditar todo lo sufrido, o como si la cultura en la que nos formamos no estuviera constantemente disciplinando a quienes se atreven a hablar.
La vergüenza, la culpa, la sumisión, la responsabilidad por las agresiones recibidas son algunos de los mecanismos que operan sobre sus cuerpos y que conducen al silencio. No es fácil hablar cuando la primera reacción social es la revictimización, el examen minucioso de la ropa, de los comportamientos o de la vida privada.
Con esa pregunta no solo se ningunea el proceso personal que atraviesa una persona violentada, sino que se desconocen también las relaciones de poder que atraviesan la sociedad y que configuran la subordinación a la que históricamente estuvieron sujetas las mujeres. La vergüenza, la culpa, la sumisión, la responsabilidad por las agresiones recibidas son algunos de los mecanismos que operan sobre sus cuerpos y que conducen al silencio. No es fácil hablar cuando la primera reacción social es la revictimización, el examen minucioso de la ropa, de los comportamientos o de la vida privada. En un contexto en el que la sexualidad y la autonomía de las mujeres es un estigma, la cadena de silencios solo podía comenzar a quebrarse con el fortalecimiento de la organización colectiva, que acompaña a quienes hasta este momento se encontraban en soledad y que vuelve inaceptable las violencias naturalizadas.
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2 – «Las feministas son exageradas»
A pesar de todo lo que logró visibilizar el trabajo activo del feminismo durante el último tiempo, esta frase suele condensar muchas de las reacciones contra el movimiento de mujeres, lesbianas, travestis y trans que aún son comunes escuchar en la mesa familiar o en charlas de oficina. «No es para tanto», «Ahora todo es violencia de género», «Ya no se puede decir nada«, suele decirse cada vez que se hace visible una nueva marcha, denuncia o acción colectiva. El sentido común machista se encuentra tan arraigado en la cultura que se continua negando la cotidianeidad de la violencia de genero y de las múltiples formas en que se expresa la desigualdad y la asimetría entre roles históricamente constituidos.
Durante los últimos tres años del gobierno de Cambiemos, hubo 895 femicidios. Crímenes en donde la cosificación y el disciplinamiento son la base de las violencias, y en los que el género es condición suficiente para estar en peligro.
La brecha salarial, el acceso diferencial al trabajo, la discriminación, los prejuicios, el acoso son solo algunos eslabones de la cadena que tiene en su extremo más cruel a los femicidios, y que cada año se encuentran en aumento. Sin ir más lejos, los últimos registros elaborados por organizaciones de la sociedad civil, como Mujeres de la Matria Latinoamericana (MuMaLá), demuestran que, entre el 1 de enero y el 10 de noviembre de 2018 se cometieron, en Argentina, 212 femicidios – 21 vinculados – y 4 travesticidios. Con esta cifra, se calcula que, durante los últimos tres años del gobierno de Cambiemos, hubo 895 femicidios. Crímenes en donde la cosificación y el disciplinamiento son la base de las violencias, y en los que el género es condición suficiente para estar en peligro.
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3 – «El aborto es inconstitucional»
El debate por la legalización del aborto dio lugar a muchos mitos que, encubriendo creencias religiosas y morales, obstaculizaron un derecho fundamental para la salud pública de las mujeres y personas gestantes. Uno de los más utilizados, particularmente al interior del Congreso, fue la supuesta incompatibilidad de la interrupción del embarazo con la Constitución Nacional, el Código Civil y los tratados internacionales. Sin embargo, como explicaron varios abogados a lo largo de las exposiciones, este argumento oculta interpretaciones restrictivas y desconoce las recomendaciones de organismos internacionales que, más de una vez, instaron a Argentina a garantizar aborto legal, seguro y gratuito.
Este argumento oculta interpretaciones restrictivas y desconoce las recomendaciones de organismos internacionales que, más de una vez, instaron a Argentina a garantizar aborto legal, seguro y gratuito.
“Desde el punto de vista constitucional no existe ninguna objeción por cuanto el año 1994, cuando se reformó la Constitución, la prohibición constitucional del aborto no fue un tema habilitado ni directa ni indirectamente”, destacó en su exposición el abogado constitucionalista y Doctor en Derecho por la Universidad de Buenos Aires, Andrés Gil Dominguez. A su vez, hizo referencia a las resoluciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos respecto artículo 4º de la Convención Americana – utilizado por quienes se oponen a la legalización – que establecen la protección de la mujer por sobre la del embrión.
Abogadas como Nelly Minyerski y Marisa Herrera explicaron también cómo el Código Civil distingue claramente entre embriones y personas y cómo los argumentos contrarios recurren al Código original, que fue pensado en un momento en que las mujeres eran consideradas incapaces y en el que lo más importante era el patrimonio y no las personas. Desde este punto de vista, como explicó Minyerski en el Congreso, el embrión era solo mencionado en referencia a las posesiones y patrimonio del padre. “Tal es así que después, en todo el articulado, no se le otorga ningún tipo de derecho”, aclaró la abogada.
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4 – “La Educación Sexual Integral no es científica, es ideológica”
Otro de los debates que se encontró en el centro de la escena, particularmente durante los últimos meses, fue el de la reforma de la Ley de Educación Sexual Integral, para lograr una implementación efectiva que finalmente logre – entre muchas otras cosas – eliminar la violencia de género. Pero, a pesar de su importancia, sectores conservadores se encargaron de difundir mitos y falsedades que se replicaron en múltiples ámbitos. Uno de ellos fue la idea de que los contenidos de la ESI son instrumentos de «adoctrinamiento” que promueven un conjunto de valores contrarios a la tradición y a las convicciones familiares, atentando contra la base misma de la sociedad.
Tal como fue planteado al momento de su sanción, la ESI es efectivamente científica: sus aspectos fueron evaluados y aprobados desde múltiples disciplinas – y no únicamente desde lo biológico.
Tal como fue planteado al momento de su sanción, la ESI es efectivamente científica: sus aspectos fueron evaluados y aprobados desde múltiples disciplinas – y no únicamente desde lo biológico. Además, tiene un carácter laico, lo cual es fundamental dada la influencia religiosa de aquellos valores supuestamente neutrales y objetivos que la campaña contra la ley defiende. “Con mis hijos no te metas” se presenta falsamente como un movimiento carente de ideología, cuando, en realidad, impone construcciones ideológicas de forma constante, a través de aquella educación en la que se presenta una única visión del mundo, cargada de intolerancia y violencia hacia todas aquellas personas que excedan los parámetros de lo que consideran “normal”.
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5 – «No son 30.000»
La cifra de los 30.000 detenidos-desaparecidos durante la dictadura cívico militar no solo es un símbolo de esta reconstrucción social e histórica, sino un número que implica la crueldad del plan sistemático de desaparición, tortura y exterminio. Sin embargo, este número está lejos de exagerar la verdadera cantidad de víctimas. En principio, se conoce por testimonios de sobrevivientes, de los mismos militares y de documentos desclasificados la existencia de archivos y el registro de la cantidad de detenidos-desaparecidos que estuvieron en cautiverio. Se registraban sus nombres, les sacaban varias fotos y llevaban un relevamiento de su pertenencia política.
Desde la publicación del “Nunca Más” hasta la actualidad, la recopilación de nuevos testimonios, los listados de los desaparecidos, la aparición de nuevos datos, la existencia y el descubrimiento de centros clandestinos de detención ha ido aumentando a lo largo del periodo democrático.
Al número de 30.000 se llega de forma fragmentaria, artesanal y producto de un trabajo fuertemente militante, y responde a estimaciones que están fundadas en los datos certeros que se tienen. Las cifras siempre son inacabadas y parciales, porque la cantidad de denuncias desde el fin de la dictadura hasta la actualidad siempre siguió en constante crecimiento. Desde la publicación del “Nunca Más” hasta la actualidad, la recopilación de nuevos testimonios, los listados de los desaparecidos, la aparición de nuevos datos, la existencia y el descubrimiento de centros clandestinos de detención ha ido aumentando a lo largo del periodo democrático.
Esta reconstrucción se dio a modo de rompecabezas a través de la investigación de quienes decidieron encontrar verdad y justicia, mientras el Estado elegía ocultar, eliminar y seguir callando. A partir del 2006, la apertura a los juicios de lesa humanidad colaboró con este proceso. Hay una gran cantidad de personas que aún no hablaron, otros lo hicieron hace muy poco, pero hay familias que no pudieron o no quisieron hablar, otras que desaparecieron en su totalidad. Muchos sobrevivientes, sobre todo en los sectores rurales y en el interior del país siguen callando. Situarse en un número menor a 30.000 es minimizar el rol genocida y desconocer la dimensión clandestina de la represión. Debido a esto es que se da la imposibilidad de lograr un listado final.
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