Se aproxima un nuevo Encuentro Nacional de Mujeres, un evento único en el mundo en el que las mujeres demuestran, como todos los años, la fuerza de su organización y la necesidad de transformar las estructuras que perpetúan las desigualdades y la opresión. Esta vez se realizará en la ciudad de Trelew, provincia de Chubut, el punto más austral en el que alguna vez se llevó a cabo un encuentro, dando a las mujeres de la Patagonia nuevas oportunidades. «Nos preparamos para una llegada masiva de mujeres y para celebrarnos con generaciones contemporáneas y con generaciones pioneras, que son un regalo para todas nosotras», afirma Karina James, de la Comisión Organizadora. (Foto: China Díaz)
Del sábado 13 al lunes 15 de octubre, miles de mujeres volverán a protaganizar un evento político y social único en el mundo, que se ha constituido en una parte esencial de los movimientos feministas de Argentina. Desde su primera edición, en 1986, el Encuentro Nacional de Mujeres ha crecido exponencialmente, hasta convertirse en un fenómeno sin precedentes, con una potencia transformadora que permite cuestionarlo todo. Esta vez, la ciudad elegida fue Trelew, provincia de Chubut, el punto más austral en la historia de los encuentros. “Es una buena oportunidad para que nuestras mujeres de Patagonia puedan acceder quizás por primera vez”, comenta a La Primera Piedra Karina James, integrante de la Comisión Organizadora.
Desde su primera edición, en 1986, el Encuentro Nacional de Mujeres ha crecido exponencialmente, hasta convertirse en un fenómeno sin precedentes, con una potencia transformadora que permite cuestionarlo todo. Esta vez, la ciudad elegida fue Trelew, provincia de Chubut, el punto más austral en la historia de los encuentros.
Al cierre del Encuentro de 2017 celebrado en Resistencia, Chaco, Santiago Maldonado aún se encontraba desaparecido. La pregunta por su paradero y la denuncia de las violencias sufridas por la comunidad mapuche cruzaron el acto final, cuando las mujeres de Chubut subieron al escenario para proponer a la provincia como próxima sede. “Las hermanas originarias son parte fundamental de este encuentro y son partícipes activas de las reuniones”, dice al respecto Karina. La trata de personas, avalada por la complicidad del poder político y judicial, y la recuperación de los recursos naturales en manos de terratenientes, como Lewis y Benetton, fueron otros de los temas que resonaron antes de que la provincia patagónica fuera definitivamente la elegida.
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“La comisión organizadora se conformó con mujeres de toda la provincia y eso es algo que celebramos mucho, porque tenemos compañeras que vienen de la costa, de la cordillera, de la meseta, de las ciudades más importantes: es una conformación bastante diversa”, cuenta Karina. Trelew es una ciudad chica, de 100 mil habitantes, y una de las arterias principales para circular al interior de la provincia. Es por eso que la logística ha sido demandante. A lo largo de meses de trabajo, la Comisión Organizadora logró brindar alojamiento a 29 mil mujeres – de las 50 mil que, se calcula, participarán del encuentro -. Para esto se coordinaron las tareas con otras ciudades, como Gaiman, Dovalon, Rawson y Puerto Madryn y, además, se logró garantizar transporte urbano e interurbano gratuito para todas las personas.
Trelew es una ciudad chica, de 100 mil habitantes, y una de las arterias principales para circular al interior de la provincia. Es por eso que la logística ha sido demandante. A lo largo de meses de trabajo, la Comisión Organizadora logró brindar alojamiento a 29 mil mujeres – de las 50 mil que, se calcula, participarán del encuentro -.
Como suele suceder cada vez que las mujeres alzan la voz y demuestran ser una fuerza política organizada, aparecen las resistencias. Este año, el Instituto Nacional de Mujeres anunció que solo entregará 12 mil de las 40 mil viandas pactadas en el mes de marzo. “En Trelew tuvimos que mantener muchas reuniones con el gobierno provincial, municipal y también con diferentes responsables de organismos, sobre todo con aquellos que están asociados al ámbito educativo. De hecho, hay algunas directoras de colegios que no han habilitado sus establecimientos, a pesar de que hay una disposición estatal”, explica Karina. “También hay comerciantes que piensan que sus negocios van a ser atacados porque los atiende un hombre, e incluso personas que se encargan a través de redes sociales de diseminar esta misoginia, o de llevar miedo”, agrega.
“Trelew es una ciudad conservadora, bastante ortodoxa y, muy a mi pesar, condenatoria, por lo que algunas cuestiones resultan difíciles”, dice Karina. Al hostigamiento por redes se sumó un saqueo a la Casa de la Mujer, de la que se llevaron papeles y material de trabajo, y el intento del Consejo de Pastores de Iglesias Evangélicas de suspender el encuentro mediante una nota dirigida al intendente. Sin embargo, y cómo se destacó particularmente durante los últimos meses durante el debate por la legalización del aborto, el feminismo ha cobrado un impulso irrefrenable. “Por otro lado hay también muchísima energía joven: esas nuevas generaciones que forman una movida verde que ha acompañado los pañuelazos y las marchas por Ni Una Menos”, afirma.
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En este sentido, la presencia activa de jóvenes y adolescentes es un punto más que destacable del encuentro: marca el cuestionamiento de la sociedad machista y el grito por la autonomía desde edades cada vez más tempranas. “Estas generaciones, que ya entienden que lo personal es político, vienen empoderadas y traen posturas distintas a la hora de interpelar y de analizar. Tienen miradas super abiertas en cuanto a la diversidad, y eso es importante. Tenemos que entender que los feminismos son diversos y que este movimiento político único en el mundo ha logrado trascender a lo largo de la historia, mantenerse y prosperar, a pesar de tener ideologías distintas o pertenecer a organizaciones diferentes. Sabemos que solamente juntas debatiendo, reconociéndonos entre nosotras, en nuestras problemáticas y vivencias, podemos lograr cosas”, explica Karina.
«Tenemos que entender que los feminismos son diversos y que este movimiento político único en el mundo ha logrado trascender a lo largo de la historia, mantenerse y prosperar, a pesar de tener ideologías distintas o pertenecer a organizaciones diferentes».
Precisamente, es el espíritu plural, democrático y horizontal, lo que caracteriza a estos encuentros, en los que se visibiliza las violencias y se tejen redes. A los 71 talleres se suman este año otros dos nuevos: “Mujeres y fútbol” y “Mujer y libre determinación de los pueblos”, propuesto por las mujeres originarias. También se realizarán 89 actividades culturales y se llevará adelante la inauguración de “Al horno el patriarcado”, una feria gastronómica a la que se invitó a productores para solventar la demanda de comida. “Va a ser un active económico muy importante, entendiendo que Trelew es actualmente una de las ciudades con mayor desocupación en Argentina”, cuenta Karina. En junio, la tasa de desempleo en el aglomerado Trelew-Rawson ascendió al 12,5 por ciento.
A la tradicional marcha de cierre del día de domingo, se agrega en esta oportunidad una marcha contra los travesticidios y transfemicidios que se realizará el sábado, sumado al Festival Torta que surgió por primera vez en 2016, en Rosario, Santa Fe. Esto da cuenta de la transformación de los encuentros con el paso de los años y la ampliación de los feminismos al interior de los mismos, de las miradas y los debates sobre las disidencias y las corporalidades que se van enriqueciendo en cada nueva edición. Como todos los encuentros, para Karina este representa «una posibilidad de deconstruirse y en algún punto de formatearse, de entender que, aunque la sociedad quizás no avanza, se estanca y es obsoleta, la diversidad la ha sobrepasado, encargándose de derribar paradigmas o mover estructuras».
Para Karina el encuentro es «una posibilidad de deconstruirse y en algún punto de formatearse, de entender que, aunque la sociedad quizás no avanza, se estanca y es obsoleta, la diversidad la ha sobrepasado, encargándose de derribar paradigmas o mover estructuras».
La organización de más de 50 mil mujeres que recorren cientos de kilómetros para seguir construyendo herramientas es una experiencia poderosa. Demuestra que los movimientos feministas se expanden, que son cada vez más las que no están dispuestas a ser disciplinadas por roles de género que el status quo intenta mantener de forma cotidiana, y que el camino por empoderarse recién empieza. Es un reclamo que esta vez resonará en Chubut pero que se extenderá por todo el país y que reivindica el deseo y la libertad que durante tanto tiempo han sido negados.
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