Más de 2000 personas en todo el país realizaron el trámite de apostasía para dejar de pertenecer a la Iglesia católica en la última semana. Tras las presiones de los sectores religiosos para el rechazo del proyecto de interrupción voluntaria del embarazo, se vieron largas filas frente al Congreso nacional para realizar el trámite y ya se ha convocado otra apostasía colectiva para la semana próxima en la Ciudad de Buenos Aires.
El debate por la legalización del aborto que se dio tanto dentro como fuera del Congreso Nacional durante los últimos meses mostró el lado más oscuro y retrógrado de los argumentos religiosos, pero también la influencia que aún tiene la Iglesia católica sobre las decisiones políticas del país. Al mismo tiempo, la aparición de movimientos sociales que impulsan la separación de la Iglesia y el Estado buscan contrarrestar el peso del poder religioso demostrando que los números de fieles que dicen tener no se condicen con la cantidad de ciudadanos que aprueban sus opiniones. La multiplicación de pañuelos naranjas en las calles, en su mayoría acompañando armónicamente a los verdes, es una prueba visual del poder de este nuevo movimiento.
El debate por la legalización del aborto que se dio tanto dentro como fuera del Congreso Nacional durante los últimos meses mostró el lado más oscuro y retrógrado de los argumentos religiosos, pero también la influencia que aún tiene la Iglesia católica sobre las decisiones políticas del país.
La apostasía es el trámite que se requiere para dejar de pertenecer a la institución de la Iglesia católica. Según indica la Coalición Argentina por un Estado Laico (CAEL), la importancia de esta manifestación reside en que «para la Iglesia Católica todo bautizado es católico, está de acuerdo con sus doctrinas, y por lo tanto utiliza la cifra de bautizados (…) para imponer sus puntos de vista en la legislación y conseguir privilegios». Actualmente la Iglesia Católica afirma que el 90% de los argentinos pertenecen a su institución, y eso les aporta un nivel de relevancia muy importante a la hora de opinar sobre el rumbo de las decisiones del país.
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Apostasía Colectiva CABA 18A
Av. Corrientes y Av. Callao
De 14 a 18hsOrganiza CAEL. Los esperamoshttps://t.co/iwOJRA7J1L
Se agradece difusión
— Apostasía Colectiva (@ApostasiaAr) 12 de agosto de 2018
La CAEL realiza el trabajo de asesorar y facilitar el proceso de quienes buscan renunciar a la Iglesia Católica, y también organiza apostasías colectivas, como la que se realizó el pasado 8 de agosto en simultáneo con el debate en la Cámara de Senadores de la ley de legalización del aborto. Durante esa semana se realizaron más de 2000 apostasías en puntos a lo largo de todo el país. El 18 de agosto se organizará una nueva apostasía colectiva en la intersección de las avenidas Corrientes y Callao, en el centro de la Ciudad de Buenos Aires, como un gesto político para visibilizar el rechazo a la influencia de la Iglesia en las decisiones estatales.
El proceso para realizar la apostasía es simple: se requiere únicamente enviar una carta a la diócesis a la que pertenece la parroquia en la que la persona fue bautizada indicando su voluntad de renunciar a la Iglesia Católica.
El proceso para realizar la apostasía es simple: se requiere únicamente enviar una carta a la diócesis a la que pertenece la parroquia en la que la persona fue bautizada indicando su voluntad de renunciar a la Iglesia Católica. No es necesario incluir ninguna justificación, ya que la decisión es completamente personal. En el sitio web de la CAEL es posible descargar un modelo de esta carta. Es necesario recibir una respuesta de la parroquia confirmando el pedido, y el trámite finaliza al recibir la partida de bautismo con la notación de renuncia al margen. A pesar de que la cantidad de fieles de la Iglesia no modifica los ingresos que reciben por parte del Estado nacional (ya que estos dependen de dos decretos publicados durante la última dictadura militar), la apostasía es una manifestación popular de rechazo al poder de la mayor institución religiosa del país.