La reciente reedición de Teoría King Kong (Random House, 2018) de Virginie Despentes vuelve a poner en circulación masiva un libro que fue leído, releído y analizado en profundidad durante los últimos años. La violación en primera persona, la prostitución, la sexualidad, el empoderamiento y una visión crítica de manera global sobre la sociedad patriarcal en la que vivimos hacen de este texto una clave para entender los cuestionamientos actuales que buscan una sociedad igualitaria en todo orden.
Pocos libros se movieron de manera subterránea, clandestina, de boca en boca, como un secreto a viva voz, como Teoría King Kong de Virginie Despentes, originalmente publicado en 2006. En Argentina, algo que se replicó en otros países sudamericanos, el libro empezó a circular a través de ediciones piratas, archivos digitales compartidos de manera gratuita en Internet, libros encuadernados artesanalmente y vendidos en ferias autogestionadas. En todo debate donde el feminismo y la cuestión de género aparecía, no falta quien haga referencia al libro de la escritora y cineasta francesa, recomendando su lectura. Ahora, ese manifiesto feminista es un best seller que se consigue en todas las librerías y publicado por un grupo internacional.
En primer lugar, el libro empieza con una propuesta más que seductora: Teoría King Kong está escrito para todas las mujeres que no encajan en el ideal del actual sistema, así como también para «los hombres que no tienen ganas de proteger, para los querrían hacerlo pero no saben cómo, los que no saben pelearse, los que lloran con facilidad, los que no son ambiciosos, ni competitivos, los que no la tienen grande, ni son agresivos (…) los que prefieren ocuparse de la casa antes que ir a trabajar (…), los que tienen ganas de que les den por culo, los que no quieren que nadie cuente con ellos, los que tienen miedo por la noche cuando están solos». Algo que, en definitiva, constituye toda una decisión política.
En Argentina, algo que se replicó en otros países sudamericanos, el libro empezó a circular a través de ediciones piratas, archivos digitales compartidos de manera gratuita en Internet, libros encuadernados artesanalmente y vendidos en ferias autogestionadas.
Escrito a partir de la propia vida y experiencia de la escritora y cineasta francesa, Virginie Despentes hace un recorrido de su desembarco en el feminismo a partir del propio hacer: ir a un colegio mixto, tener una vida sexual deprejuiciada desde la adolescencia, tomar la píldora anticonceptiva a partir de los 14 años, ser violada cuando hacía dedo en la ruta, volver a hacer dedo en la ruta, ser prostituta, publicar libros en un ambiente literario machista, empezar a conocer la fama. En esa dirección, confiesa: «Durante años, estuve a millones de kilómetros del feminismo, no por falta de solidaridad o de conciencia, sino porque, durante mucho tiempo, ser del sexo femenino no me impedía gran cosa. Como tenía ganas de vivir una vida de hombre, he vivido una vida de hombre».
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A contracorriente de muchos prejuicios -basados en la ignorancia o el temor al cambio- que se tienen sobre el feminismo, en Teoría King Kong hay un llamado abierto a todas las personas que quieran participar de la revolución de los géneros, un paso clave para cualquier victoria feminista. Claro que siempre con las mujeres y los géneros no hegemónicos a la cabeza. Otorgar a los cuerpos mayores libertades, desaprender y cuestionar conductas aprendidas, rescatar lo femenino en el hombre heterosexual y lo masculino en la mujer heterosexual, abre las puertas no solo a pensar la lucha feminista, sino también la lucha contra el sistema capitalista actual. Sentencia Despentes al respecto: «El capitalismo es una religión igualitarista, puesto que nos somete a todos y nos lleva a todos a sentirnos atrapados, como lo están todas las mujeres».
En Teoría King Kong hay un llamado abierto a todas las personas que quieran participar de la revolución de los géneros, un paso clave para cualquier victoria feminista.
Presos y presas de ese sistema, pasan siglos donde las mujeres se entregan a ser tratadas como objetos en relaciones matrimoniales, a adecuarse sin ningún tipo de deseo a vidas en las que nunca van a tener la chance de alzar la voz. Como contrapartida, los hombres que se creen poderosos en esa relación, terminan siendo cuerpos reducidos a mercancía de intercambio de guerras y empresas. Todo esto, señala Despentes, en gran parte por la constante exaltación de la virilidad y feminidad, esa lógica binara que aprendemos desde los primeros días de vida.
El trabajo sexual según Despentes
El poco conocimiento sobre las complejidades que encierra cada uno de nuestros cuerpos, comenzando desde el placer sexual, hace que un silencio incómodo y cómplice sea la respuesta más habitual. Así como las protagonistas mujeres de las películas de tipo Hollywood solo son heroínas cuando actúan como hombres, o el porno mainstream construye mujeres idealizadas para el deseo masculino hegemónico, las prostitutas -algo que se podría ampliar a cualquier trabajador sexual- que quieren alzar la voz y mostrarse activamente solo encuentran rechazo o indiferencia, sometiéndolas al lugar de víctimas sin escucharlas, destaca la autora francesa.
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Despentes, que trabajó de prostituta durante dos años en su juventud, narra en primera persona esos años, comparando a la prostitución con cualquier otro trabajo, a la vez que evidencia las contradicciones de la sociedad contemporánea. En esa dirección, afirma: «Aún no veo bien la diferencia entre la prostitución y el trabajo asalariado legal, entre la prostitución y la seducción femenina, entre el sexo pagado y el sexo interesado (…) Entre la feminidad tal y como se nos vende en las revistas y la de la puta, se me escapa siempre el matiz de diferencia».
Entre la feminidad tal y como se nos vende en las revistas y la de la puta, se me escapa siempre el matiz de diferencia»
Ahora bien, por más que Despentes se reconoce mucho más cercana al feminismo que está a favor del trabajo sexual en relación a la corriente abolicionista, se encarga de dejar en claro que no todo es positivo en el trabajo de una puta: «Cabría comparar el estar enganchado a una droga dura y ser puta. Todo empieza bien: sensaciones de poder fácil (sobre los hombres, el dinero), emociones fuertes, descubrimientos interesantes sobre ti misma, liberación de dudas. Pero es un alivio traicionero, los efectos secundarios son duros, sigues buscando las sensaciones del principio, como con la droga (…) Durante cierto tiempo estuve sí, volviendo y dejándolo, hasta que me convertí en Virginie Despentes».
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La violación en primera persona: repensar la sexualidad como camino a la deconstrucción
Para concluir, uno de los momentos más trascendentales de Teoría King Kong es el relato en primera persona de la violación sufrida por la autora y una amiga mientras hacían dedo a la vuelta de un recital por parte de tres jóvenes que accedieron a llevarlas. Buscando visibilizar un delito que siempre se intenta silenciar o maquillar, Despentes es punzante, interpelando a todos los lectores, sin importar que tan cercanos al feminismo se autoperciban.
«Nos obstinamos en hacer como si la violación fuera algo extraordinario y periférico, fuera de la sexualidad, evitable. Como si concerniera tan sólo a unos pocos, agresores y víctimas, como se constituyera una situación excepcional, que no dice nada del resto. Cuando, por el contrario, está en el centro, en el corazón, en la base de nuestra sexualidad»
«Nos obstinamos en hacer como si la violación fuera algo extraordinario y periférico, fuera de la sexualidad, evitable. Como si concerniera tan sólo a unos pocos, agresores y víctimas, como se constituyera una situación excepcional, que no dice nada del resto. Cuando, por el contrario, está en el centro, en el corazón, en la base de nuestra sexualidad», escribe la autora de manera desafiante, a la vez que continúa con su postura original sobre repensar los conceptos de virilidad y feminidad. «La violación, el acto condenado del que nos debe hablar, sintetiza un conjunto de creencias fundamentales sobre la virilidad», afirma al respecto Despentes.
Con respecto al rol del hombre dentro del feminismo, en los últimos años la autora se mostró desilusionada sobre el rol que se tomó por parte de ellos: «Necesitan poner luz sobre esto porque nosotras no podemos hacer mucho más. Me refiero a que hablamos, estudiamos, nos apoyamos, y los hombres entretanto nada. Yo, si fuese hombre, me sentiría muy interpelado«, señala en una entrevista a El Diario de España en febrero de este año. «Es necesario que los hombres pongan en palabras su sexualidad y reflexionen sobre sus actos, sus prácticas y sus pensamientos. Que salgan de esa oscuridad que rodea a su vida sexual», destaca en el mismo diálogo.
Ahora bien, en el mismo reportaje realizado por la periodista Mónica Zas Marcos, deja en claro su postura sobre la participación de los hombres en el movimiento actual feminista: «Soy la primera que desconfío de los hombres feministas, pero si queremos convivir y queremos una cultura heterosexual sana, tienen que compartir esta lucha porque son ellos el problema. Son ellos los que cobran más y los que acosan, y tienen que solucionarlo.»
En definitiva, haciéndole trampa a la matrix, Despentes logró que un libro que obliga a repensar la forma en la que nuestras identidades se construyen circule de forma masiva en los ámbitos oficiales dentro de la indsutria editorial. Al igual que autoras argentinas como Selva Almada, Gabriela Cabezón Cámara o Luciana Peker, la presencia de estos libros en las librerías de todo el país representa un paso más en una carrera eterna pero irreversible: la deconstrucción.
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