La serie de poemas que conforman La relación con los objetos (Caleta Olivia, 2018) de Ariel Bermani muestran una poética que apunta a la memoria y a la sentimentalidad, donde a cada paso que se da hay una suerte de ensayo sobre el pasado y el presente. Con un estilo ligero, que remite a la oralidad más confidencial, el autor logra meter al lector en un universo compartido a pesar del carácter autobiográfico del libro.
Sobre el autor
Ariel Bermani nació en Gran Buenos Aires, en 1967. Desde hace varios años coordina talleres de lectura y escritura. Publicó cuentos, artículos y poemas en numerosas revistas y participó de distintas antologías de cuentos. Es autor de seis novelas: Leer y escribir (Interzona, 2006), Veneno (Emecé, 2006), El amor es la más barata de las religiones (Hum, 2009), Quedarme acá (Eloísa Cartonera, 2014), Furgón (Paisanita Editora, 2014), entre otros.
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Celebrar la derrota
La memoria a veces es traicionera y otras veces puede ser el primer paso para que la poesía aparezca para dar sentido a la propia autobiografía. Algo de eso puede encontrarse en La relación con los objetos (Caleta Olivia, 2018) de Ariel Bermani, donde el espejo retrovisor que propone el autor no solo muestra al lector los recuerdos, sino que busca comprenderlos y ver su relación con un presente que se rige por «la música que produce/ la sangre/ cuando bombea/ el corazón/ y sube/ y baja/ por las venas» .
Algo que se puede evidenciar desde el primer poema de La relación con los objetos es como Bermani propone una poética que va de lo micro hacia lo macro, donde recuerdos personales de escenas que a priori pueden parecer mínimas, sirven para explicar comportamientos y formas de ser del presente. Se puede leer, en ese sentido: «hasta que/ entendí / o creí/ entender/ y empecé/ a jugar/ con/ aguerrida/ torpeza/; o también: «Lo de aguerrido/ lo fui perdiendo/ más bien/ soy un tipo/ suave/ tranquilo».
Partiendo desde lo micro a lo macro, del pasado al presente, de lo personal a lo colectivo, La relación con los objetos es un libro para leer con calma, la misma que propone el propio autor. Leer cada poema y releerlo, puede derivar en una epifanía producto de extrapolar detalles de una relación sentimental frustrada: «Me pidió/ que me fuera/ de mi propia/ cama/ y tuve que dormir/ en el piso/ sobre una bolsa/ de dormir»; en la misma dirección ocurre con el subir y bajar de una tribuna: «hay que correr/ evitando/ meter los pies/ en un agujero/ de las tablas».
Con mirada reflexiva, Bermani demuestra que la poesía no nace meramente de los objetos, sino de la relación que se mantiene con ellos. Cabe destacar, para concluir, que lo largo del poemario hay un trabajo con el lenguaje que remite a una oralidad cercana, como si se hablara teniendo toda una tarde de ocio por delante.
En esa dirección, hay una suerte de ensayo a lo largo de cada poema, como si la voz poética reflexionara a la vez que dice, buscando explicaciones y encontrando, en su lugar, más preguntas. No es casualidad que los poemas de La relación con los objetos no tengan título, remitiendo quizás a que no hubo una idea preconcebida: el poema, como el camino, se hace al andar.