Zelaya es un espacio vivo y un territorio en disputa: las artes escénicas, el cine, la literatura y la música se pelean por tener un lugar en esta magnífica casa-jardín situada en el barrio del Abasto (Zelaya 3134). Lo bueno es que cada una de esas disciplinas consigue conquistar algún rincón, apropiárselo y resignificarlo. El martes 3 de abril Federico León presentó en sociedad este espacio diseñado por su padre arquitecto —Luis León—, que hasta hace poco fue su casa y hoy ya se ha convertido en un lugar de tránsito artístico-cultural. La Primera Piedra estuvo ahí.
El marte pasado se realizó un encuentro en ZELAYA, la sala de Federico León, que reunió a varios miembros de la comunidad artística y dio inicio a la temporada 2018, presentando oficialmente la programación de abril/mayo con un anticipo de algunos ciclos y actividades que habrá durante el año. La sala está ubicada en el barrio del Abasto y nació en 2015, cuando las actividades se apropiaron de la vivienda de Federico transformándola en un territorio de exploración artística. La programación es muy ecléctica e incluye teatro, cine, literatura, seminarios y talleres.
«El teatro le ganó a la casa y el año pasado me terminé mudando», contó Federico León con una timidez que, sin embargo, desató varias carcajadas entre los presentes. «La idea es poder ir descubriendo cuál es la especificidad de este lugar; en principio, la idea es que sea un lugar de encuentro entre distintos artistas, disciplinas y públicos», remarcó el fundador de ZELAYA. Y si la idea era configurar un territorio multidisciplinario de indagación, exploración y experimentación artística, el anticipo de lo que se viene parece certificarlo.
En la noche del martes se desplegó toda la programación de los próximos dos meses en «formato trailer», es decir, los invitados pudieron degustar pequeñas muestras de esta «impronta zelayesca» de lo exploratorio y lo diverso. Después de las palabras iniciales de León, Agustina Luz López —curadora del ciclo Lecturas en el jardín— presentó a los dos escritores que dieron apertura a la muestra: Candela Benetti y Pablo Katchadjian.
Después fue el turno de Fernando Martín Peña que, en un formato íntimo y con una impronta muy artesanal (él trae las cintas y el proyector desde su casa), presentó/proyectó un cortometraje en 16 mm. Una de las diferencias notables con respecto al ciclo que este historiador suele llevar adelante en el MALBA es que, luego de presentar el film, no se mete en una cabina individual sino que permanece entre el público, y los espectadores pueden disfrutar del ritual de proyección porque el proceso queda expuesto ante sus ojos. Este gesto de calidez y artesanía es uno de los sellos distintivos de la obra de León y de su espacio; según él, «las obras siempre dan cuenta de sus procesos de producción», y esa es una de las razones por las cuales ZELAYA puede ser concebida como una obra de arte en sí misma.
Finalmente, después de unas ricas empanadas y algunas copas de vino, tuvo lugar el cierre a cargo del proyecto musical de Julián Tello (también actor en la obra Las ideas de Federico León), que combina rap con sonidos electrónicos y una muy buena energía entre todos sus integrantes.
Desde el 14 de abril, se realizará una nueva temporada de Las ideas (Federico León) y desde el 18 de abril se presentará una versión exclusiva de Cimarrón (Romina Paula) que se realizará en el jardín de ZELAYA. En cine, continuará el ciclo Un diccionario de cineastas, a cargo de Fernando Martín Peña. La literatura estará presente a través de Lecturas en el jardín, con curaduría de Agostina Luz López y comenzarán a dictarse talleres y seminarios. Todo en este nuevo espacio que vale la pena conocer: Zelaya 3134, Abasto.