Vientre, el hueco de donde venimos es el nuevo espectáculo de la compañía Malvado Colibrí, a cargo de Marcos Arano (director y co-dramaturgo junto a Gabriel Graves). La pieza sintetiza magistralmente el recorrido de las mujeres olvidadas por la historia; se trata de un homenaje digno, una obra exquisita y un mensaje contundente en boca del teatro. Hacer teatro es una forma de lucha, y la gente de esta compañía nos lo recuerda a través de la música, la danza y el lenguaje clown que siempre es clave en las propuestas de Arano (Patriada, Tierra Partida). Vientre puede verse los domingos a las 20 hs. en La Carpintería (Jean Jaures 858).
Vientre, el hueco de donde venimos expone de manera magistral el recorrido de las mujeres que han sido olvidadas por la historia; esas mujeres que lucharon, pusieron el cuerpo y lo dieron todo (incluso sus propias vidas) por conquistar derechos, por construir un mundo mejor y más igualitario. Hoy gozamos de esos derechos gracias a su coraje, así que no hay mejor manera de rendirles homenaje que con este recuerdo vívido en manos de las actrices y los actores que, a su manera, también ponen el cuerpo en escena y dan la batalla desde sus trincheras.
En Vientre el espectador se encontrará con algunas sorpresas. La primera es que la obra comienza mucho antes de lo esperado; no en la sala y con el público ya ubicado en sus butacas, sino un rato antes, sobre la vereda de La Carpintería (Jean Jaures 858). Los músicos y actores hacen su ingreso al hall desde las calles (porque, claro, la lucha empieza y debe continuar en la plaza pública). Llegan como en una troupe circense y, al mismo tiempo, macabra. Las lloronas visten su riguroso luto: pañoletas y vestidos negros. Todos van hacia un funeral. Caminan lento, como en una procesión, desgarrándose en llanto pero con sus rostros cubiertos de maquillaje blanco y sus narices coloradas de payasos. Este es el primer shock.
Las otras sorpresas no serán develadas aquí, pero sí se dirá que Vientre es una obra que vale la pena ser vista y, sobre todo, en estos tiempos, porque pone en escena una realidad histórica y actual: la lucha feminista se ha visibilizado fuertemente en los últimos años, pero viene dándose desde hace siglos. Este recorrido histórico nos permite vislumbrar algunas de las figuras y colectivos femeninos que protagonizaron acontecimientos que no deberían ser olvidados. ¿Cómo armar un proyecto futuro sin historia? En tiempos donde parece haber ganado terreno el discurso político del «miremos hacia adelante, no hacia atrás; construyamos el futuro», resulta clave tener buenos espejos retrovisores como la propuesta de Arano.
Micaela Bastidas (compañera revolucionaria de Túpac Amaru), Alicia Moreau de Justo (médica y política socialista), Rosario Vera Peñaloza (educadora y pedagoga), Julieta Lanteri (fundadora del primer partido feminista en Argentina), Eva Perón (durante su renuncia a la candidatura presidencial a causa de su cáncer de útero), la huelga de las escobas en 1907 (contra la suba de alquileres y bajo la represión del Jefe de Policía Ramón Falcón) son algunos de los puntos fuertes de la propuesta.
Este recorrido histórico nos permite vislumbrar algunas de las figuras y colectivos femeninos que protagonizaron acontecimientos que no deberían ser olvidados. ¿Cómo armar un proyecto futuro sin historia? En tiempos donde parece haber ganado terreno el discurso político del «miremos hacia adelante, no hacia atrás; construyamos el futuro», resulta clave tener buenos espejos retrovisores como la propuesta de Arano
Con excelentes composiciones musicales a cargo de Ian Schifres; interpretaciones geniales como las de Lala Buceviciene (su momento como Evita es memorable porque reúne emoción y humor en la misma escena, algo muy difícil) o los sepultureros (Rodrigo Frascara y Marcelo Sapoznik); voces talentosas como las de Eugenia Encina y Liliana Isaguirre; cuadros muy logrados como la danza con esqueletos o la manipulación del sepulturero para volver a meter un cuerpo dentro del ataúd (que incluye la participación de algún valiente del público), Vientre logra dinamismo escénico y un buen ensamble de música/danza/clown/actuación.
Con adecuadas dosis de humor y reflexión, Arano y Graves nos invitan a repensar la historia en clave feminista. Gran despliegue de recursos para una puesta que es capaz de hacernos derramar lágrimas de risa o emoción en iguales cantidades. Un detalle: que el director de la obra esté sentado en un pasillo riendo y tomando notas en un cuaderno puede darnos la pauta de que la propuesta irá superándose función a función. Muy recomendada.