El poemario Espejo de resonancias (Peces de Ciudad, 2017), de Fernanda López, avanza con sinceridad por un camino de desamor que marca, con cada palabra, las formas de la ausencia. Con un atmósfera cargada de imágenes, la interioridad se vuelve tangible al exponer los sentimientos guardados tras una despedida.
Sobre la autora
Fernanda López nació el 7 de septiembre de 1983 en la Ciudad de Buenos Aires . Se formó como Licenciada en Trabajo Social en la Universidad de Buenos Aires, especializándose en Infancia, Adolescencia y Familia. En el último tiempo, varios de sus textos fueron publicados en distintas revistas y antologías de cuentos con otros autores. En el año 2011, participó de la creación del colectivo comunitario “Despertar Popular”. En 2016 inició la carrera de Artes de la Escritura en la Universidad Nacional del Arte. Su poema, “Cansada” forma parte del libro Recuperemos la imaginación para cambiar la historia, del Proyecto NUM. Es co-creadora del ciclo “Entremezcladas”, cruce de distintas disciplinas artísticas que conviven y dialogan en el escenario.
Liberarse con la escritura
La escritura puede tener un efecto catártico: las palabras se convierten en el instrumento con el que exorcizar todo lo que pesa sobre la mente. Los poemas que conforman Espejo de resonancias (Peces de Ciudad, 2017), de Fernanda López, siguen ese camino, guiado por la vitalidad de sentimientos que se acumulan y estallan, cristalizándose en fragmentos de experiencias íntimas que transmiten el peso de los recuerdos.
Ya sea en prosa o en verso, López construye, con gran variedad de imágenes, una atmósfera descarnada, que ensaya formas para afrontar la ausencia y rodear la soledad, centrándose en cada sensación, como si buscara desgajar todo lo que la conforma. Pueden leerse así frases como: «Abandonarte en el fondo de una copa, y ahogarte en cada siguiente trago, y terminar con esta historia con vos con la que fui, y ser otra, y ser la misma, y ser quien quiera».
Con un tono sincero, López logra transmitir los miedos y las inseguridades que se encuentran a cada paso, descubriendo y reinventando en una cadena de pensamientos la manera de avanzar por un terreno doloroso: «Una palabra/ una presencia/ para que este abril/ cicatrizado/ vuelva a sangrar».
Uno de los ingredientes principales del libro es la melancolía que la autora transita en un intento por mantener vivas ciertas huellas del pasado pero, al mismo tiempo, dejarlas también en el olvido, como si se buscara retomarlas una última vez al plasmarlas en el papel. En ese sentido, se puede ver el recorrido hecho de un extremo a otro del poemario al concluir con «Instrucciones para que te deje de querer» en donde se puede leer cosas como: «Dormir en el sillón/ una vez/ dos veces/ tres meses/ para no tocarnos/ los pies/ los sueños/ las telarañas».
Como su nombre lo indica, Espejo de resonancias es un camino exploratorio de aquellas cosas que quedan rebotando en la mente, esperando salir para marcar los propios límites, enfrentar el desamor y las despedidas y finalmente liberarse con el impulso de cada palabra.