La jornada del día de ayer por el Día Internacional de la Mujer Trabajadora fue contundente. El Segundo Paro Internacional de Mujeres que se vivió en, al menos, 60 países de todo el mundo demostró, una vez más, la fuerza que tiene el movimiento feminista para enfrentar al machismo y al patriarcado, pero también para derrotar la opresión, la desigualdad y a un sistema que ya no da para más. (Fotos: Nadia Diaz)
El feminismo es un movimiento revolucionario, el enfrentamiento a un sistema fue su raíz inicial y la base de sus primeros reclamos. Sin embargo, en estos últimos años ha tomado una fuerza poderosa. Las redes entre mujeres de todo el mundo ayudadas, en parte, por lo avances tecnológicos ha permitido articular un movimiento que atraviesa las fronteras y rompe con las formas tradicionales de hacer política.
Ya no se trata de partidos políticos. Acá estamos hablando de un movimiento mundial que incluye a todas las mujeres, lesbianas, travestis y trans en un reclamo común por la igualdad de género, pero también contra todo tipo de desigualdad. El feminismo y los movimientos que lo incluyen son quienes están marcando una agenda internacional y que avanza arrancando logros enormes mediante su lucha.
Foto: Nadia Diaz
En Argentina, más de medio millón de mujeres marcharon de Plaza de Mayo al Congreso de la Nación, además de múltiples manifestaciones en ciudades de todo el país. El documento leído y consensuado por las diferentes organizaciones y movimientos que organizaron, convocaron y debatieron de cara al 8M fue sumamente crítico con el gobierno nacional y sus políticas que son sufridas, mayormente, con el cuerpo de las mujeres. El reclamo por el aborto legal, seguro y gratuito fue central, arriba y abajo del escenario.
«Paramos contra los despidos, el ajuste del gobierno y por aborto legal, seguro y gratuito. Paramos porque venimos a decirle basta a las violencias femicidas y travesticidas y a las violencias económicas y estatales que las sustentan. Venimos produciendo este tiempo de desobediencia al patriarcado y al capitalismo que acumula fuerza en los territorios, revoluciona las casas, las camas y las calles», expresaron en el acto en la Plaza del Congreso.
En lo dicho de espaldas al histórico edificio nacional se dejó en claro que el movimiento de mujeres no es inocente, sino que es sumamente político. Esa politización a la cuál escapan periodistas y medios hegemónicos no es producto de un partido político sino de un movimiento de mujeres que construyó un espacio pluralista y democrático en el que todos los reclamos se unen para gritarle a un sistema que deje de explotarlas y explotarlos.
Foto: Nadia Diaz
«Paramos y construimos el movimiento de mujeres como sujeto político», afirmaron y fueron ovacionadas por las millones de personas que se encontraban frente a la Plaza. Ninguna de las mujeres que se acercaron desconoce el sentido profundamente político del movimiento feminista que atraviesa fronteras, partidos políticos y movimientos sociales. El feminismo es político por definición.
«Por un movimiento internacional feminista que está revolucionando el mundo. Por un feminismo inclusivo, radical y de intersección que nos invite a todes a unirnos a la resistencia al racismo y la explotación capitalista. (…) Contra toda forma de explotación y opresión, llamamos a nuestras hermanas de todo el mundo a seguir luchando de manera independiente de los gobiernos y a favor de construir una Internacional Feminista. (…) Porque el movimiento feminista es hijo e hija de esta historia antipatriarcal y anticapitalista, y emerge como un contrapoder en todo el mundo frente al avance represivo, racista y conservador (…)», finalizaba el documento leído frente a una multitud que se mostraba feliz por formar parte de la historia.
El movimiento de mujeres está logrando cambios en el mundo entero. Es una fuerza política que emerge contra un sistema que oprime a hombres y mujeres y es desigual en clave de género, pero también en clases sociales. El feminismo lucha contra la explotación capitalista como ningún otro movimiento es capaz de hacerlo en este momento histórico. En este sentido, el movimiento de mujeres es el horizonte que señala lo que se debe cambiar en un sistema que ya no da para más.
La revolución será feminista y está en marcha.
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