Terrenal. Pequeño misterio ácrata: la aventura de la decodificación

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Terrenal presenta su quinta temporada en el Teatro del Pueblo (Av. Roque Sáenz Peña 943). La obra escrita y dirigida por Mauricio Kartun revisita el mito bíblico de Caín y Abel en clave de varieté y moldea una aguda mirada sobre dos modos de existencia que han atravesado la historia de la humanidad desde sus orígenes: el nómade y el sedentario. La pluma y la cabeza de Kartun junto a las impecables actuaciones de Claudio Da Passano, Claudio Martínez Bel y Rafael Bruza convierten a Terrenal en una propuesta impostergable.


Ir a ver por primera vez Terrenal supone encontrarse (o reencontrarse, si se trata de auténticos amantes de su obra) con los jardines minuciosamente diseñados por Mauricio Kartun: su lenguaje, su universo, su puesta (o sacada, según él) y sus formidables criaturas. Asistir por segunda, tercera o decimocuarta vez implica atreverse a la gran aventura de la decodificación. Terrenal podría ser leída como un mito bíblico encerrado en esa pequeña caja de Pandora que configura el varieté, o bien como el relato de los azares de estos tres cómicos de antaño que pululan —sin saber muy bien cómo ni por qué— en los terrenos baldíos de un Edén de cabotaje (pero Edén al fin).

Terrenal es una maquinaria que funciona con gran precisión, pero el espectador jamás verá sus hilos porque se trata de un trabajo amasado con ingenio artesanal, ensayado durante meses y pulido al detalle. Los míticos Caín (Claudio Martínez Bel) y Abel (Claudio Da Passano) emergen desde las penumbras del escenario como dos artificios andantes: ellos hablan, se mueven y gesticulan como nadie osaría hacerlo en la vida real; esos mecanismos sí quedan expuestos de manera explícita y constituyen la primera diferencia que los distancia de Tatita (Rafael Bruza), una figura más humana y —quizás por ello— libertina, imperfecta y mucho más cercana a nuestras bajezas terrenales.

Caín y Abel esperan con ánimo beckettiano a quien les ha dado el soplo de vida para luego fugarse de esos terrenos baldíos dejándolos solos, a su merced, en un páramo deshabitado donde aún no ha llegado el asfalto ni la luz. Caín vive de la agricultura (cosecha morrones); Abel de la recolección (junta isoca). Los dos se sustentan gracias a la naturaleza: el primero la fuerza para que dé sus mejores frutos según los patrones del «Calibre Caín»; el segundo simplemente se complace con aquello que la tierra guste brindar. Se trata de dos modos de existir, de ver el mundo y habitarlo: el ser y el estar bajo los viejos arquetipos del nómade y el sedentario.

Pero esta no es la única lectura posible. En Terrenal el espectador hallará innumerables capas de sentido, y resulta prácticamente imposible alcanzar una decodificación acabada al primer vistazo; esta quizás sea una de las principales razones por las cuales el público vuelve una y otra vez al Teatro del Pueblo para disfrutar de esta puesta. Los trabajos de Da Passano, Martínez Bel y Bruza son sin duda el otro argumento fuerte para el retorno a la sala Carlos Somigliana; sus actuaciones no tienen desperdicio y son de una solidez avasallante. A años luz de cualquier pulsión de realismo, los tres intérpretes logran el tono justo para dar su propio soplo de vida sobre las criaturas emanadas de la pluma de Kartun.

En la entrevista a La Primera Piedra, el dramaturgo aseguraba que el hecho metamórfico de Terrenal no ocurría sobre el escenario sino más bien entre los espectadores. Ya en su quinta temporada, la pieza experimenta los cambios lógicos al ritmo de una época que va alterándose con el frenesí de los acontecimientos. «Una obra se proyecta sobre un fondo como una película, y es interesante ver cómo los cambios sociales repercuten en las lecturas del espectador. Nosotros tenemos algunos indicios porque la gente ríe de cosas que antes no reía, o queda en silencio cuando antes se manifestaba«, sostiene Kartun.


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Terrenal es algo así como un prisma en el que pueden vislumbrarse con gran nitidez múltiples aristas: el universo mítico de Caín y Abel, la aberración del fraticidio y los primeros pecados del hombre; el folklore animado de Tatita, sus peñas, domas y fogones; las lecturas sobre el peronismo o el socialismo, la estigmatización de los regímenes populistas (condensada en la indignación que Caín experimenta ante cualquier providencia obtenida por su hermano); el capitalismo salvaje que se desvela en medir, pesar, contar, acumular y preservar los bienes representado en la voracidad de Caín; la opulencia primitiva y el vínculo directo y armonioso con la naturaleza en las manos que Abelito guarda tímidamente en sus bolsillos; el fenómeno de la creación y la hermosa metáfora del Theatrum Mundi.

Todo eso y mucho más encontrará el espectador que se atreva a sumergirse en la aventura de la decodificación que propone Terrenal: una cita ineludible con lo mejor del teatro argentino.


Funciones: de jueves a domingos en el Teatro del Pueblo (Av. Roque Sáenz Peña 943)
Domingo y Jueves a las 20 hs.  ($ 320)
Jueves a las 20 hs. ($ 250)
Viernes y Sábado a las 21 hs. ($ 320)
Reservas por Alternativa Teatral
Teléfonos: 4326-3606

FICHA ARTÍSTICO-TÉCNICA
Autoría: Mauricio Kartun
Elenco: Rafael Bruza, Claudio Da Passano, Claudio Martinez Bel
Vestuario: Gabriela A. Fernández
Escenografía: Gabriela A. Fernández
Iluminación: Leandra Rodríguez
Diseño sonoro: Eliana Liuni
Fotografía: Malena Figó
Asistencia de escenografía: Maria Laura Voskian
Asistencia de dirección: Alan Darling
Prensa: Daniel Franco, Paula Simkin
Dirección: Mauricio Kartun

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