Gente común, el segundo libro publicado de Karina Rodríguez, reúne 20 relatos breves pero ricos en la multiplicidad de las historias que narran. Todos los personajes parecen estar a punto de atravesar una circunstancia crítica, y eso se refleja en una tensión permanente que se mantiene en cada uno de los textos.
*Por Tamara Grosso
Sobre la autora
Karina Rodríguez nació en Valentín Alsina (Buenos Aires) en 1973. Es profesora de música, doctora en Farmacia y escritora. Su primer libro de cuentos, Almas y karmas, fue publicado en 2014 en una co-edición México-Argentina. Además, sus textos fueron publicados en antologías de cuento y poesía y en revistas literarias de distintos países. Es editora del blog Cuentos de la Rosa Negra. Gente común (Peces de ciudad, 2017) es su segundo libro publicado.
Breves historias infinitas
Gente común, de Karina Rodríguez (Peces de Ciudad, 2017) sugiere, desde el título, ser un libro centrado más en los personajes que en las historias. Y así es. Los 20 relatos que forman el libro tienen en común que exploran la construcción de personajes muy distintos entre sí y con una complejidad emocional profunda, que permiten al lector, rápidamente, imaginar el mundo interno de quienes están viviendo emociones intensas.
Entre estos personajes, pueden mencionarse una joven que cayó a un pozo y se encuentra sola con sus pensamientos, una mujer enferma que solo puede comunicarse a través de sus ojos, y un periodista con un diagnóstico terminal que va en busca de la historia de un niño santo que acaba de morir. Cada uno atraviesa su historia cargado de fuertes emociones que afloran en el relato sin necesidad de que la autora se explaye al respecto.
Mientras que el tono -siempre profundo, por momentos algo angustiante- funciona como un hilo que une todos estos relatos, tanto las temáticas como el estilo van variando entre unos y otros. En algunos de los textos la estructura es la del cuento clásico, pero en otros es más experimental, o incluso se acerca a la prosa poética, como en «Rosa»: «Rosa difícil, rosa del viento, rosa de los inviernos. No hay por dónde agarrarla. Se mueve, se transforma, se abre, después se cierra y se desliza hacia sí misma. Dueña del lenguaje inabarcable de las rosas»
Cada una de las historias que forman «Gente común» da la impresión de ser tan solo un fragmento de una trama mayor: son de esos textos que funcionan como tan solo una punta, que deja al lector con la tarea de intuir el resto. Si se acepta ese desafío, la lectura podrá disfrutarse enormemente.