El caso Nahir Galarza y la rienda suelta al machismo violento

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El asesinato de Fernando Pastorizzo, de 20 años, por parte de Nahir Galarza, una joven de Gualeguaychú, provincia de Entre Ríos, despertó en los medios de comunicación y en redes sociales una indignación que dio lugar al machismo más violento que anida en la sociedad argentina. Lejos de pensar el caso en profundidad, se asocia este asesinato a la dramática situación que se vive en relación a la violencia de género en el país, invisibilizando y desprestigiando la lucha feminista.



Horas y horas de pantalla. Tapa de los principales diarios y portales web. Comentarios agresivos a diestra y siniestra. Todo eso es lo que despertó el caso de Nahir Galarza, la joven de 19 años que asesinó con dos tiros en la espalda a su pareja, Fernando Pastorizzo. Si bien es unánime el pedido de justicia y prisión de la victimaria, el caso sirve para desnudar, una vez más, el machismo más rancio que duerme en la sociedad argentina. 

Tal como sucedió hace unos meses con el crimen de Genaro Fortunado en San Rafael, provincia de Mendoza –  asesinado por su pareja a la salida de un boliche en el mes de septiembre –, desde los medios de comunicación y las redes sociales se comenzaron a relativizar los reclamos feministas, poniendo en cuestión el concepto de la violencia de género.

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Si bien es unánime el pedido de justicia y prisión de la victimaria, el caso sirve para desnudar una vez más el machismo más rancio que duerme en la sociedad argentina.

Las comparaciones suelen ser odiosas, pero muchas veces necesarias, ya que ayudan a esclarecer y entender de manera rápida y efectiva la diferencia de tratos. El caso Nahir Galarza, en ese sentido, es el ejemplo más claro: ninguno de los femicidios que tuvieron lugar en los últimos años (únicamente en 2017, y hasta el mes de noviembre, se contaron 254 casos, según informó el Movimiento de Mujeres de la Matria Latinoamericana -MuMaLá-), se centraron tanto en el victimario como lo hacen con la joven de Gualeguaychú. 

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caso Nahir Galarza


Esto puede comprobarse con un ejercicio sencillo: ¿qué nombre de un femicida fue tantas veces repetido en los últimos meses? ¿Cuántos tienen un espacio tan grande en la memoria colectiva? Por otra parte, este tratamiento mediático también despertó un machismo violento en comunicadores y usuarios de las redes sociales, demostrando los niveles de misoginia con los que millones de mujeres tienen que convivir a diario.

En el caso Nahir Galarza suele confundirse el análisis profundo con una defensa personal de la victimaria, cuando lejos está de ser así. Desde ningún sector se pidió que Galarza no pague por el crimen cometido, sino que se reiteró de diversas formas que este asesinato no debe usarse para deslegitimar los reclamos por Ni Una Menos y la visibilización de la violencia machista en todos los sectores de la sociedad, incluyendo al propio Estado y a sus fuerzas represivas.

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Desde ningún sector se pidió que Galarza no pague por el crimen cometido, sino que se reiteró de diversas formas que este asesinato no debe usarse para deslegitimar los reclamos por Ni Una Menos y la visibilización de la violencia machista

«Sean lógicas por una vez en su vida, ya bastante tenemos los hombres que aguantar sus reproches que ni ustedes se los entienden porque se levantaron con un MAL DÍA… No más empoderamiento de la mujer», dice un comentario sobre una foto subida por La Primera Piedra en referencia sobre el caso Nahir Galarza. En otro, se lee: «Hay Que darse cuenta que el feminismo no representan ni a la gran parte de mujeres en el mundo. Hay que cambiar de discurso y darse cuenta de toda la bosta que ese movimiento acarrea«. Como estos, existen miles de comentarios donde el feminismo es visto como un problema para las propias mujeres, que exagera al plantear sus reclamos. 

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«Creo q las minas q piensan como vos son unas resentidas que no se las cogen nadie de lo ignorantes y feas que deben ser y bue sale los espécimen como vos que se van reproduciendo…no les queda otra que hacerse feministas tortas revolucionarias«, puede leerse en otro comentario, en este caso de una mujer, lo que deja ver que el machismo en lo único que no discrimina es en quienes lo reproducen. Ese factor, el de la ausencia de una «pija justiciera», se repitió hasta el hartazgo en la web, tanto contra Nahir Galarza como para cualquier mujer que daba su opinión a favor del feminismo. Así, promesas de violación efectiva, asesinatos y linchamientos eran dichas sin vergüenza y sin ninguna condena.


caso Nahir Galarza


Similiar a lo que ocurre en «Hated in the nation» (o su traducción al español, «El juego de las consecuencias»), el capítulo 6 de la tercer temporada de Black Mirror, los comentarios en las redes sociales buscan una justicia suprema cargada de violencia, deseando la muerte, el sufrimiento y el destierro de la joven. Este fenómeno no se vio con la misma intensidad en el caso de los femicidios, ni siquiera en los más trístemente célebres, como los de Barreda a su familia o Jorge Mangeri a la joven Ángeles Rawson.

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Tal como afirmamos en numerosas ocasiones en La Primera Piedra, lo repudiable de este y de cualquier otro homicidio no debe obviar el elemento central que intenta visibilizar el feminismo: hablar de violencia de género es dar cuenta del rol de subordinación al que son relegadas las mujeres al interior de una sociedad machista, que las considera como objetos que no tienen verdadero poder de decisión, quedando así subyugadas a la violencia de los hombres.

En definitiva, será la propia lucha feminista la que se encargue de que el caso Nahir Galarza y su pésimo tratamiento mediático no sirva a los especuladores de siempre para despotricar contra un movimiento que busca la igualdad de derechos y condiciones para una vida digna.



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