La obra de Charly García no puede ser entendida solo por sus discos, sino también por sus declaraciones y, sobre todo, con sus presentaciones en vivo. El libro Esta noche toca Charly (Gourmet Musical, 2017) de Roque Di Pietro entiende a la perfección eso y se encarga de desmenuzar el mundo performático del músico clave para la cultura argentina, poniendo la lupa desde su más temprana infancia hasta las puertas del periodo Say No More.
¿Qué se puede decir de Charly García que todavía no se haya dicho? Mucho. La obra del creador de hits populares y temas de cultos, que hizo abrir los ojos en los 70’s, bailar en los 80’s y poner todo cabeza para abajo en los 90’s, permite verla desde distintos costados y Roque Di Prieto supo captar ese espíritu con el libro Esta noche toca Charly, una completa investigación de las actuaciones en vivo del músico desde 1956 hasta 1993.
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Para empezar, hay que ser claros con una cosa: Charly García siempre supo que la música no se agotaba en un disco, sino que prestó especial atención al aspecto más vital de la misma con cada una de sus presentaciones en vivo. Lo valioso de Esta noche toca Charly es su mix de recursos para meterse en profundidad en un tema tan amplio y rico como las performances de un músico tan complejo, querido y odiado como lo es García.
Lo valioso de Esta noche toca Charly es su mix de recursos para meterse en profundidad en un tema tan amplio y rico como las performances de un músico tan complejo, querido y odiado como lo es García.
Empezar a ver en detalle cada una de las presentaciones en vivo de Charly, partiendo desde su más temprana infancia en la época de su formación como músico clásico y profesor de piano, ayuda a comprender sin caer en lugares comunes el genio de un talento como el del fundador de Sui Generis. En ese sentido, se puede comprender con este libro que muchas de las cualidades que se les criticaba a García a fines de la década de los 90’s, con la etapa Say No More y el Constant Concept como estandarte, ya tenían su germen desde los 70’s y, al igual que muchos otros artistas, Charly siempre miraba más allá del aquí y ahora.
No es exagerado afirmar, en ese sentido, que Esta noche toca Charly es vital para cualquier fanático del músico, sino también para todo aquel que esté interesado en la cultura masiva en Argentina. Con una exhaustiva investigación de audios, videos y testimonios -hay que tener en cuenta que Internet y la abundancia de información actual era apenas una utopía hace 4 décadas-, Di Pietro hace una hoja de ruta larga pero apasionante y eso es mérito del autor: mezclando tecnicismos musicales, datos biográficos y elementos históricos, el lector en ningún momento pierde el hilo de una historia abundante y plagada de detalles.
Las declaraciones en medio de sus recitales, así como las pequeñas variables que realiza en vivo sobre sus letras, ambas registradas con minuciosidad por Di Pietro, ponen en escena a un García lúdico, lúcido y sagaz. El músico, al que muchas veces se lo consideró como un ser aislado de su entorno, demuestra estar enterado de mucho de lo que pasa a su alrededor y, en esa dirección, comprender más rápido el color de los acontecimientos que una porción importante del público y de la prensa .
Charly demuestra estar enterado de mucho de lo que pasa a su alrededor y, en esa dirección, comprender más rápido el color de los acontecimientos que una porción importante del público y de la prensa .
Los ensayos, las presentaciones en televisión (con notorios playbacks incluídos) y las entrevistas kilométricas en una época en la que el periodismo cultural y los medios gráficos tenían, sin lugar a duda, un peso mucho mayor al actual, ayudan a delinear la costelación Charly García. La figura que se obtiene de ese trazado de líneas muestran un brillo que no se alimenta solo de un talento (casi) innato, sino de la perseverancia de alguien que vio el futuro hace mucho tiempo atrás en lo que a música, periodismo y espectáculo se refiere.
Esta noche toca criticar a Charly: la convulsa relación con la prensa
La decisión tomada por Roque Di Pietro de cortar el sesudo estudio en 1993 puede entenderse como el recorte justo antes de la llegada de La hija de la lágrima en 1994 y un Charly totalmente distinto al que se lo conocía. Sin embargo, esa fracción también ayuda a comprender que lo que ocurrió en la segunda mitad de los 90’s no fue algo caído del cielo, sino algo construido en silencio desde hace mucho tiempo y que la prensa (cultural o no), por desconocimiento o mala intención, alimentó con bastante gusto.
La convulsa relación de García con el periodismo puede verse en detalle en Esta noche toca Charly. Lo curioso es que, a pesar de lo que se podía pensar, es que los dardos no solo fueron desde el costado de músico, sino que muchas firmas culturales y otras no tanto se empecinaron en atacar a la obra y figura del músico desde sus más tempranos tiempos y que tomaron notoriedad pública con la publicación de Peperina, dedicado a la fallecida periodista cordobesa Patricia Perea. Di Pietro, sin embargo, va más allá de lo obvio y desentraña esa compleja relación desde sus inicios hasta el enfrentamiento.
Los dardos no solo fueron desde el costado de músico, sino que muchas firmas culturales y otras no tanto se empecinaron en atacar a la obra y figura del músico desde sus más tempranos tiempos
Tratado como un joven rebelde, una figura sexualmente polémica (no son pocos los agravios sobre su presunta homosexualidad por su aspecto, su voz o sus letras) o simplemente como una estrella pasajera que no iba a perdurar en el tiempo, una batalla iba a ir in crescendo. Como señalábamos antes, hay que entender las cosas en su contexto: el periodismo cultural vivía uno de sus momentos más fuertes en la prensa gráfica, apuntalado por firmas como las de Leila Guerreiro, Pipo Lernoud y Carlos Polimeni, entre otros.
Un poco buscado por el propio García, otro poco empujado por la prensa, García empezó a mudarse de esos suplementos, donde las críticas eran muchas veces estrictamente musicales y artísticas, para aparecer en las tapas de chimentos, policiales o la siempre flexible «sociedad». Si bien Charly lo encaró como una forma de acercar a más personas al rock nacional, un género que estuvo mucho tiempo ignorado y visto de forma sesgada, todo empezó a perder control.
Esta noche toca Charly es una invitación a leer en profundidad sobre el músico que marcó el ritmo no solo en lo que al rock se refiere, sino que tiñó con su estilo a la cultura masiva en Argentina, llegando a lugares que parecían imposibles. Para eso, analizar y comprender sus performances en vivo -atendiendo el antes, durante y después de las mismas- es vital para comprender por qué hablamos de un fenómeno tan particular como el de García. Esta noche toca Charly, en definitiva, debería estar en cualquier biblioteca, sin importar el sentimiento particular por la música del célebre bigote bicolor.
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