Entre 1948 y 1950, el pianista, compositor y escritor uruguayo Felisberto Hernandez estuvo casado con África de las Heras, espía soviética de la NKVD primero y de la KGB después. ¿Supo alguna vez Felisberto con quién estaba casado? ¿Se puede convivir con una espía sin estar enterado? ¿Qué tiene esto que ver con las alusiones a los secretos y lo oculto tantas veces presente en su literatura?
Por Tamara Grosso*
Felisberto Hernández fue un compositor, pianista y escritor nacido en Montevideo, Uruguay, en 1902, que murió en la misma ciudad en 1964. Aunque durante su vida se dedicó más a la música que a la literatura, es más recordado por esa segunda actividad y, también, por una historia más que particular que se vincula a su vida privada y sentimental: el romance con una espía rusa.
Tanto como músico como en su faceta de escritor, Hernández mostró un estilo propio que rompía con lo estructurado de la época, donde desplegó un humor inteligente y una ironía pocas veces vista. Usando su propia vida como materia prima, dejó textos de gran calidad literaria y plagados de reflexiones. Diversos escritores del continente, entre ellos los participantes del boom latinoamericano, lo nombran entre sus referentes.
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Entre 1948 y 1950, Hernández estuvo casado con África de las Heras, Alias «Patria». Aunque para él era solamente María Luisa. Su esposa era una espía rusa nacida en Ceuta, aunque -al menos se supone- el nunca lo supo durante su matrimonio y murió sin saberlo. Ella se acercó a él en Francia, donde residía por una beca, para introducirse en la alta sociedad uruguaya y el círculo intelectual de América Latina con el escritor como pantalla. Cabe mencionar que Felisberto Hernández era un ferviente anticomunista.
¿Se puede vivir dos años con alguien sin saber quién es y qué hace en realidad? Algunos creen que no, que el escritor tuvo que enterarse, y que en algunos de sus cuentos hay pistas que indican que lo sabía
¿Se puede vivir dos años con alguien sin saber quién es y qué hace en realidad? Algunos creen que no, que el escritor tuvo que enterarse, y que en algunos de sus cuentos hay pistas que indican que lo sabía. Pero aunque en su literatura abundan alusiones a secretos siempre a punto de descubrirse, la identidad de María Luisa o África no fue revelada hasta mucho tiempo después.
África de las Heras, la espía que enamoró a Felisberto Hernández
Todo lo que puede decirse sobre esta mujer que enamoró a Felisberto Hernández, se casó con él, y vivió en Uruguay como modista de alta costura y luego como anticuaria pasando siempre desapercibida, parece sacado de la literatura. Pero no lo es. Aunque suene a seudónimo, África de las Heras Gavilán es su verdadero nombre, el que le pusieron cuando nació en Ceuta el 26 de abril de 1909. Española de nacimiento pero nacionalizada soviética, fue hija del alcalde de su ciudad y sobrina de un importante General franquista.
Alejada de los ideales de su familia, África se plegó en 1934 a las luchas de los mineros de Asturias contra el régimen de Franco, y así captó en interés de los soviéticos, que la reclutaron en Barcelona y la entrenaron en Moscú para unirse a la NKVD, anterior a la KGB.
Su nombre en clave era «Patria», y durante su vida adoptó los nombres de «María Luisa de las Heras de Darbat» -con el que se presentó ante Hernández-, «María de la Sierra», «Patricia», «Ivonne», «María de las Heras», «Znoi» y «María Pavlovna». Su acento español le facilitó la tarea de no ser nunca descubierta como espía.
Antes de dirigirse a Uruguay, una de sus misiones fue en México, donde fue asistente infiltrada de Trotsky y estuvo involucrada en los planes de su asesinato, dibujando los planos de la Casa Azul, en la que Frida Kahlo y Diego Rivera lo habían recibido. Entre alguna de sus «hazañas» históricas, habría sigo ella quien informó a Moscú que Kahlo y Trostsky fueron amantes.
En Uruguay, tuvo numerosas misiones, primero bajo su fachada de esposa de Felisberto Hernandez y modista de alta costura, y luego casada con el también espía Giovanni Antonio Bertoni , en un matrimonio ideado para facilitar la tarea de los dos, y trabajando como anticuaria. Se cree que fue ella quien reportó a la KGB la información sobre la invasión de la Bahía de Cochinos.
En Uruguay, tuvo numerosas misiones, primero bajo su fachada de esposa de Felisberto Hernandez y modista de alta costura, y luego casada con el también espía Giovanni Antonio Bertoni , en un matrimonio ideado para facilitar la tarea de los dos
Murió el 8 de marzo de 1988 en Moscú de un ataque al corazón, siendo enterrada con honores militares y luego de haber recibido numerosas condecoraciones. Su identidad se dio a conocer mucho tiempo después, cuando en 1998 el periodista uruguayo Fernando Barreiro la sacó a la luz.
Las Hortensias y las alusiones a los secretos en la literatura de Felisberto
Si se quieren buscar referencias en la literatura de Hernández que puedan aludir a si supo o sospechó alguna vez sobre la vida secreta de María Luisa, hay que hacerlo sin dudas en Las Hortensias. Este largo cuento es un regalo de Felisberto a su mujer en el día en que pasó de ser su novia a ser su prometida, y como tal es muy particular: trata sobre la relación entre un hombre llamado Horacio, que colecciona muñecas «un poco más altas que una mujer de verdad», su mujer María, y una muñeca casi igual a ella, llamada Hortensia, que es además el segundo nombre de la mujer. Para sumar detalles tenebrosos a la historia, también ese era el nombre de la madre de Felisberto.
En Las Hortensias Hernández describe a la muñeca y a la mujer como dobles, como si fueran dos versiones de la misma persona, o dos caras de la misma identidad.
En Las Hortensias Hernández describe a la muñeca y a la mujer como dobles, como si fueran dos versiones de la misma persona, o dos caras de la misma identidad. En una parte del cuerpo incluso se utiliza la palabra «espía» para referirse a la mujer. Y uno de los personajes es un criado ruso, llamado Alex. Incluso si alguna vez Felisberto se hubiera enterado de la vida de María Luisa como espía, este cuento fue escrito antes de su boda, demasiado temprano para que todas estas alusiones se fundaran en eso. ¿Se trata entonces de una casualidad? ¿De una serie de asociaciones inconscientes? ¿De una burla sobre algo que sospechaba? Es imposible saberlo.
El resto de sus cuentos están también plagados de enigmas, secretos, verdades ocultas. Y por otro lado, su propia vida era siempre su principal materia prima. Entonces… ¿Supo Felisberto Hernández o no alguna vez que estaba o había estado casado con una espía soviética? El hecho de que, luego de su divorcio, participara de programas de radio violentamente anticomunistas, hace sospechar a algunos de que terminó enterándose. Pero si así fue, jamás se lo dijo a nadie ni la denunció.
En caso de que nunca se haya enterado, su historia se vuelve aún más un mito sobre lo lejos que pueden estar dos personas aún viviendo juntas, y las referencias a ocultamientos, enigmas y puestas en escenas que abundan en su literatura se convierten en un misterio más.