Después de la brutal represión vivida durante la última semana ante cada protesta contra el gobierno de Mauricio Macri, la visita de la OMC y la reforma previsional, miles de autoconvocados en todo el país realizan cacerolazos en las principales avenidas del país. Además, columnas avanzan al Congreso mientras dentro del recinto los Diputados de Cambiemos se niegan a abandonar el debate.
Luego de la represión vivida durante la tarde del lunes, incentivada por los grupos de infiltrados y el tratamiento de gran parte de los medios de comunicación, el gobierno de Macri no esperaba una respuesta tan masiva y unificada del pueblo: cacerolazos autoconvocados. Un arma que en los últimos años era usada por los sectores de la derecha, ahora es invisibilizada y ninguneada.
Los cacerolazos y bocinazos empezaron a sentirse en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires alrededor de las 20hs como una forma de protesta contra el plan represivo que tiene a Patricia Bullrich y a Mauricio Macri como principales responsables y contra la reforma previsional que Cambiemos insiste en tratar. Pese a los pedidos reiterados de la oposición para suspender la votación debido a la represión y a las protestas, nada parece frenar el ímpetu del gobierno.
Pese a los pedidos reiterados de la oposición para suspender la votación debido a la represión y a las protestas, nada parece frenar el ímpetu del gobierno.
Con escenas que no se veían desde el 2001 y el 2002, momentos en el que la clase política vivió su peor momento de legitimidad, cada vez más personas decidieron acercarse al Congreso para mostrar que un recorte a los jubilados no es la solución a los problemas económicos que alude el gobierno. A este contexto se le suma el paro general convocado de la CGT que cuenta con el respaldo de todos los sectores salvo, llamativamente, la UTA, por lo cual habrá colectivos durante este martes.
Además de lo arbitrario de la represión, tal como señalamos en La Primera Piedra, desde las fuerzas represivas se dispara y detiene selectivamente: en las movilizaciones que fueron reprimidas durante este año, el número de fotógrafos, reporteros y periodistas que sufrieron la represión aumenta convocatoria a convocatoria.
Sin ir más lejos, en el día de ayer ya se conoció la detención de casi 10 periodistas que se encontraban cubriendo la movilización y la esperada represión, además de varios comunicadores heridos. A su vez, casi 80 personas que participaron o no de la marcha -porque la única motivación para ponerlas a disposición de la justicia federal es cruzarse delante de los ojos de la fuerza represiva- se encuentran detenidas en distintas comisarias de la ciudad.
Esta debería ser la verdadera tapa de los diarios hoy. Es esta, sin duda. pic.twitter.com/lbJ72XeNff
— Caro Hernández Cufré (@CaroTecno) December 19, 2017
¿Por qué los cacerolazos?
Ni los más optimistas esperaban una reacción de este tamaño por parte del pueblo. Las razones de esta respuesta no son sencillas de desentrañar, pero se pueden pensar algunas respuestas: las mentiras del Gobierno en campaña, donde se negó por todos los medios cualquier reforma laboral, reforma previsional y hasta reforma tributaria. Además, se apelaba al viejo slogan de «la campaña del miedo».
Otra explicación para estos cacerolazos reside en las formas del gobierno de Mauricio Macri, ya que bajo su discurso de republicanismo se cae a pedazos luego de los distintos artilugios con los que esta ley pretende ser votada: tratamiento exprés, negociaciones a escondidas con los Gobernadores a cambio de más fondos para las provincias y un plan represivo y de militarización cerca del Congreso totalmente injustificado que no hizo más que enturbiar más las aguas.
Por último, cabe destacar la protesta frente a la Quinta Presidencial de Olivos, partido bonaerense donde el gobierno de Mauricio Macri obtuvo históricamente grandes resultados. Cientos de personas se manifestaron con sus cacerolas y otros objetos contundentes reclamando un cambio de actitud por parte de Cambiemos. El presidente hasta ahora ha guardado un llamativo silencio y no parece tener grandes ánimos de calmar ls ánimos sociales.