Las recientes denuncias de abuso sexual contra estrellas de la televisión norteamericana como Kevin Spacey y Louis C.K. condujeron rápidamente a la decisión de agentes y productores de cancelar sus futuros estrenos en diversas plataformas. En la escena musical local se vivieron casos similares con músicos denunciados por violencia de género. Lo que antes era considerado un problema de la vida privada, comienza a recibir una justa condena social gracias a la lucha por visibilizar lo cotidiano de las violencias.
«Se me cayó un ídolo» fue una frase muy repetida durante las últimas semanas, tras la difusión de las denuncias contra los populares actores de cine y televisión norteamericana Kevin Spacey y Louis C.K. El ambiente de Hollywood había sido recientemente movilizado por las múltiples denuncias de abuso sexual contra el famoso productor cinematográfico Harvey Weinstein publicadas por el New York Times. A pesar de no ser un personaje de gran visibilidad pública, el caso Weinstein demostró uno de los grandes problemas de los casos de abuso en el ambiente mediático: todo el mundo sabe, pero también calla. Una vez que el escándalo se desató y ocupó las primeras planas de todas las publicaciones de espectáculos, grandes figuras masculinas como Quentin Tarantino admitieron «haber sabido lo suficiente como para poder haber actuado antes».
A pesar de no ser un personaje de gran visibilidad pública, el caso Weinstein demostró uno de los grandes problemas de los casos de abuso en el ambiente mediático: todo el mundo sabe, pero todo el mundo calla.
El New York Times también fue responsable de la publicación de las denuncias contra el actor cómico Louis C.K. la semana pasada, quien fue señalado por 5 mujeres por acoso sexual en un contexto de abuso de poder. El actor asumió la responsabilidad de las acusaciones y el mismo día fue anunciada la cancelación oficial de su nueva película, a días de su estreno en Estados Unidos, y su desvinculación de las señales televisivas FX, HBO y Netflix, que decidieron dejar de publicar sus contenidos.
Un caso similar se dio luego de la publicación en el portal Buzzfeed de una denuncia contra el actor Kevin Spacey por haber abusado de un menor de edad en 1986. Luego de esta declaración, una docena de otros hombres denunciaron haber sido víctimas de Spacey en distintos ámbitos laborales. El actor decidió responder a las acusaciones admitiendo su homosexualidad públicamente, pero su pedido de disculpas no bastó para evitar ser despedido de House of Cards, la multipremiada serie de Netflix que protagoniza, y de la película que estaba en proceso – All the money in the world. El director, Ridley Scott, decidió eliminar todas sus escenas y reemplazarlo por otro actor.
Un caso similar se dio luego de la publicación en el portal Buzzfeed de una denuncia contra el actor Kevin Spacey por haber abusado de un menor de edad en 1986. Luego de esta declaración, una docena de otros hombres denunciaron haber sido víctimas de Spacey en distintos ámbitos laborales.
Más allá de lo aberrante de los hechos, es interesante analizar cómo las empresas mediáticas deciden tomar represalias contra los personajes denunciados. Hace no muchos años atrás, cuando el cineasta Woody Allen fue denunciado por abuso sexual contra su hija adoptiva, el caso tuvo repercusión como un escándalo de la vida privada, pero no opacó la carrera ni la imagen de quien hoy continúa siendo parte del panteón de los grandes directores de Hollywood. Un caso similar en un contexto de visibilización de la violencia machista como el que vivimos en la actualidad hubiera tenido un impacto muy diferente.
En el ámbito local se dieron casos similares, tanto en el mundo de la música como en el del periodismo. Recientemente, el conductor Ari Paluch fue desvinculado de su programa por ser denunciado por acoso sexual por parte de colegas mujeres. Bandas de rock con miembros denunciados por violencia de género fueron eliminadas de grandes festivales en represalia a sus acciones.
Una página web argentina llamada Tu ídolo es un forro se dedicó a listar a todos los hombres del mundo del espectáculo nacional e internacional que tienen denuncias por violencia de género, para evitar que los escándalos queden en el olvido. Los abusos sexuales relacionados al poder en los medios, aquellos que siempre existieron, por primera vez tienen la condena social que merecen, demostrando a los futuros ídolos que la violencia jamás se perdona.