Los días 14, 15 y 16 de octubre la ciudad de Resistencia, provincia de Chaco, será la sede el 32° Encuentro Nacional de Mujeres, un evento político y social único en el mundo en el que se debaten cuestiones de género para visibilizar y desmontar la trama machista de la cultura. «Hay una diversidad y una riqueza de experiencias personales impresionante en cuanto a lo personal y a lo público», afirma Tere Cubells, miembro de la Comisión Organizadora. ¿Qué es lo que moviliza a miles de mujeres a participar? (Foto: Alan Monzón para Rosario 3)
A partir del sábado 14 de octubre, alrededor de 50 mil mujeres y mujeres trans serán protagonistas de un fenómeno social, político e histórico que, desde hace 32 años, no deja de crecer y transformar todo a su paso. Durante tres días, la ciudad de Resistencia, provincia de Chaco, será la sede de 71 talleres democráticos, horizontales y plurales en los que se debatirá sobre violencias y derechos vulnerados al interior de la cultura machista. “Es inédito, y eso se puede ver en las discusiones de cada uno de los temas, en las conclusiones, en acuerdos y desacuerdos y en la famosa marcha que hacemos todos los años a modo de cierre”, relata a La Primera Piedra Tere Cubells, miembro de la Comisión Organizadora.
La ciudad de Resistencia, provincia de Chaco, será la sede de 71 talleres democráticos, horizontales y plurales en los que se debatirá sobre violencias y derechos vulnerados al interior de la cultura machista.
El primer Encuentro Nacional de Mujeres fue en 1986, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Surgió de la mano de un grupo de académicas e intelectuales que, meses antes, habían participado de la Clausura de la Década de la Mujer, en Kenia, África, anunciada por la Organización de las Naciones Unidas en 1975. Cuando regresaron, pensaron en la necesidad de autoconvocarse para debatir las problemáticas de género en el país. Ese año se reunieron alrededor de mil mujeres en el Centro Cultural San Martín, fundando sin aún saberlo las bases de lo que se convertiría en una práctica feminista única en el mundo.
Entre ellas se encontraba presente Cubells, que había viajado desde Chaco para sumar su voz y su cuerpo a la iniciativa. En ese tiempo aún no se había aprobado la ley de divorcio y se luchaba por la patria potestad compartida: las decisiones legales sobre los hijos era un privilegio reservado exclusivamente para los varones. “Suena como una cosa fuera de época y, sin embargo, eso se fue gestando en ese encuentro que fue y sigue siendo un semillero”, recuerda Cubells. “Los temas que se tratan todos los años son después replicados en todo el país, al interior de las cámaras provinciales, en los concejos deliberantes, municipales y, también por diputados nacionales”, explica.
Desde aquel evento en la Ciudad de Buenos Aires, los encuentros crecieron de forma masiva y popular. Su impacto alrededor de todo el país generó niveles de convocatoria sin precedentes que se superaron con el paso de los años.“Hubo un salto cualitativo y cuantitativo increíble que además se ve en la diversidad y la participación de mujeres. Empezaron siendo un grupo de intelectuales y feministas militantes pero, con el tiempo, se sumaron por ejemplo las trabajadoras rurales, las amas de casa. Hay una diversidad y una riqueza de experiencias personales impresionante en cuanto a lo personal y a lo público”, afirma Cubells.
Desde aquel evento en la Ciudad de Buenos Aires, los encuentros crecieron de forma masiva y popular. Su impacto alrededor de todo el país generó niveles de convocatoria sin precedentes que se superaron con el paso de los años.“Hubo un salto cualitativo y cuantitativo increíble que además se ve en la diversidad y la participación de mujeres…», afirma Cubells.
Es difícil encontrar un sólo factor que explique la magnitud del fenómeno. “El avance de la mujer es parte de procesos mundiales, pero también tiene que ver con decisiones políticas de los gobiernos provinciales y nacional, que potencian o frenan las luchas”, señala Cubells. En Argentina, la violencia de género, alimentada por la inacción estatal, llevó a la primera convocatoria por Ni Una Menos en el año 2015, un hecho que pisó fuerte en la agenda social y mediática. “También fue un acontecimiento muy importante como respuesta a los momentos de retroceso que están ocurriendo. Fue la respuesta de colectivos de mujeres que salieron a reclamar a través de un movimiento que ya venía gestándose en la historia: tomar las banderas y decir ‘basta’”.
Incomodar al poder patriarcal
A pesar de que las cuestiones de género comenzaron a tomar más presencia gracias a la denuncia y la militancia activas, el feminismo continúa siendo estigmatizado. Más de tres décadas no fueron suficientes para que los medios masivos de comunicación le dieran al Encuentro Nacional de Mujeres la visibilidad que se merecen. Nada se habla de los proyectos de ley, de las actividades culturales, de la experiencias de uno de los espacios autoconvocados más grandes de los últimos tiempos. Lo que resuena entre el público son las imágenes y los titulares que muestran paredes pintadas y justifican la represión disfrazándola de “incidentes”.
Los encuentros son parte de un movimiento que busca eliminar las violencias contra las mujeres y desnaturalizar la opresión construida históricamente. Que miles de mujeres demuestren ser una fuerza política organizada para trastocar las categorías en las que la cultura machista descansa cómodamente incomoda al conservadurismo.
Esa decisión mediática es así otro síntoma de la reacción de los sectores de poder. Los encuentros son parte de un movimiento que busca eliminar las violencias contra las mujeres y desnaturalizar la opresión construida históricamente. Que miles de mujeres demuestren ser una fuerza política organizada para trastocar las categorías en las que la cultura machista descansa cómodamente incomoda al conservadurismo. “Hay fuerzas que no van a ceder fácilmente y que, cuando ven estos avances, ponen frenos. Así como surgió el Ni Una Menos, también aparecen opinólogos a hablar del rol de la mujer, de la importancia de la ‘mamá’ y el ‘papá’. Son movimientos que tiran para abajo para que los cambios no se produzcan”, afirma Cubells.
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Los dos últimos encuentros organizados en Mar del Plata, Buenos Aires, y Rosario, Santa Fe, fueron el epicentro de brutales represiones. En 2016, agentes de la policía santafesina atacaron con balas de goma y gases lacrimógenos a mujeres que formaban parte de la marcha final, y a reporteros gráficos que intentaban registrar la situación. Este año, representantes de la comisión organizadora se reunieron con el gobierno provincial y el Ministerio de Seguridad chaqueño. “Nosotras exigimos no represión, derechos humanos, respeto absoluto en un estado democrático”, relata Cubells. El pasado lunes 9 de octubre, el Jefe de la Policía de Chaco anunció que se distribuirán 4100 efectivos en toda la ciudad de Resistencia, localidades aledañas y accesos a la provincia. Según las palabras del gobernador provincial, “acompañarán” el encuentro.
¿Qué pasa en Chaco?
Como todos los años, la ciudad que funciona como sede del encuentro aporta sus particularidades y su propio historial de lucha contra la violencia de género. “Chaco es una tierra con representatividad importante de pueblos originarios, cuyas mujeres sufren mucha discriminación. La exclusión es, en todo sentido, más profunda en esta realidad y esto es un punto muy importante para ser visibilizado”, expresa Cubells. “Nuestra provincia es muy rica en diversidad de población y, en cuanto a legislación, somos bastante de avanzada en comparación con otras regiones que tienen otra perspectiva. Esto no quiere decir que sea la panacea. Tenemos leyes interesantes respecto a la salud sexual y reproductiva, pero después está el rechazo de los directivos y los miembros de las instituciones”.
Chaco es una de las 8 provincias que actualmente cuentan con un protocolo para la interrupción legal del embarazo que se ajusta a los criterios establecidos por la Corte Suprema de Justicia. Sin embargo, como suele suceder en la mayoría de las jurisdicciones, aún no ha sido lo suficientemente difundido y acompañado de políticas que permitan su implementación efectiva.
Una de esas temáticas a las que se refiere Cubells es el aborto. Chaco es una de las 8 provincias que actualmente cuentan con un protocolo para la interrupción legal del embarazo que se ajusta a los criterios establecidos por la Corte Suprema de Justicia. Sin embargo, como suele suceder en la mayoría de las jurisdicciones, aún no ha sido lo suficientemente difundido y acompañado de políticas que permitan su implementación efectiva. “Lo que reclamamos desde nuestros espacios políticos y sociales es que se dé a conocer para exigir su cumplimiento. [Los abortos legales] se llevan a cabo pero sólo cuando se los reclama y ahora, en estas gestiones, están sufriendo trabas”, destaca Cubells. Ella también estuvo presente en el encuentro que tuvo lugar en Rosario en 2003, cuando surgió la Campaña por el Aborto Seguro, Legal y Gratuito.
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Para este encuentro, Cubells espera que la discusión por la despenalización y legalización del aborto dé un impulso, para que se debata en el Congreso de la Nación. En junio de 2016, la Campaña presentó por sexta vez un proyecto de ley en la Cámara de Diputados que, a menos que sea tratado, perderá estado parlamentario en marzo de 2018. «Otras expectativas son la visibilización de las mujeres originarias y el tratamiento de todo lo referido al tema de la violencia, los femicidios», agrega la integrante de la comisión organizadora del encuentro. De acuerdo al Registro Nacional de Femicidios de las Mujeres de la Matria Latinoamericana (MuMaLá), el año pasado fueron asesinadas en Chaco 8 mujeres. En lo que va del año, el número es de 5. Desde 2016, hay además 22 desaparecidas.
No cabe dudas de que el encuentro contiene así una potencia transformadora que se expande cada año, que teje redes y planes de lucha para no dejarse avasallar por el orden establecido. Además de la campaña por la legalización del aborto, permitió el surgimiento de otras iniciativas de importancia, como la ley de Cupo Femenino, programas de salud reproductiva o a incorporación en la Constitución Nacional de la Convención por la Eliminación de todas las forma de Discriminación contra la Mujer. «Es una explosión de pensamientos y de ideas«, resalta Cubells. «A través de cantos y de consignas estamos también reclamando y poniendo voz a las que no tienen, pidiendo lo que corresponde, lo que siempre tuvo que haber sido y no fue».
De esta forma, las mujeres demuestran año tras año ser una fuerza política que es capaz de movilizar ciudades enteras para luchar contra los cimientos del patriarcado, fortaleciendo los vínculos y construyendo herramientas para empoderarse. Es así en el intercambio de experiencias y en el reconocimiento mutuo donde se multiplican las voces de un grito colectivo que todos los días lucha por profundizar ese camino irreversible emprendido por la militancia feminista.