Bicicletas en las paredes y cuadros en el techo. Gente sentada en sillones de peluquería con asientos con brazos de maniquíes e incluso en inodoros que simulan sillas. Parece que estamos en medio de un sueño lisérgico o dentro de un cuadro surrealista, pero sólo entramos en un lugar con una lógica distinta. Loco Arte es un bar, un museo y una galería de arte unidas bajo un mismo techo, donde desde hace 3 años reciben gente todas las noches para disfrutar de un ambiente distinto, donde todos juegan a buscar cuál es su objeto favorito en ese océano de recuerdos inanimados. Armado dentro de una vieja casa remodelada, en cada ambiente se puede ver cómo objetos antiguos que en otro ámbito serían considerados basura se vuelven increíbles piezas de decoración e, incluso, verdaderas obras de arte. Hay carteles publicitarios, motos, cascos militares, televisores y hasta una cabina telefónica en el medio del salón: tantas cosas que es imposible enumerarlas. Por eso hablamos con Guillermo, el creador de Loco Arte, para conocer más sobre la innovadora propuesta.
¿Cómo surgió la idea de hacer Loco Arte?
Hace 20 años que vengo juntando de todo, no tengo adoración por una sola cosa, todo me gusta, entonces acá en Loco Arte podés encontrar chapas viejas, bicicletas, motos, todo tipo de antigüedades. La idea en un principio era poner una casa de té, entonces cada vez que me iba a un lugar me traía algo, y lo más loco es que todo lo fui pagando barato. En un principio era comprar para guardar, incluso cuando empecé a sacar las cosas para poner acá me encontré con cosas que ni yo sabía que tenía, pero me acordaba dónde y cuándo las había comprado, incluso cuánto las pagué. Lo más lindo de esto es que hoy en día hago yo mismo las esculturas y las restauraciones de las motos. La verdad que lo que quedó es un museo.
¿La gente también te fue acercando cosas?
Sí, la parte más linda es que mucha gente me regala cosas porque quiere ser parte de Loco Arte y a mí me encanta, es un orgullo para mí. Tengo muchas cosas que me dejan en consignación y el día que lo quieran lo pueden venir a buscar, saben que es parte de este lugar. Estoy todo el tiempo comprando y colgando cosas nuevas, me gusta mucho lo que hago. Aparte de eso, se ven muy buenos espectáculos y se come muy bien.
¿Tienen algún público en particular al que apunten?
La realidad es que estamos apuntando a un público de 30 años para arriba porque no hay lugares para eso. Los mismos músicos nos dicen que este es un lugar familiar donde pueden venir los padres, los hijos, los abuelos y todo va de la mano con el hecho de que se come muy bien.
Y a la hora de buscar a las bandas, ¿qué buscan?
Los miércoles siempre hacemos after office, con lo que nos está yendo muy bien, los jueves tenemos café concert, que son cuatro horas de teatro cómico, los viernes y sábados tenemos bandas y los domingos probamos las bandas y les damos un día de fin de semana para que vengan a tocar. Ahí hay de todo: hay domingos que se pone bárbaro y domingos que no tanto, pero conseguimos espectáculos muy buenos.
¿Habías visto algún lugar parecido a este que te haya inspirado?
No, la verdad es que no. El año pasado venía mucha gente que me decía “hay un lugar en Nono, en la provincia de Córdoba, que se llama Museo Rocsen y tiene un aire a esto” y yo no entendía cómo podía ser. Entonces agarré la moto y me fui con dos amigos. Cuando llegué me di cuenta que sí, es verdad que tiene un aire, pero yo lo vi mucho después de haber armado Loco Arte. Lo lindo fue que hablé con el dueño que lo armó, le conté que yo había armado algo muy parecido y al tipo le copó la idea. Es un lugar gigante y él colecciona cosas desde los 4 años, ver ese lugar fue una experiencia hermosa. Ahora lo que estoy haciendo, como tengo muchas cosas, es empezar a sectorizar: las radios juntas en un lugar, por otro lugar carteles publicitarios, para que se luzcan más.
Los cuadros y esculturas, ¿las compraste también o fueron hechas especialmente?
Las esculturas, por ejemplo la de Caloi, las hice yo mismo. El día que falleció Caloi yo tenía ganas de hacer una escultura, así que me metí en el galpón y empecé a hacerla doblando fierros. Lo hice porque tuve la oportunidad de conocerlo a Caloi gracias al otro bar que tengo acá enfrente (Sur). Cuando lo conocí me dejó su autógrafo y se sacó una foto conmigo, yo como agradecimiento le hice este homenaje, y ahí arranqué. Ahora estoy haciendo muchas cosas con bicicletas, hice un Obelisco que está afuera con ruedas y cuadros de bicicleta, que representa la idea de que el argentino es bicicletero, no necesariamente por andar en bicicleta (risas). Ahora para la primavera estoy con ganas de hacer flores gigantes con un montón de hormas de zapato que me regalaron, para poner en la puerta. Y así todo el tiempo. El problema es cuando se me viene algo a la cabeza: hasta que no lo hago, no paro.
De acá a futuro ¿tenés alguna idea que te gustaría realizar?
No, la verdad es que gracias a Dios cuido muchísimo a la clientela, soy un obsesivo, me van a ver siempre, todos los días acá, porque me gusta que la gente esté bien atendida y que disfruten. El 3 de septiembre cumplimos 3 años y tenemos una clientela terrible, la gente viene y piensa que estamos hace mucho más tiempo y la verdad es que estamos muy contentos. ¡Lo único que me preocupa es que va a llegar un momento en el que no me van a entrar más cosas! Pero bueno, en ese momento algún lugar se va a hacer.
Loco Arte está ubicado en Mitre 1285, Adrogué. Abre todas las noches de miércoles a domingo. Reservas al 4293-8468.