Día del niño: cinco poemas de poetas argentinos sobre la infancia

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La infancia suele ser uno de los motores para encarar la escritura. El estreno del mundo, los primeros impactos, decepciones y sorpresas, envueltos por el afecto familiar o la ilusión de un futuro lleno de posibilidades. Aprovechando la cercanía del Día del niño en Argentina (20 de agosto), en La Primera Piedra compartimos cinco poemas de poetas nacionales. La infancia propia, ajena, la inocencia y la política, a continuación. 



Como si yo fuera su novia – Osvaldo Bossi

Como si yo fuera su novia
me regaló un hermoso, inmenso
perrito de peluche, y acto seguido
me quedé fulminado
con aquella mascota inesperada
en medio de la calle.
– Es para vos, me dijo.
– Gracias, le dije tratando de disimular
algo que ni siquiera yo mismo conocía
y que empezaba a tomar forma
en aquel instante, como una alegría incontenible
de perrito chihuahua, o algo así…

Como si yo fuera su novia (mágicas naranjas, 2013)
(Leer nota relacionada: ¿Qué es la poesía? #13 Osvaldo Bossi: “A veces los poemas tienen suerte de estar habitados por la poesía y otras no” )


En el primer asiento del bondi – Patricia González López

En el primer asiento del bondi
van dos nenes que no puedo parar de mirar,
tienen mocos
el pelo lavado con agua sucia
sus cachetes pintados con banderas argentinas.

No lo saben pero tienen caritas tristes
tienen un partido ganado para festejar,
tienen una madre que los abraza.

Se bajan pronto y no sé si habrá respuesta,
cuando sean grandes ¿tendrán algo?

Doliente (Cospel, 2016)
(Leer nota relacionada: Reseñas Caprichosas – “Doliente” de Patricia González López: Una búsqueda personal y a oscuras)



Yo no podría – Rodolfo Edwards

hoy vi a una niña llorando
en bicicleta

yo no podría hacer
las dos cosas a la vez.

La épica del movimiento continuo (Eloísa cartonera, 2016)
(Leer nota relacionada: ¿Qué es la poesía? #15 – Rodolfo Edwards: “La poesía no te lleva a nada, pero ¿quién te quita lo bailado?”)



Nunca tuve un noviecito en el jardín de infantes

Nunca tuve un noviecito en el jardín de infantes
ni alguien que gustase de mí.
Mi familia ocupó hasta mi adolescencia
todo mi universo sentimental,
el ancho patio de la escuela
con la higuera y la máquina que compactaba latas.
El primer día entré de la mano de mi hermano,
Lauti sabía muchísimo y yo le tenía tal admiración
que me pegué a él durante muchos años.
Quería ser su novia, pasar todos los días juntos
en los recreos.

Recuerdo que mi prima también quería ser su novia
y peleábamos tanto
que dejábamos de hablarnos durante días,
sin compartir los juguetes,
ni quedarnos a dormir la una en la casa de la otra.
Cuando mamá preguntaba
por qué nos habíamos peleado
yo le mentía y le inventaba historias,
de alguna manera las dos teníamos en claro
que ninguna se iba a casar con mi hermano
y que la vida nos iba a honrar
con hombres mucho más importantes.

Entrada en calor (El Ojo del Mármol 2016)
(Leer nota relacionada: Reseñas Caprichosas – “Entrada en calor” de Luciana Reif: La ternura y la inocencia como un filo)



El pasto que hace poco me acompaña – Carlos Battilana

Mi madre me pone el delantal
blanco. Nos sacan
a los dos hermanos
la foto
del comienzo de clases. Sonreímos.
Al fondo
la pared gris
es lisa,
hace de nuestra vida
un panorama lleno de color
monótono. Sin embargo
la luz del sol
el aire liviano del verano
acompañan
nuestros primeros días de marzo.
De algún modo
somos felices
estamos habilitados
para querer
a nuestro Padre.

Hoy,
mi hijo Marcos
nombra a Andrés
a Ricardo. Le pongo
el delantal, lo acaricio,
sus palabras no me reclaman
nada, y hago un esfuerzo
sobrehumano
por comprender, por devolverle
parte de mi vida.
En la comparación
siempre me vuelvo menor. Los días
pasan. ¿Qué hacer?
Acumulo poco a poco
todas las horas vividas,
no podré leer muchos más libros,
mi comunicación
resulta insuficiente, ¿qué hacer?

Con el oxígeno que queda
haré un círculo perfecto
y no alabaré
el desgaste de la materia, lo que pronto
se acaba. Furioso, impasible,
pediré
besar todas las noches a mi hijo
mirar por TV todos los partidos del Campeonato
caminar sobre el pasto verde
que hace poco
me acompaña.

Velocidad crucero y otros libros (Editorial Conejos, 2014)
(Leer nota relacionada: ¿Qué es la poesía? #19 – Carlos Battilana: “La poesía pone en jaque ciertos estereotipos del lenguaje”)



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