La dictadura cívico militar no distinguió a la hora de cubrir todo con horror: artistas, científicos, políticos, deportistas, estudiantes o adolescentes fueron detenidos, desaparecidos y asesinados. El caso de Ana María Ponce es uno más de esa trágica lista, pero la literatura muestra su poder oculto y a través de los poemas escritos desde la detención ilegal en la ESMA (ahora Espacio Memoria y Derechos Humanos), es posible hallar una joven poeta, idealista y llena de futuro, dejando atrás para siempre el silencio y el olvido. Este sábado 29 de julio a las 17hs, el Museo Sitio de Memoria ESMA ofrece una nueva chance para reencontrarse con su voz.
Escribir en medio del horror
Ana María Ponce, Loli, como la conocían sus compañeros, nació en San Luis el 10 de junio de 1952. En su casa se hablaba de política: su abuelo fue fundador del Partido Laborista y sus padres profesores universitarios. Se recibió de maestra en la escuela pública, siendo medalla de oro de su promoción. Continuó su formación en la Universidad de la Plata. Allí encontró su gran compromiso: la militancia por una sociedad más justa, que vivió desde las filas de la Juventud Peronista y en la Federación Universitaria de la Revolución Nacional (FURN). Ahí conoció a quien mucho más tarde la recordará con cariño: Néstor Kirchner.
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Godoberto Luis Fernández, “Lucho”, como lo conocían sus compañeros, nació en San Nicolás el 27 de enero de 1949. Egresó del Colegio Nacional de Olavarría y fue a La Plata a estudiar Diseño Industrial en la Facultad de Bellas Artes. Loli y Lucho se conocieron militando en la FURN. Se casaron en El Volcán, San Luis, en 1974. Un año después nació su hijo, Luis Andrés, conocido entre los compañeros como “el Piri”. Cuando la situación represiva se agudizó dejaron La Plata y se mudaron a Capital Federal.
El 18 de julio de 1977, Loli fue secuestrada y llevada a la ESMA. Fue vista con vida hasta el lunes de carnaval de 1978. Ese día se la llevaron. Ella intuyó algo y dejó su tesoro de palabras en papel a su compañera de cautiverio Graciela Daleo, quien logró sacarlos de la ESMA.
El 11 de enero de 1977 un grupo de tareas secuestró a Lucho. Poco se sabe sobre su destino, algunas versiones sostienen que estuvo en la ESMA. Y el 18 de julio de 1977, el día del cumpleaños del Piri, Loli fue secuestrada y llevada a la ESMA. De ella se logró saber más por los compañeros sobrevivientes que la conocieron y, sobre todo, por sus escritos elaborados en la ESMA. Loli fue vista con vida hasta el lunes de carnaval de 1978. Ese día se la llevaron. Ella intuyó algo y dejó su tesoro de palabras en papel a su compañera de cautiverio Graciela Daleo, quien logró sacarlos de la ESMA.
Al leer los poemas de Ponce, una extraña sensación recorre el cuerpo del lector: el sentir que está leyendo a una poeta en libertad, que podía convertir un entorno imposible en un lugar colmado de esperanzas y donde las palabras no cumplen una única función estética o literaria. En los versos de la joven desaparecida, las palabras son un pequeño fuego en invierno, un abrazo y una mirada en el momento exacto, un plan de vida: luchar contra la adversidad, siempre.
«Entonces vuelvo a mirarme,/ los pies, y están atados; /las manos, /y están atadas; /el cuerpo, /y está preso; /pero el alma, /ay, el alma, /no puede quedarse así, /la dejo ir, correr, /buscar lo que aún queda de mi misma /hacer un mundo con retazos,/ y entonces río, /porque aún puedo sentirme viva».
Puede leerse en uno de sus poemas: «Entonces vuelvo a mirarme,/ los pies, y están atados; /las manos, /y están atadas; /el cuerpo, /y está preso; /pero el alma, /ay, el alma, /no puede quedarse así, /la dejo ir, correr, /buscar lo que aún queda de mi misma /hacer un mundo con retazos,/ y entonces río, /porque aún puedo sentirme viva». Ese diálogo constante entre un adentro y un afuera, esa oposición entre la realidad y el camino de vida elegido, que por más que se encuentre interrumpido, va a seguir avanzando de alguna forma. Estos poemas fueron la manera de Ponce de proyectarse al futuro.
Memoria viva: seguir los pasos de Ponce hoy
¿Qué pueden ofrecer los poemas de Ponce hoy? Mucho, sólo hay que estar en un estado de disponibilidad para poder apreciarlos. En primer lugar, estos versos incomodan por su momento histórico y también por su capacidad de generar una pregunta, un interrogante que quiebra todo intento totalitario de suprimir las diferencias y las disidencias. Con un estilo literario de época (el uso del tú, por ejemplo), lo central no es eso, sino lo que se dice, dejando las formas a un segundo plano.
En ese sentido, no sería aventurado afirmar que quizás el verdadero poema sea la actitud, la rebelión de escribir a pesar de todo y de todos, de querer dejar un plan de vida y lucha en forma de poesía para trascender una realidad que ya no era la que se había soñado. En vez de la resignación, la literatura ocupa el hueco en el pecho de Ponce.
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El último sábado de cada mes, a las 17 horas, se realiza una visita abierta al Museo Sitio de Memoria ESMA, inaugurado en 2015, en compañía de invitados especiales que dialogan con el público sobre su historia vinculada a este lugar. Esta sábado 29, será el turno de vivir esta experiencia a partir de la historia de Ponce. Para ello, guiarán la visita Luis «Piri» Macagno, hijo de «Loli» y su compañero -ambos desaparecidos-, el poeta Mariano Blatt y la cronista invitada será Lucía Puenzo, cineasta, guionista y escritora.
De esta manera, la poesía retoma uno de sus tantos caminos: alumbrar la verdad, conmover a un público dormido ante la publicidad oficial y comercial, que muchas veces confluyen en una misma dirección. En un ejercicio de memoria vital para un pueblo, recuperar la voz de Ponce es un proceso ético y estético, una proyección al futuro que tiene al pasado como protagonista. Como escribió la joven poeta: «Sólo queda una sombra / y un lugar vacío, /sólo quedan las horas repitiéndose / en mi cerebro, /sólo quedan algunos recuerdos,/ algunas caricias, / y algunas pocas palabras./ Aún así, / sigo buscando la vida.
Si naciste entre 1975 y 1980, y tenés dudas sobre tu origen, comunicate con ABUELAS DE PLAZA DE MAYO (011) 4384-0983 – www.abuelas.org.ar