Miles de personas marcharon hacia Plaza de Mayo en repudio al fallo de la Corte Suprema de Justicia que beneficia a los condenados por delitos de lesa humanidad. En una jornada histórica, los pañuelos blancos se unieron para defender las políticas de Memoria, Verdad y Justicia. Una vez más, el pueblo sacó el cuerpo a las calles y dejó en claro que la impunidad y el olvido no son una opción. (Foto: ES Fotografía)
El pasado 3 de mayo la Corte Suprema de Justicia, con Elena Highton de Nolasco, Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti a la cabeza, falló en contra de la memoria. Meses de negacionismo que han amparado el genocidio llegaron a su máxima expresión, con una decisión que pareció querer borrar de un golpe la lucha por los derechos humanos y desalentar los juicios por los crímenes de la dictadura cívico-militar. Otorgar el beneficio hubiera puesto en riesgo también a testigos con testimonios fundamentales para lograr una sentencia.
Pero en 41 años se logró construir una huella que los jueces subestimaron, y que visibilizó el repudio popular y la indignación contra la impunidad. La amplia reacción consiguió incluso que la Cámara de Diputados y Senadores anularan el 2×1 y se revirtiera ese intento de dejar en libertad a los genocidas. Salir a las calles fue fundamental para demostrar la unión de una sociedad que mantiene la memoria como bandera.
La Primera Piedra estuvo presente en la marcha, acompañando a las columnas que avanzaron hacia Plaza de Mayo para ejercer el repudio al fallo y gritar Nunca Más.
Miguel (37 años)
Yo también estuve acá en la marcha que hubo contra los carapintadas, que exigían las leyes del perdón. Ya desde ese momento vemos que hay un sector que no acepta a ser juzgado por la democracia. En ese momento me trajo mi vieja, tenía 7 años. Hoy tengo 30 y estoy acá otra vez, reclamando y esperando lo mismo. Me gustaría que no tengamos que salir de nuevo a la calle por esto. Cuando escuché lo del fallo, estaba indignado, pero fue una indignación triste, de alguien que ya esperaba que pasara algo así. Se veía venir, esto no fue algo espontáneo, hay una intención que va más allá de los jueces.
Juan Pablo (20 años)
Vine porque los genocidas tienen que estar presos en cárceles comunes y cumplir la condena como es debido. La gran cantidad de gente que vino muestra la conciencia de la sociedad con respecto a la posición del gobierno frente a la dictadura, y respecto a la gravedad de lo que implica el 2×1 y que salgan genocidas a la calle. Sería una injusticia para esas personas que no están y para quienes todavía siguen buscando a sus nietos. Yo creo que el gobierno está tratando de provocar al pueblo.
Rosa (48 años)
Es duro porque hace muchos años hemos venido a la plaza, para cuando pasan estas cosas salir a la calle. Volver a sentir que algo se está moviendo así, te llega muy profundo. Venimos de años de tranquilidad en ese aspecto, de saber que no iba a pasar, que no se iban a nombrar más a los militares, pero cada vez más hay gente que agrede. Las fuerzas de seguridad están agrediendo. Los pibes están cada vez más temerosos, porque se los enfoca a ellos. Ver toda esta gente acá me emociona muchísimo, confirma lo que pensaba, que con el pueblo no se pueden meter.
Ariana (31 años)
Decidí venir porque hay algunas situaciones de la realidad del país en las que es necesario estar presente con el cuerpo y no sólo con la opinión que uno sigue desde su casa con las noticias. Esta es una ocasión en la que me parece muy importante que estemos físicamente, más allá de los debates que se puedan dar en lo cotidiano. También me alegró que unifiquen las dos marchas, porque si no se lograba hacerse una unión para esta causa, así como es necesario para otras, nos van a seguir pasando por encima.
Débora (26 años)
Cuando me enteré del fallo, no lo podía creer, me pareció realmente increíble que se pudiera volver a una cosa así. Por eso me pareció importante manifestarse, venir, que se note que estamos y que estaremos. Me da mucho escalofríos y mucha emoción ver a tanta gente acá por lo mismo, saber que no soy la única, que no va a volver a pasar.