El viernes 17 y el sábado 18 de marzo, en el predio de la ex Esma, se llevará a cabo Derechos en Foco, el 1º Encuentro Internacional de Fotografía y Derechos Humanos. «La idea es articular la palabra y la mirada de los fotógrafos con el pensamiento y accionar de actores sociales, políticos y sindicales», comenta Lucila Quieto, una de las organizadoras e integrantes del Archivo Nacional de la Memoria. A partir de una serie de exposiciones y talleres, este proyecto cultural plantea abrir espacios de debate frente a la actual vulneración de los derechos, utilizando la fotografía como lenguaje y herramienta para la construcción colectiva. (Foto: Derechos en Foco)
Las imágenes del 1º Encuentro Internacional de Fotografía y Derechos Humanos abren un campo de enormes posibilidades a la hora de plasmar la memoria. Dejan huellas que potencian la capacidad de denuncia y trazan miradas históricas, articuladas con la política y la sociedad. Para Lucila Quieto, autora de los ensayos fotográficos «Arqueología de la asuencia» y «Filiación», las exposiciones y talleres son una manera de cuestionarse y de defender nuestros derechos desde el arte.
Es una forma de fortalecimiento entre nosotros, que permite producir un nivel de organización y de pensamiento para ver cómo salir del lugar en la que estamos.
— ¿Cómo surgió la idea del encuentro?
— Comenzó con un grupo de tres o cuatro compañeros que trabajan en la ex Esma. La idea era armar, entre todos los que trabajamos con la imagen en distintos edificios del predio, alguna movida que tuviera que ver con la fotografía, los derechos humanos y con la historia del lugar. Entonces nos fuimos articulando y empezamos a diseñar este proyecto para reafirmar algunas luchas y derechos humanos que fuimos adquiriendo a lo largo de los últimos 40 años, pero que ahora están siendo vulnerados. Quisimos poner en foco cuestiones que nos interesan y que venimos militando desde hace mucho con organizaciones sociales y organismos de derechos humanos. Todo esto fue también pensando en el 24 de marzo, cercano al encuentro, que es una fecha muy movilizante, tal como lo fue también todo este mes.
— ¿Cuáles son los ejes en los que dividieron la exposición?
— Uno de los ejes fundacionales es Memoria, Verdad y Justicia por encontrarnos en la ex Esma, por la importancia de los organismos de derechos humanos y por ser en el mes de marzo. Dentro de este eje, se va a poder encontrar, en la Casa de las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, una muestra del fotógrafo Marcos Adandia, que trabajó durante 12 años haciendo retratos a distintas madres de plaza de mayo. Son imágenes que marcan una historia de militancia a partir de la desaparición de sus hijos. También hay una muestra colectiva de nueve fotógrafos, que estoy armando particularmente, llamada “Ficciones, imágenes que construyen sentido sobre el pasado”. En ella, varios familiares, hijos e hijas de desaparecidos trabajamos a partir de nuestras historias y, de alguna manera, reelaboramos ficciones a partir de de los relatos que construimos y de las imágenes.
Nos fuimos articulando y empezamos a diseñar este proyecto para reafirmar algunas luchas y derechos humanos que fuimos adquiriendo a lo largo de los últimos 40 años, pero que ahora están siendo vulnerados.
— ¿En qué otras áreas abrieron el espacio para lograr la confluencia de actores de distintos ámbitos?
— En el contexto actual nos pareció fundamental armar también un oro para pensar y discutir sobre el trabajo y la organización sindical. Esto lo pensamos a partir de cobertura fotográfica de Norberto Fuzolo sobre el conflicto de los obreros de la planta de Acindar de Villa Constitución, en 1974. Preparamos un foro al que están invitados Daniel Catalano, secretario general de ATE en Capital, una compañera concejal de la CETEP, perteneciente al Movimiento Evita, que es cartonera y pasó a integrar una cooperativa en su barrio, gente de la corriente sindical y de empresas recuperadas. Además, lo invitamos al ministro de trabajo Carlos Tomada, para que pueda darnos una mirada desde hoy y hacia atrás de lo que fueron las condiciones de trabajo y su relación con el Estado. Por otro lado, nos pareció también importante generar un foro ante la situación de Milagro Sala y las compañeras presa. Sobre la Tupac hay una muestra de Sebastián Miche, que trabajó en fábricas, escuelas y en el parque acuático.
— También trabajaron sobre los derechos de la comunidad LGTBIQ, ¿cómo fue esa tarea?
— Partimos de un Archivo de la Memoria Trans, que se está generando desde hace un tiempo con la ayuda de muchas compañeras del colectivo, como Cecilia Estalles. A partir de la proyección, se va a abrir un foro sobre diversidad en el que van a participar todos los colectivos LGTBIQ. La idea es discutir sobre el neoliberalismo hoy, la militancia lgtb y las políticas públicas que no se cumplen en la comunidad, dada la violencia institucional y la discriminación que sufren los integrantes de los distintos colectivos.
La idea es integrar las imágenes producidas, ya sea de forma individual o dentro de un colectivo, con quienes son los protagonistas reales de esas fotos. Articular la palabra y la mirada de los fotógrafos con el pensamiento y accionar de actores sociales políticos y sindicales. En este sentido, el encuentro busca generar diálogo, debate, cuestionamientos y respuestas a las situaciones que vivimos.
— ¿Qué otro ensayo fotográfico se va a poder encontrar?
— El trabajo de Pablo Piovano sobre los agrotóxicos, por ejemplo, muestra las consecuencias negativas que la intervención de las multinacionales tiene en la población. Con las imágenes, la muestra explora el acceso a los recursos naturales, el genocidio y las malformaciones de los habitantes de varias regiones de nuestro país a partir del uso de estas sustancias químicas en las tierras. En el foro, estarán participando especialistas que investigan sobre el tema, la madre de una chica que murió por las fumigaciones en Córdoba y dos compañeros del Movimiento Campesino de Santiago del Estero, que contarán su resistencia, organización y lucha por sus tierras.
— ¿Cuál es la importancia del encuentro en el contexto político actual?
— La idea es integrar las imágenes producidas, ya sea de forma individual o dentro de un colectivo, con quienes son los protagonistas reales de esas fotos. Articular la palabra y la mirada de los fotógrafos con el pensamiento y accionar de actores sociales políticos y sindicales. En este sentido, el encuentro busca generar diálogo, debate, cuestionamientos y respuestas a las situaciones que vivimos. Es una forma de fortalecimiento entre nosotros, que permite producir un nivel de organización y de pensamiento para ver cómo salir del lugar en la que estamos.
— ¿Cómo integraste tu experiencia y tu propia trayectoria con la organización?
— Hace muchos años que trabajo con la fotografía, reflexionando acerca de la historia, de mi historia. Las imágenes son una forma de decir lo que pienso. El encuentro me dio la posibilidad de generar esta experiencia con otros compañeros y compañeras. Hace nueve años que trabajo en la ex Esma como fotógrafa del Archivo Nacional de la Memoria y, para mí, ser empleada pública es también parte de un compromiso que asumí. Aunque esta gestión no represente mis intereses o los de la mayoría de los trabajadores, seguimos teniendo la responsabilidad de pensar propuestas dentro del Estado. Continuamos presentes y nos hacemos cargo de que nuestro trabajo es generar acontecimientos públicos, poder compartir conocimientos y archivos para crear un espacio de reflexión.