Las dos muertes que se produjeron en el marco del recital del Indio Solari en Olavarría desnudaron las miserias y falencias de distintos sectores de la sociedad. A la desidia estatal, la falta de profesionalismo de los medios de comunicación y las fallas de una empresa privada que facturó millones por el concierto, hay que sumarle el accionar de un público que sufrió el abandono de quién debía protegerlo, al mismo tiempo que facilitó su propio caos. ¿Qué tan fino es el hilo que hace que toda esta maquinaria se sostenga? Mientras tanto, la figura del Indio Solari parece desviar la atención de las responsabilidades ajenas y propias.
Ya pasaron días de la tragedia de Olavarría y que, vista en la perspectiva que da el paso del tiempo y la información, pudo haber sido mucho peor. El cóctel explosivo del abandono estatal, la codicia política y empresarial, sumados a las imprudencias individuales hicieron que un recital que prometía ser histórico termine siendo tristemente célebre. ¿Hasta dónde se podrá llegar en la investigación de las responsabilidades e irresponsabilidades de las distintas partes?
Noticias de ayer
En primer lugar, es importante resaltar una información que se pudo comprobar en las últimas horas: las pericias toxicológicas efectuadas en el marco de la investigación judicial abierta a causa de las dos personas que murieron durante el recital del Indio Solari en Olavarría, lograron ratificar que no hubo muerte por aplastamiento o sofocación. En cambio, revelaron que los dos hombres tenían altos porcentajes de droga y alcohol en sus cuerpos. En esa dirección, la fiscal Susana Alonso requerirá la asistencia de otro médico legista para ratificar los resultados que cambiarían el eje de la investigación.
El cóctel explosivo del abandono estatal, la codicia política y empresarial, sumados a las imprudencias individuales hicieron que un recital que prometía ser histórico termine siendo tristemente célebre
Esta revelación abre focos de análisis que son necesarios ver con detenimiento. Para empezar, la irresponsabilidad del intendente de Olavarría, Ezequiel Galli, que durante el mediodía del domingo 12 de marzo informó que una de las muertes ocurridas en su ciudad fue por culpa de lo que «todos conocemos como avalancha». Cabría preguntarse si ese dato fue brindado a Galli por algún organismo oficial o simplemente se dejó llevar por los dichos de los medios, que para ese entonces hacían principal eje en la hipótesis de un aplastamiento masivo.
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Sin embargo, este descubrimiento desnuda otras irresponsabilidades y cinismos a la hora de argumentar. Que ninguna de las muertes haya sido producto de la avalancha producida en el recital no quita el potencial mortal que puede tener un aplastamiento de miles de personas. De hechos, las decenas de heridos que fueron atendidos en Olavarría lo demuestran. El cambio de carátula por las muertes de Juan Francisco Bulacio y Javier León no debería bajo ningún concepto correr esta cuestión del foco de análisis.
Las pericias toxicológicas efectuadas en el marco de la investigación judicial abierta a causa de las dos personas que murieron durante el recital del Indio Solari en Olavarría, lograron ratificar que no hubo muerte por aplastamiento o sofocación
Al respecto, tal como se informa en Página 12, el fiscal Marcelo Sobrino explicó que a pesar de los resultados de las autopsias y las pericias de los cuerpos, no se descarta que las malas condiciones en que se brindó el recital, al que asistieron casi el doble del público permitido, hayan contribuido como «concausales» en los decesos.
Que el Indio no tape a la tribu
Como se podía suponer, la figura del Indio Solari absorbió la mayoría de la atención mediática. Si el debate no se centra alrededor del excantante de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota es porque las responsabilidades empresariales estatales y empresariales son tan obscenas que no se puede hacer la vista gorda…al menos no del todo. El debate sobre la supuesta autoridad moral o no de Solari, al mismo tiempo que el debate sobre el valor de su obra musical, muchas veces encandilan y corren el foco de lo verdaderamente importante.
En principio los hermanos Matías y Marcos Peuscovich, dueños de la productora En Vivo SA que organizó el recital, están imputados pero aún no se les asignó cargo alguno, ya que sólo se les comunicó que están incluidos dentro del artículo 60 del Código Penal, mientras se están reuniendo elementos para citarlos a declarar. El Indio Solari, según se supo por trascendidos informativos, desmintió ante la justicia ser socio de los Peuscovich.
El debate sobre la supuesta autoridad moral o no de Solari, al mismo tiempo que el debate sobre el valor de su obra musical, muchas veces encandilan y corren el foco de lo verdaderamente importante.
La causa judicial en curso, así como el debate periodístico y ético sobre las responsabilidades cada vez cobra más fuerza debido a las irregularidades halladas. El fiscal Sobrino confirmó que el video que circuló en las últimas horas, en el que aparecen los integrantes de la productora y el intendente Ezequiel Galli negociando donde se ubicarían los puestos de bebidas alcohólicas, también sería incorporado a la causa como prueba. En ese video, el jefe comunal aseguró que esperaba «como mínimo» 300 mil personas, cuando en la ya mencionada conferencia de prensa afirmó que se esperaban 200 mil y que el exceso fue lo que «desbordó» las supuestas medidas preventivas tomadas por su gobierno.
Sin embargo, la gravedad de ese registro audiovisual, así como los testimonios que aseguran que la venta de alcohol era totalmente abalada y permitida por el Estado y sus fuerzas represivas, suele ser dejada de lado para centrar la atención en lo que el Indio Solari hace o deja de hacer. En ese sentido, una carta del músico enviada previamente al recital (y, por ende, a la tragedia) toma una trascendencia totalmente innecesaria, al mismo tiempo que en muchos medios de comunicación es vendida como una declaración de Solari tras los lamentables hechos.
Lo único nuevo en el caso y en la figura del Indio, quien hasta ahora guarda un llamativo silencio que no hace más que engordar las voces en su contra, es un comentario dicho en privado mediante una red social. Allí, según señala la Agencia Paco Urondo, Solari expresó: «No tienen información dada por los diarios que sea cierta. La fiscal habla de la verdad y negó (en la indagatoria) todas esas versiones como faltas a la verdad de lo sucedido y a las víctimas. Leyendo las noticias, hoy, me encuentro una vez más, situado en un lugar protagónico que me excede» .
Solari expresó: «No tienen información dada por los diarios que sea cierta. La fiscal habla de la verdad y negó (en la indagatoria) todas esas versiones como faltas a la verdad de lo sucedido y a las víctimas. Leyendo las noticias, hoy, me encuentro una vez más, situado en un lugar protagónico que me excede»
Como ya señalamos anteriormente en La Primera Piedra, centrarnos en la figura del Indio Solari, así como el género musical que el representaría o la «cultura del aguante» que se suele asociar, muchas veces erróneamente, a su música, desvían la atención de las responsabilidades humanas y concretas. Despotricar contra conceptos o un póster no hace más que llenar horas huecas en los medios de televisión, mientras las responsabilidades penales quedan corridas del centro.
Será el propio Solari quien deba demostrar su inocencia sobre los trágicos hechos, mientras tanto su figura no tiene que tapar las responsabilidades que aún más allá de los actores ya mencionados en esta nota. Las autoridades provinciales como María Eugenia Vidal y su ministro de Seguridad, Cristian Ritondo, hasta el momento han logrado correrse del ojo de la tormenta, pese a ser responsables directos de esta cadena de sucesos en su provincia. Claro está que en este año electoral, la cobertura mediática y los favores de los grandes medios de comunicación, seguirán siendo moneda corriente.
