El pasado como una marea que crece y decrece para mojar la orilla del presente. Los poemas de Sol Gago tienen esa potencia y esa insistencia: en la espuma de los recuerdos se puede entender cómo el naufragio llegó a su punto actual. En su primer libro de poemas, La distancia con el mundo (Halley Ediciones, 2023), la autora nacida en La Pampa despliega un abanico de imágenes que no le tienen miedo ni a la hostilidad ni a la ternura.
Sobre la autora
Sol Gago nació en Trenel, La Pampa, en 1985. Estudió Ciencias de la Comunicación en la UBA y es profesora de Teatro. Actualmente vive entre Puerto Madryn y Trelew, donde trabaja como docente, actriz y gestora teatral en la sala La Podestá. La distancia con el mundo (Halley Ediciones, 2023) es su primer libro de poemas.
1 – La mirada ajena
Había festines
en la casa de mis primos
cada vez que alguno cumplía años.
Esas noches
veía a mis hermanas
vestirse frente al espejo
proyectando en sus cuerpos
la mirada de los hombres
que las notarían más tarde.
Mientras tanto
yo nunca decidía ir
pero iba
y de a poco aprendí
a controlar los nervios:
apretaba la panza
antes de cruzar la puerta de entrada.
Una vez ahí
me repelía el placer de otros adolescentes
que compartían transpiración
y se gustaban entre sí.
A veces disimulaba con un baile
entre la muchedumbre
pero siempre me preguntaba
hasta cuándo seguiría siendo yo.
Una noche
me aislé en el balcón
y vi a una rata enorme
caminar por un cable de luz.
De vez en cuando
como un mantra
si la tensión me desborda
imagino que soy el cable
por el que una rata gigante camina
y logro soltar la respiración.
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2 – Resistencia
Los pelos blancos del gato
se adhieren a la sábana
negra
que cuelga afuera.
Adentro
a contraluz
cientos de otros pelitos
se sostienen en el aire
delicados
intentando permanecer
en la casa
sin levantar sospechas.
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3 – Otra forma
Podríamos fundar un nuevo sistema:
dejar de enamorarnos,
de obligarnos a vivir en el amor.
Mirar primero hacia adentro,
armarnos
y luego recién
salir a la calle
a buscar lo que nos dé de respirar.
Como esa vez
que vi a la chica del banco
y me enamoré
unos diez minutos
entonces pensé
esto podría ser el amor:
un descubrimiento repentino
al que no le demos tanta atención
pero nos mueva adentro
un engranaje que estaba quieto.
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4 – Materia muerta
En la cocina
las moscas
siguen apropiándose
de las paredes y el aire
y por las noches
las hormigas asedian la mesada
buscando restos de comida.
La materia viva
ocupa mi casa
y no me deja concentrar
en los quehaceres.
¿Puedo confiar sólo en mí?
Presiento
que soy lo único que tengo
para hospedarme,
pero tal vez no soy yo
quién vive acá
sino mi pasado.
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5 – Reglas (para sobrevivir)
Hacer de mi casa el propio mundo.
Tener un orden en el desorden.
No adoptar mascotas si no las sé querer.
Dejar que el viento arrase lo que no tengo más.
Aceptar que todas las cosas que perdí no eran mías
y se parecían a lo impuesto.
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