Un silencio parecido al océano: cinco poemas de Julieta Hermo

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Una mirada cautelosa sobre recuerdos, vínculos familiares y formas de habitar espacios. Esto es algo de lo que se puede encontrar en Un silencio parecido al océano (Halley, 2021) el poemario de Julieta Hermo, en el que la búsqueda del deseo es una constante del ritmo vertiginoso que adoptan los versos a lo largo de las páginas.



Sobre la autora

Julieta Hermo nació en Capital Federal el 4 de marzo de 1994. Estudió Psicología en la Universidad de Buenos Aires. Actualmente trabaja en escuelas promoviendo la inclusión de niños y adolescentes con capacidades diferentes.  Co- dirige junto a Daniela Varela “Demoradas” , un proyecto de tipo experimental- audiovisual que busca alojar y entramar una red colectiva a partir de la convocatoria de múltiples voces poéticas, voces inéditas, aún no escuchadas. Un silencio parecido al océano (Halley, 2021) es su primer libro.


1- El espejo manchado

¿Acaso perdiste la cuenta de los lunares que hay
en tu cuerpo?
me pregunta mamá
mientras cuenta los suyos
salpicados sobre todo su cuerpo.
Mamá y yo nos vemos,
en ese espejo manchado
que nos funde,
nos confunde.
Nuestros cuerpos gastados.
Le pregunto a mamá si ve las manchas
y ellas las niega,
y dice que son del espejo.
La miro a mamá
la veo manchada.
Ya salimos del espejo.
nos encierran nuestros reflejos,
y esas manchas persisten,
las tiene por el cuello,
por las manos,
las tiene en su pecho.
Son manchas de nacimiento.
Mamá me escucha
y se hace vacío.
sobre mí,
un nacimiento
sobre mi cuerpo
y sus manchas oscuras son
coágulos de soledad
mamá no habla
lee manchas.
en mi cuerpo,
un escenario que depura expectación.


2 – Una niña arrastrada I

Veo a una niña arrastrada en la calle.
Es arrastrada,
como se toma
una muñeca
sus pies sobrevuelan la vereda
más allá de la cintura de su madre.
Las hojas de los árboles,
se vuelven un horizonte estrecho
la verdad detrás de la madre,
la sentencia de verse a través
del reflejo de la vidriera.
¿Vos ves cómo todos te miran?
Veo a una niña arrastrada en la calle,
es arrastrada,
como se toma
una muñeca
y no sabe ver,
verse en lo íntimo
del cruce peatonal
que siempre pierde
a una madre
arrastrando su ser ausente
ante sí misma,
poseedora de nadie
algo que tiene,
que tampoco sabe
quién es.



3 – Rivotril

Me acuerdo de la sobremesa.
En el ala izquierda, mi abuela
ofreciendo tarta de frambuesa.
En el ala derecha, mi otra abuela
sacando de su cartera
Rivotril y pastillas de miel.
¿Quién quiere Rivotril?
Y dejaba la caja en el centro de la mesa
como se deja un flan, un buen postre.
Un dulce es como una droga,
decían mis abuelas y reían.
Es el efecto,
lo que cuenta,
la exacerbación
que llega en forma de calma
como las rosas que florecen
tras una lluvia gris.
En una cuchara tengo azúcar
y en la otra calmantes como nubes rosas.
Nadie puede sacarme de este silencio.
Le robo a mi abuela pastillas de Rivotril,
mi abuela me regala pastillas de miel.
Comelas de a una, decía,
y ella se metía dos en la boca.
Estoy en la cama

y algo me succiona,
por dentro
me come
mientras trago en una mordida voraz,
eso que no es Rivotril.
Cuento pastillas que no son de miel,
mi mente se adormece
mi cuerpo repite un espasmo.


4 – Reposo

Me pregunto si hay reposo
en el agua oculta de un pantano
si ser un reptil
a cuestas
es vivir lo fatal,
si los pies saben descansar en el aire,
si en algún momento
el cuerpo lo supo
aunque sea,
solo unos segundos,
nada que frene,
ni que amortigüe.
Piso un pie, piso el otro
el suelo deja de existir,
después,
una larga suspensión.
¿Para qué caer si ahora el piso flota?
El impacto de enredarse
sobre la maleza
como el rebote de un corazón,
un bombeo en el interior
o son los pies
un sonido que nos arrastra.


5 – Duermo viva

Dormí,
escribí sueños,
hasta despertar.
Quise bordear las costas de mi territorio,
el agua nunca me dejará sola, pensé.
Me imaginé siendo océano mudo,
hasta llegar a ese otro lado,
que nunca vemos.
La tierra existe,
no es fantasía ese mas allá,
sólo hay que aprender a nadar,
soportar la línea
sin final
habitar el hundimiento y el vuelo
entre el agua y el aire
ser nada.



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