En su nuevo libro Marina Mariasch nos lleva por un recorrido personal e íntimo sobre el suicidio. Con una escritura autobiográfica y un tono poético, la autora narra en primera persona los días que sacudieron la cotidianeidad por una tragedia familiar.
Por Ernesto Martínez Ponce
Sobre la autora
Marina Mariasch (Buenos Aires, 1973) publicó los libros de poesía coming attractions (1997), xxx (2001) y tigre y león (2005) en el sello editorial Siesta, que fundó y codirigió. Esos y otros libros suyos fueron reunidos bajo el título Paz o amor (Blatt & Ríos, 2014). Siguieron Encantada de conocerte (Caleta Olivia, 2016) y Mutual sentimiento (Ediciones Nebliplateada, 2018). Junto al colectivo feminista de literatura Máquina de Lavar publicó La pija de Hegel (2014). Sus novelas son El matrimonio (Bajo la luna, 2011) y Estamos unidas (Mansalva, 2015). Es licenciada en Letras por la Universidad de Buenos Aires y docente universitaria en la carrera de Artes de la Escritura (Universidad Nacional de las Artes). Poemas y textos suyos fueron traducidos al inglés, francés, italiano, alemán, portugués y finlandés, y han sido incluidos en distintas antologías.
El duelo desde la escritura
En su nuevo libro Efectos Personales (Emecé 2022), Marina Mariasch se detiene a pensar sobre el suicidio, se toma su tiempo, lo explora y rodea para arremeter contra el dolor. A través de este texto, que la misma autora denomina ensayo autobiográfico, y con una escritura punzante, pone en palabras la tragedia.“Mamá se quiso sacar de encima el amor y como no pudo se sacó de encima el mundo”, puede leerse en uno de sus fragmentos.
En su nuevo libro Efectos Personales (Emecé 2022), Marina Mariasch se detiene a pensar sobre el suicidio, se toma su tiempo, lo explora y rodea para arremeter contra el dolor.
La muerte impacta y arrolla los sentidos como una aplanadora, pero los anestesia cuando ronda lo cercano. Con la tragedia, a Mariasch se le desarticuló el lenguaje: hubo una ruptura justo ahí en ese lugar vital propio de una escritora. Algunas veces no podía hablar, no había manera de unir palabras, sin darse cuenta había vuelto al lugar anterior, aquel donde una persona adquiere el lenguaje. El golpe se convirtió en realidad: el lenguaje la había abandonado.
Hace algunos años se publicó Apuntes sobre el suicidio de Simon Critchley, quien plantea que, a veces, lo más cerca que podemos estar de la muerte es escribiendo; escribir como sinónimo de ausentarse de la vida, abandonarla temporalmente para ver las cosas desde otra perspectiva, con más claridad. Esto es lo Mariasch que intenta y lo hace de manera magistral. Como en una partida de ajedrez mueve la pieza para atrás para revisar el pasado, pero no se conforma solo con eso, sino que además avanza en paralelo a la tragedia, procurando mantenerse próxima, acompasando los hechos para transformarlos en literatura.
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Efectos personales (Emecé, 2021), de Marina Mariasch
La obra mantiene un lenguaje poético hasta el final, algo que Marina Mariasch maneja con fluidez: es autora de casi una decena de libros de poesía, hace pocos reunidos en La pequeña compañía (Caleta Olivia, 2022). La mixtura de ensayo autobiográfico y escritura poética van componiendo, a través de retazos, una novela distinta. Puede leerse, por ejemplo:“Hoy es la fecha de cumpleaños de mi mamá. También es la fecha del último día que la vi y que me peleé con ella. Después se mató y no la vi más”. Con gran acierto se escabulle de los lugares comunes y los golpes bajos. Se anima también a incorporar otras voces: la del padre, la de la hermana, las de otros familiares y amigos que se anudan o se superponen. Pero además invita a la mesa de trabajo que es su propia escritura a autores como Durkheim, Marx o el escritor británico Al Alvarez.
Efectos personales es un libro de pequeños capítulos que no da respiro y es también una operación literaria a corazón abierto donde se intenta curar una herida para por fin cicatrizarla.
En su último libro, Suicidio, el escritor frances Édouard Levé narra el suicidio de un amigo a los 25 años. Poco después de entregarle el manuscrito a su editor, se ahorcó en un departamento de París. En un pasaje, Levé escribe que los que mueren viejos son un bloque de pasado y los que mueren jóvenes son un bloque de posibilidades. En el mismo sentido, el libro Efectos personales fractura los bloques uno a uno para, con estos escombros, construir una reversión de esta hipótesis de Levé, porque la muerte de una madre implica un viaje al pasado, pero también la inevitable incertidumbre de las posibilidades que no fueron.
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Efectos personales es un libro de pequeños capítulos que no da respiro y es también una operación literaria a corazón abierto donde se intenta curar una herida para por fin cicatrizarla. No hay una búsqueda por entender por qué pasó lo que pasó, sino nada más y nada menos por narrar lo sucedido y lo que brotó sobre quienes se quedaron a partir de esta fatalidad. Después de un suicidio se pueden buscar los efectos personales en una comisaría o bien revisitar la historia, ponerla en palabras y convertirla en libro.
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