¿Alguna vez te preguntaste por qué a las maestras se les dice “señoritas”? ¿De dónde surge la idea de “vocación docente”? ¿Qué estereotipos de género hay alrededor del rol de la docencia hoy en día? Septiembre es un mes en el que se conmemoran varias fechas relacionadas a la educación, por eso, en este nuevo episodio, rastreamos el origen del proyecto histórico y pedagógico que estuvo detrás de la idea de educación en Argentina, pero también de la idea de maestra que estuvo vigente durante generaciones.
¿Cuál es la imagen más tradicional que se viene a la mente cuando se piensa en un aula? Pupitres, mochilas, guardapolvos blancos y una maestra mujer sean quizás los factores comunes en el imaginario colectivo. Según datos del Ministerio de Educación de la Nación, más del 75% de las personas que trabajan en establecimientos educativos son mujeres. Esto no es casual ni aleatorio: la educación, así como por ejemplo también la salud, son sectores feminizados por tratarse de profesiones de cuidado.
Para Sarmiento no cabía la menor duda de que las mujeres eran las únicas con bondad, paciencia y comprensión para encargarse del cuidado de las niñeces al interior del aula. Después de todo, era una continuidad natural del rol que siempre tuvieron asignado en el hogar.
Cuando a fines del siglo XIX Domingo Faustino Sarmiento decidió que había que separar «civiliación» de «barbarie», fundó la primera escuela para docentes, encargada de formar a quienes estarían al frente de la tarea educativa. ¿Y quiénes eran las personas más aptas para tal proyecto? Para Sarmiento no cabía la menor duda de que las mujeres eran las únicas con bondad, paciencia y comprensión para encargarse del cuidado de las niñeces al interior del aula. Después de todo, era una continuidad natural del rol que siempre tuvieron asignado en el hogar. Y así fue cómo la idea de «vocación» ocultó la profundización de la división sexual del trabajo que se reprodujo históricamente y que agudizó estereotipos y discriminaciones.
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Pero además, ser docente en esa época implicaba una serie de reglas estrictas, un contrato con limitaciones sobre la vida privada, como no poder tomar helado en público, por ejemplo. Este era el marco en que las «señoritas» podían desempeñar su función. Si bien todo esto puede parecer lejano y arcaico, muchos de estos prejuicios sobrevivieron bajo distintas formas. De esto hablamos con Natalia Vaiassicca, docente de Nivel Inicial y creadora del proyecto Somos Jardín que apunta a repensar el ángulo desde el que se concibe la educación en la primera infancia.
Pero además, ser docente en esa época implicaba una serie de reglas estrictas, un contrato con limitaciones sobre la vida privada, como no poder tomar helado en público, por ejemplo
Aunque el término «señorita» pueda ser justificado como una «muestra» de cariño, en realidad es un vestigio que no hace otra cosa que desprofesionalizar a las docentes. De estos estereotipos y de la precarización de las tareas de cuidado hablamos en este nuevo episodio de Detrás de lo invisible, donde como siempre, buscamos repensar aquellas ideas que, de tan arraigadas, reproducimos sin siquiera pensarlo.