Marta vive en una pequeña casa de madera, arriba en el cerro, cerca del pueblo y de la mina donde trabaja su marido. Sus días transcurren preparando dulces de naranjas con deseos. Una conversación telefónica interrumpe sus devaneos y vuelve amargo el presente. Dulce Marta se presenta los sábados a las 19 horas en Abasto Social Club.
por Milena Rivas
“Escribir una obra es como una espiral descendente, porque no sabés cuánto te va a llevar”, cuenta a La Primera Piedra Julia del Pecho, la dramaturga del unipersonal Dulce Marta. Del Pecho es de La Plata y estudió Comunicación Social y Locución. Su paso por la Maestría en Dramaturgia de la UNA y por diversos talleres de escritura, entre los cuales cita los coordinados por Maruja Bustamante y Lucía Panno, la llevaron a crear musicales delirantes y dramas de octogenarios.
Dulce Marta, dirigida por Ana Laura Suárez Cassino y protagonizada por Romina Oslé. La protagonista se pasa sus horas pelando naranjas, revolviendo el dulce, colmando los frascos de mermelada. Y, mientras tanto, las palabras agujerean el aire.
Sin embargo, antes de su obra actualmente en cartel, no se asumía dramaturga. Para su sorpresa, apareció en los tiempos pandémicos de encierro una búsqueda poética a partir de una imagen muy particular: “Retrato de Cristina, mi hermana”, de Frida Kahlo. ¡Qué dicha fue descubrir un cuadro desconocido de su artista mexicana favorita! Había algo en la mujer vestida de blanco y en el árbol de copa redonda del fondo que la atraía particularmente. Mientras observa, se acuerda de otra imagen de carácter personal: su viaje a Cochabamba.
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Julia tuvo la posibilidad de ingresar a una mina, donde se proponía el ejercicio de apagar las linternas y entregarse a la oscuridad total. “El silencio me descolocó, el tiempo y espacio habían desaparecido y yo más que nunca necesitaba que alguien hablara”, señala.
Algo de la angustia experimentada en esos segundos se materializa en Dulce Marta, dirigida por Ana Laura Suárez Cassino y protagonizada por Romina Oslé. La protagonista se pasa sus horas pelando naranjas, revolviendo el dulce, colmando los frascos de mermelada. Y, mientras tanto, las palabras agujerean el aire. Lo que abisma es el silencio del otro lado, el tono del teléfono, las incertezas.
La nueva puesta tiene dos frentes, de manera tal que el público pueda ver la pieza y, a su vez, verse reflejado en el espectador de enfrente.
Marta da vueltas sobre su dolor como el cuchillo sobre la cáscara de la fruta, que perfuma las cuatro paredes de la sala. “Mi formación me había acercado a una sensorialidad más propia de la palabra. La fiesta del viejo de Fernando Ferrer y Papushkas, mi propio Kadish de Melisa Freund fueron dos obras de teatro que despertaron en mí las ganas de trabajar con una experiencia sensorial completa. Ni hablar del recuerdo de las manos de mi abuela haciendo mermelada de pera”, confiesa Del Pecho. Los deseos que Marta regala con cada dulce traspasan incluso las fronteras de la sala: al equipo se le ocurrió habilitar un frasco a la salida donde sea posible dejar por escrito nuestros anhelos y así seguir expandiendo la obra.
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Dulce Marta está terminando su segunda temporada en cartel. Entre el 2021 y el 2022, alcanza la publicación a través del Concurso de Dramaturgas Argentinas. Si bien el texto no ha cambiado ni un ápice, varias transformaciones han tenido lugar en escena. Luego de pasar por el teatro NUN, la sala independiente de Abasto Social Club recibe la obra con mucho afecto. La nueva puesta tiene dos frentes, de manera tal que el público pueda ver la pieza y, a su vez, verse reflejado en el espectador de enfrente. También cambia la intérprete: esta temporada Romina Oslé esgrime otras apuestas creativas de la mano siempre firme y presente de Suárez Cassino.