La adultez, la escritura, el desasosiego. Esa triada parece conformar la gran obsesión de Juan Domingo Aguilar y los poemas que integran anticine (Edual, 2022). Con versos transparentes y un ritmo cotidiano, la mirada se posa sobre las fisuras de lo habitual para entender que hay otra lectura de las cosas, sin importar su tamaño o importancia: desde la herencia paterna a una selfie llena de filtros, hay un sentido acechando por nosotros cuando menos lo esperemos. (Foto del autor: Jeosm)
Sobre el autor
Juan Domingo Aguilar nació en Jaén, España, en 1993. Ha sido director del grupo Viridiana Teatro y coeditor de la revista La Novicia. Codirige la editorial y revista independiente Bichito Editores. Dirige la sección «Versátiles» en Zenda. Ha publicado La chica de amarillo (Finalista del I Premio de Poesía Esdrújula), Nosotros, tierra de nadie (XXXIII Premio Andaluz de Poesía Villa de Peligros), 2ª Ed. La Castalia, Venezuela, 2020, y anticine (V Premio de Poesía José Ángel Valente). Es autor, junto con Kevin Cuadrado, de la obra de teatro La mujer del dictador (Accésit VIII Premio de textos teatrales Parábasis) y de la obra de radioteatro Mensaje con cuerpo de mujer (Audiodrama Colectivo, 2022). En 2019 obtuvo una beca de la Unesco como creador residente en Óbidos (Portugal). Fue residente de la XVIII promoción de la Fundación Antonio Gala.
1 – nagasaki mon amour[1]
si nos queremos tanto por qué
estas miradas proyectiles
atraviesan el pasillo
cada vez que nos cruzamos
por qué tardamos en entender
que el exceso de ternura con el tiempo
se convierte en bomba atómica
pertenecíamos a los que se conformaban
con habitaciones diminutas sin luz
donde pasar la tarde juntos
en qué momento
transformamos los cereales
en armas de destrucción masiva
[1] Reinterpretación de Hiroshima mon amour, Alain Resnais, 1959.
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2 – selfie
porque tenemos miedo a las pastillas
a tener hijos y a los contratos de formación
preferimos las cámaras frontales
de nuestros teléfonos móviles
porque estamos hartos de vivir
lejos de nuestras familias
compartiendo piso en habitaciones
de siete metros cuadrados
porque no queremos llevar traje en un despacho
ni tener que apurar las colillas
y la comida de la nevera
para llegar a fin de mes
preferimos imágenes
editadas con filtros
retratos automáticos
felicidad instantánea
tenemos miedo
no estamos preparados
para ver nuestras caras
convertidas en las de nuestros padres
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3 – el hundimiento
escribir un poema es como un búnker
donde te sientes a salvo del miedo
al menos de ciertas conversaciones
un escondite en el que te cuestionas
si han parado los bombardeos
un refugio antiaéreo donde piensas
si el protocolo del consejo de seguridad nuclear
cubre el supuesto de cruzarnos por la calle
una cama en la que te preguntas
cuántas noches deben pasar
hasta que dejes de estar contaminado
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4 – días de radio
mi abuela me viste
con mi traje de los domingos
se ajusta la camisa
que le regaló mi abuelo
y enciende la cámara
vamos niños dice sonreíd
si ocurre alguna desgracia
o perdemos la memoria
esta foto conservará
la ropa con la que un día
fuimos felices
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5 – un ciudadano ejemplar
tenemos veintipocos años
y sufrimos la crisis de los cuarenta
queremos comprar un coche
abrir botellas de vino comer queso
hablar de películas independientes
y cenar con nuestros compañeros de trabajo
de pronto discutimos de temas serios
debatimos si es o no temporada de aguacates
hablamos de ofertas de supermercados y economía
de televisores y pulgadas
amontonamos libros
en la mesita de noche
queremos historias reales de gente
real que ve películas mal dobladas
y consume ansiolíticos
al volver a casa nos reconforta
escuchar de fondo el ruido de la nevera
saber que al menos
algo sigue funcionando.
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