Dos textos contemporáneos que dialogan desde el dolor y la esperanza de dos mujeres, que deben reconstruir su vida alrededor de una pérdida: Todo nos sale bien (Odelia Editora, 2019) de Julia Coria y También esto pasará (Anagrama, 2015) de Milena Busquets. Ambas novelas hablan de la muerte pero sobre todo de la vida, de los recuerdos, de la red que sostiene cuando pareciera que el piso se quiere correr de lugar.
Por Julieta Blanco
Todo nos sale bien (Odelia Editora, 2019) la novela autobiográfica de la escritora argentina Julia Coria, relata la historia de la enfermedad de Fabián, su marido, pero sobre todo retrata la construcción de una familia, como si el lector pudiese compartir un álbum de fotos familiar y ser parte de un fragmento de esa vida.
“Si uno se propone justificar lo injustificable en base a la máxima zen de que todo sucede por una razón, y que esas razones siempre son buenas, todas las injusticias tienen su justificativo. Quizás fuera mi propio deterioro intelectual, pero durante la enfermedad de Fabi más de una vez me encontré entregada a ese ejercicio infame”. Fragmento del capítulo “Síndrome de Batman”- Todo nos sale bien
También esto pasará (Anagrama, 2015) de la autora española Milena Busquets, narra la historia de su protagonista, Blanca, a partir de la muerte de su madre. Como una especie de círculo, la historia se inicia y cierra en el cementerio de Cadaqués, lugar en que la familia veraneaba. Una tierra fértil de recuerdos a la que la protagonista vuelve con sus hijos, sus ex maridos, sus amigas, como un intento de achicar la ausencia.
“A veces, tenía la sensación de que las dos nos estábamos convirtiendo en árboles resecos y quebradizos, grises como fantasmas, a punto de convertirse en polvo. Pero cuando te lo decía, me asegurabas que no, que éramos las dos personas más fuertes que conocías y que ningún vendaval podría con nosotras. ” Fragmento del capítulo 4- También esto pasará
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Ambas novelas son parte de un proceso de duelo. De un duelo que no pareciera vestirse de negro si no que lleva los colores del sol de verano, suena a las risas lejanas de los hijos y a la de los amigos que saben llenar heladeras y silencios con artilugios bien aprendidos en toda una vida compartida.
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Los dos textos reflejan con gran maestría los matices del dolor: los distintos momentos por los que pasan las protagonistas y las reflexiones sobre sus vínculos, despojados de los prejuicios y purismos del amor romántico. En Todo nos sale bien, la narradora nos comparte algunas de las notas de su cuaderno; un cuaderno que fue acompañando la enfermedad de su marido con las sensaciones y los pensamientos más genuinos y caóticos que una persona que está atravesando una despedida puede llegar a tener.
“…también estaba llena de reproches para Fabi. Hubiera querido echarle en cara todos los pendientes, todo lo que habíamos pospuesto o descartado porque muchas veces el componente temeroso de su psiquismo le hacía tomar la opción conservadora”. Fragmento del capítulo “Parábola de las millas”- Todo nos sale bien
En También esto pasará, Blanca pareciera escribirle a su madre. Como una especie de carta extendida, la protagonista reflexiona sobre su vínculo sin escaparle a las diferencias o a los rencores.
“Algunos días, pensaba que lo iba a tirar todo y, al cabo de cinco minutos, me arrepentía y decidía guardar hasta el último cachivache. Tres horas después, volvía a pensar que lo iba a regalar todo. Supongo que estaba empezando a decidir a qué distancia exactamente quería vivir de ti”. Fragmento del capítulo 5- También esto pasará
Desde los títulos de ambas novelas podemos intuir los hilos que entretejen a ambas historias. Hilos de esperanza por cierto, que vislumbran la superación y el aprendizaje sin evitar el dolor. ¿Y no es la vida un poco de todo eso? Todos nos despedimos de alguien y tenemos que aprender a caminar abrazándonos a esas ausencias, a esas nuevas realidades cargadas de recuerdos compartidos que vuelven en canciones, en comidas y en las risas estridentes que se mezclan con las olas del mar.
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