Cómo me enamoré de Nicolas Cage (Plan B, 2022) es la primera novela de Carla Quevedo, aunque no su primera incursión en la literatura. La historia supone un golpe constante a todas las bases que pretendemos sólidas en nuestra vida: el trabajo, la pareja, los vínculos familiares y, la más importante, la estabilidad mental. (Foto: Sebastian Arpesella)
Por Cecilia Vázquez*
Con una prosa asfixiante y ácida, Marta, una joven actriz argentina con un futuro prometedor que vive en Nueva York, nos cuenta su historia de (des)amor romántico con Nicolas Cage, un cantante de una banda famosa que se caracteriza por su ausencia y por lo no dicho.
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Sin embargo, la peripecia amorosa de la protagonista funciona, principalmente, como disparador. Cage es el balde de agua fría de una persona que se había encargado de ficcionalizar su vida entera. El derrumbe del amor romántico viene de la mano del derrumbe de toda la fantasía que la protagonista había creado a su alrededor.
¿Qué función cumple la literatura en el personaje principal y en la autora? En una entrevista a La Primera Piedra, Irene Gruss señala sobre el carácter de ficción que carga la poesía, que “ficcionar no es inventar, es hacer un objeto estético con lo que te pasa o con lo que pasa en general. No es algo que te sale todos los días”.
El derrumbe del amor romántico viene de la mano del derrumbe de toda la fantasía que la protagonista había creado a su alrededor.
Esta definició bien podría aplicarse n a la obra de Quevedo. “La única forma de no sentir que quedaba expuesta era exponerme del todo”, expresa Marta, quien intenta desprenderse de su rol pasivo en la relación como un animal salvaje que estuvo en cautiverio. Nos sirve, también, como un guiño en este juego de ficción y realidad entre Marta/Carla que inicia con el falso aviso legal al comienzo.
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La novela retoma y profundiza ciertos temas presentes en su libro de poesía Me peleé a los gritos con el manager el spa (Trópico, 2019), que parecen obsesionar a la autora: la actitud de recrear el dolor para combatir el vacío, la necesidad de esconderse en el inglés, la certeza de que primero es necesario salvarse a uno mismo antes de asistir a otros.
Como me enamoré de Nicolas Cage (Plan B, 2022), de Carla Quevedo. Foto: Cassara y Lorenzo
Marta descubre en su espera por la correspondencia del amor de Nicolas, que toda su vida es una búsqueda por esconderse. Su vida en New York es una excusa creada para huir. Su carrera como actriz e incluso el inglés, recursos para sobrellevar una enfermedad como la depresión, enfermedad que su entorno no considera como real, sino como una mera cuestión de voluntad para un chica joven, hermosa y talentosa. Su objetivo principal, en sus palabras, era el de crear una ficción “para que nadie se acercara lo suficiente como para darse cuenta de que soy imposible de amar”.
Flor Monfort describe al libro como “una piña en la cara del amor romántico” y la definición puede expandirse a todo tipo de romantización: una ciudad, una carrera, una amistad de años o al dolor como algo que nos hace especiales y diferentes al resto.
Su objetivo principal, en sus palabras, era el de crear una ficción “para que nadie se acercara lo suficiente como para darse cuenta de que soy imposible de amar”.
La escritura aparece como forma de reconstrucción de días desaparecidos en lo más profundo de la depresión y también como registro de una historia de autoconocimiento en la que nuestra heroína (¿o antiheroína?) se niega a asumir el rol de víctima perfecta y le quita la máscara a su vida toda y a ella misma. Cómo me enamoré de Nicolas Cage es el resultado de la búsqueda de la ficción que ella tanto necesitaba.
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