El mundo Bover: ¿el fin del periodismo deportivo?

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Debido al peso de la política y el mérito por llamar la atención, TV y medios hegemónicos deambulan durante horas en una oferta poco atractiva y amarillista que cada día descuida más a sus consumidores para privilegiar a Boca y a River. ¿Se puede escapar de la lógica Bover a tiempo?

Por Ignacio Martínez*


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Mediodía de lunes. Durante el fin de semana anterior se jugó la primera fecha del Copa de la Liga Profesional 2022 del Futbol Argentino. Los clubes catalogados como “5 grandes” (Boca Juniors, River Plate, Racing, Independiente y San Lorenzo) no lograron ganar en su presentación oficial.

Las dos principales cadenas televisivas de deportes sintonizan programas aparentemente diferentes. En TyC Sports, un conductor deambula por el estudio, hace preguntas entre ocho hombres sentados y una mujer. Hay gritos y se pisan al hablar. Las declaraciones periodísticas son zócalos de la transmisión: “¿Battaglia está a la altura de Boca”? De vez en cuando la periodista  Luciana Rodríguez acota un comentario, pero inmediatamente es interpelada por otro hombre trajeado. Hay polémicas y chistes internos entre los hombres: siguen los gritos. Ninguna idea se concreta con claridad, pero los comentarios son exaltados entre ellos como “bombas”.

en lo que respecta a la gran mayoría de los portales digitales de periodismo deportivo la temática también prima. Esto es lo que se conoce informalmente como “periodismo Bover”: deambular la información incansablemente entre ambos clubes de fútbol.

En ESPN Mariano Closs está sentado junto a seis hombres y una mujer. No hay griteríos. Los primeros diez minutos de programa también comienzan hablando del partido que jugó Boca. La periodista Luciana Rubinska da una opinión sobre lo que dejó el rendimiento del equipo. Acto seguido, otro periodista le repregunta algo, pero antes de que Rubinska conteste, inmediatamente la palabra (y la cámara) vuelve a Closs, quien cambia de tema y toma contacto con un movilero en cancha de River. El zócalo: “River y un comienzo con dificultades”. 50 minutos después, la pantalla está dividida y el debate va y viene entre opiniones de los integrantes del programa sobre el “mundo River”.

Durante el resto de la jornada, ambos canales reparten en su programación el mismo “debate”: Boca, River y «Bover». Pero exceptuando el poderío mediático e influyente de TyC Sports e ESPN, en lo que respecta a la gran mayoría de los portales digitales de periodismo deportivo la temática también prima. Esto es lo que se conoce informalmente como “periodismo Bover”: deambular la información incansablemente entre ambos clubes de fútbol.

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El periodismo deportivo dominado por el mundo Bover


Lo cierto es que el actual Copa de la Liga Profesional 2022 consta de 28 equipos, pero mayormente se instala hablar de dos gracias a la influencia mediática de la TV, más los diarios digitales de mayor métrica. Y si bien hay esporádicas menciones a otros clubes como San Lorenzo, Independiente y Racing (tres, y es mucho), es tendenciosamente secundario para el periodismo deportivo argentino. Este accionar no genera información atractiva al consumidor, quien sabe que el negocio es fomentar una grieta temática que va y viene entre los dos equipos más antagonistas del país.

En medio de este escenario, el rubro no propone innovaciones y las editoriales deportivas continúan incentivando un aporte sesgado para con el resto del deporte en general. Debido al peso de la política y el mérito por llamar la atención, TV y medios hegemónicos deambulan durante horas en una oferta poco atractiva y amarillista que cada día descuida más a sus consumidores.

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Bover, poder y fútbol

River y Boca son históricamente bastiones de actores que, impulsados por mediáticos, pujan en favor o en contra de un determinado interés personalizado. Los clubes de futbol son mucho más que una institución deportiva o social. La política y los negocios pesan muy fuerte generando una desigualdad inalcanzable con los demás competidores. Más allá de los socios, la popularidad y la concurrencia a las canchas, el poder trasciende por fuera de lo futbolístico en los casos de mayor renombre.

El ejemplo más idóneo es el de Mauricio Macri. Fue presidente de Boca entre 1995 y 2003, y además de tener un rendimiento exitista, le fue beneficioso para lograr popularidad y una imagen desligada de su herencia empresarial. Tras aprovechar su gestión, fue Gobernador de la Ciudad de Buenos Aires y por último nada menos que Presidente de la Nación.

La política y los negocios pesan muy fuerte generando una desigualdad inalcanzable con los demás competidores. Más allá de los socios, la popularidad y la concurrencia a las canchas, el poder trasciende por fuera de lo futbolístico en los casos de mayor renombre.

En River, Rodolfo D’Onofrio hizo carrera durante los últimos ocho años siendo presidente del club logrando una muy buena gestión. En 2021 cedió su mandato, pero sigue participando internamente en la institución y ya declaró públicamente su interés en la política argentina para “ayudar a terminar con la grieta” (fue sondeado por Juntos Por el Cambio).



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Mauricio Macri como presidente de Boca y la radicalización del mundo Bover


Por otro lado, el conductor Marcelo Tinelli también es otro actor que entendió el negocio futbolístico siendo vicepresidente y presidente en San Lorenzo, pujando a su vez por la presidencia de la AFA, y reconvirtiéndose en colaborador ocasional del Gobierno Nacional. Además, su ex compañero de fórmula, Matías Lammens, es hoy Ministro de Turismo y Deportes de la Nación.

Pero más allá de que la política todo lo puede y en todo se inserta, el periodismo deportivo también debe rendir cuentas por su propia cuenta en su calidad y labor cotidiana. Algo que, de no tenerse en cuenta en el largo plazo, son los nuevos hábitos de consumo los que serán irreversibles para un rubro cuyo hermetismo cuesta cambiar.

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La polémica como lógica imperante

El jueves pasado, la jugadora de hockey femenino y medallista olímpica de las Leonas, Agustina Albertario, fue tema de agenda durante el día. Y no precisamente por su trayectoria como deportista profesional.

La producción de TyC Sports se comunicó con ella sin especificar el motivo, pero dando a entender que sería una entrevista al aire sobre su carrera. Sin embargo, cuando salió en vivo al mediodía, Albertario fue entrevistada como “la novia de Alario”, ex jugador de River. La razón era porque habían trascendido rumores sobre un supuesto interés de Palmeiras y River en contratar al jugador de futbol.

A pesar de la notable incomodidad, Albertario brindó la entrevista. Después, en su cuenta de Twitter, publicó los confusos mensajes que la llevaron a ser contactada para hablar de su pareja y no de su trayectoria como medallista de hockey femenino. El tema fue fuertemente repudiado debido a la irresponsabilidad periodística de TyC Sports en reducir a Albertario, y evidenciando un total desinterés por su carrera como jugadora profesional. El desafortunado momento televisivo, fue un vivo reflejo de lo oportunista y poco perceptivo que es el periodismo deportivo de masas ante los nuevos escenarios que se le presentan.

El desafortunado momento televisivo de TyC Sports con Agustina Albertario , fue un vivo reflejo de lo oportunista y poco perceptivo que es el periodismo deportivo de masas ante los nuevos escenarios que se le presentan.

La lógica de los programas de panelistas, llevan a que todo se reduzca al tedioso juego de polemizar y buscar impresionar con declaraciones la mayor parte del tiempo en torno a River y Boca, Bover. Sin importar si la información está contrastada, las opiniones periodísticas pesan más que la veracidad de los datos en sí. Por lo tanto, éticamente no corresponde rendir cuentas a nadie si de llamar la atención se trata el negocio: si no es un clic, que sea rating.

Pero pese al cansino deterioro del periodismo en medios masivos la fórmula persiste ya que lo importante es medir. A la clara falta de innovación en darle profundidad y seriedad a la profesión periodística, se le suma una crisis de consumo, con especificidad en el fútbol. Un deporte que si bien tiene un tradicionalismo muy arraigado al mundo masculino, interpela cada día más a otros géneros a los cuáles darle visibilidad.

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Son precisamente los nuevos motores de búsqueda en el consumo a los cuales apuntar para renovar una oferta informativa que trascienda a los dos clubes más poderosos del país. Caso contrario, no basta con cambiar nombres propios en medios sólo para continuar bajo la misma lógica. Más allá del aporte paralelo de youtubers, influencers y medios deportivos contra hegemónicos, la información por fuera del radar Bover es poco replicada.

En la medida en que lo político y monetario sigan pesando en la agenda mediática, seguiremos inmersos en lo que ya conocemos a pesar de saber cuáles son los intereses que pujan por cada bando. Mientras tanto, será el fútbol puro y sin intermediarios los únicos atisbos de un deporte pasional y popular al cual consumir sin opiniones pagas.

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Por Ignacio Martínez* / @Nachoam91


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