En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires hay alrededor de 140 mil edificaciones previas a 1941, de las cuales 18 mil tienen valor de patrimonio histórico y sólo 3 mil poseen respaldos legales. Con una población que está alrededor de los 3 millones de habitantes, los proyectos a futuro se componen de torres cuyos costos exceden los ingresos per cápita para obtenerlas. El efecto climático y la respuesta organizada de los vecinos.
Por Ignacio Martínez*
El panorama: demolición de edificios considerados Patrimonio Cultural de la Ciudad de Buenos Aires y reformulación de Cascos Históricos; masivas edificaciones, conglomerados de torres de veinte pisos, lujosos proyectos de oficinas, aumento de costos en el estilo de vida, y negocios entre empresarios cercanos a las autoridades del GCBA. El resultado: una ciudad que se demuele sin cesar.
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Esta actitud metódica de la modificación del paisaje urbano por parte de las autoridades porteñas lleva más de veinte años y avanza a pesar de que vecinos y organizaciones se hayan manifestado en contra. Desde finales del siglo pasado, la Ciudad de Buenos Aires lleva adelante un mega proyecto urbanístico caracterizado por la edificación constante y la demolición, a pesar de “reconocer” las huellas históricas que hacen a la iconicidad de la Capital Federal.
En Capital Federal hay alrededor de 140 mil edificaciones previas a 1941, de las cuales 18 mil tienen valor patrimonial y sólo 3 mil poseen respaldos legales.
De hecho, contradictoriamente, en 2007 fue sancionada la Ley 2.548, de Promoción Especial de Protección Patrimonial, como un llamado de atención de emergencia frente al casi nulo respaldo del casco histórico de la ciudad. Pero la ley no fue respetada, porque los números demuestran lo contrario: en Capital Federal hay alrededor de 140 mil edificaciones previas a 1941, de las cuales 18 mil tienen valor patrimonial y sólo 3 mil poseen respaldos legales.
Pero la demolición excede las estructuras de Patrimonio Cultural y atenta a la calidad de vida habitacional. El caso de la privatización en el predio de Costa Salguero y el ex Club Deportivo Boca ha sumado mucha repercusión dada la magnitud del conflicto, siendo un claro ejemplo del accionar gubernamental.
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En rigor, el oficialismo liderado por el bloque del PRO, busca aprobar antes de fin de año –y así evitar el recambio post elecciones en la Legislatura Porteña- la edificación de torres en la zona norte de la ciudad y privatizar un espacio público. Pero además, también dar el visto bueno a la construcción de once torres en parcelas en otras zonas que superan la altura permitida, y que van de 53 metros de altura y 600m2 de parcela, a predios de 2100 m2 y 70 metros de altura.
En una Capital donde su población está alrededor de los 3 millones de habitantes desde hace 70 años, los proyectos a futuro se componen de torres cuyos costos exceden los ingresos per cápita para obtenerlas.
Este tumultuoso escenario lleva a una rezonificación de CABA, lo que no sólo implica negocios entre autoridades y empresas constructoras, sino también una falta de respaldo en la calidad de vida de sus habitantes. En una Capital donde su población está alrededor de los 3 millones de habitantes desde hace 70 años, los proyectos a futuro se componen de torres cuyos costos exceden los ingresos per cápita para obtenerlas.
En consecuencia, el déficit habitacional lleva a que no quede otra opción más que alquilar para vivir la ciudad. Opción que, para variar, es toda una odisea. El eslogan de “Ciudad Verde”, no es más que una vaga idea de un ideal que lejos de materializarse responde a intereses privados y millonarias operaciones entre inmobiliarias y nombres cercanos al GCBA.
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Pequeños grandes cambios urbanísticos
Para el arquitecto Nicolás Pérez, egresado de la Universidad de Buenos Aires y empleado de un estudio de arquitectura -a resguardo de no mencionarse-, este proceso tiene una vinculación directa con las pequeñas modificaciones en el Código Urbanístico de la Ciudad de Buenos Aires. “Pequeños cambios en el Código Urbanístico llevan a que una demolición de paso a una nueva edificación de una estructura de mayor altura donde no lo había. Eso provoca que a la larga la zona cambie drásticamente”, agrega Pérez.
Tan sólo entre 2008 y 2015 más del 50% de los permisos de construcción de viviendas en CABA fueron destinados a viviendas suntuosas y lujosas. Estas son las de mayor categoría, un escalón menos que las mansiones. “Hay mucha especulación financiera –sostiene Pérez-, en donde pocos metros hacen la diferencia y a esto se le suma la puja política en donde la compra y venta se negocia con autoridades estatales. En este sentido, pequeñas parcelas que antes era públicas pasan a ser entidades privadas”.
Tan sólo entre 2008 y 2015 más del 50% de los permisos de construcción de viviendas en CABA fueron destinados a viviendas suntuosas y lujosas
Barrios como San Telmo, Colegiales, Núñez, Belgrano, Caballito y Boedo, entre otros, padecen cambios en sus zonas residenciales. Donde sólo existían viviendas, ahora se construyen manzanas con “pequeños edificios” que a futuro son más rentables no sólo por lo lujoso, sino por el atractivo de ser posibles oficinas para alquilar. La problemática de las “excepciones” en el Código Urbanístico genera que donde antes se podía edificar hasta 25 mts de altura, ahora se puede hasta 32 mts, y así sucesivamente.
Este accionar del se enmarca en un fenómeno global de gentrificación. A grandes rasgos, se trata de una planificación urbana cuya segregación social se da por la preconstrucción de edificios de grandes alturas en zonas donde no estaban. Esto genera un encarecimiento de los alquileres y el estilo de vida del barrio que, a la larga, se traduce en empobrecer a las clases sociales que estaban asentadas, y se ven obligadas a mudarse a otra zona de la ciudad.
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Un patrimonio que se va
San Telmo es un barrio emblemático de la ciudad. No sólo por contener huellas directas de la época colonial en sus propios adoquines, sino también por la raigambre de los nombres que transitaron sus calles, su rico patrimonio cultural, y todo el atractivo turístico que implica transitar el Casco Histórico de Buenos Aires. No obstante, la situación de modificación urbana se repite y una parte histórica de Buenos Aires se está yendo.
Jorge Martinelli es cofundador de la revista Hecho en Buenos Aires y preside actualmente la cooperativa de trabajo y artes Estación San Telmo, creada en 2011. Él lleva más de quince años contribuyendo en el barrio dentro de un espacio autosustentable que fomenta la capacitación de oficios destinada a personas en situación de calle y desocupadas. “El espacio no tiene subsidio y actualmente tenemos una orden de desalojo por intereses que implican una persecución inmobiliaria”, señala Martinelli.
Vecino del barrio de San Telmo, Jorge nota que cada cuatro años con la excusa de “arreglar” las calles de San Telmo, se lleva a cabo una destrucción del adoquinado histórico que data desde la época colonial.
Vecino del barrio, Jorge nota que cada cuatro años con la excusa de “arreglar” las calles de San Telmo, se lleva a cabo una destrucción del adoquinado histórico que data desde la época colonial. “Ponen adoquines que ni siquiera están en buen estado –agrega-. “Pero no sólo eso: tiran abajo árboles que yo mismo planté hace años, porque decían que levantaban la vereda. Es todo lo contrario: acá se necesitan imperiosamente”.
Desde Estación San Telmo se han movilizado numerosas veces en contra de las medidas del GCBA y ha producido un efecto contagio en los vecinos aledaños. Sus habitantes comparten el descontento con la demolición que se hace en el barrio, cuyos resultados fomentan el efecto isla de calor. Las consecuencias de este fenómeno son el aumento de la temperatura dadas las grandes toneladas de hormigón concentrada en edificios, el material que absorbe el calor y la nula inversión de espacios verdes.
“Han destruido la calle Defensa”, comenta Martinelli. Precisamente, la esquina entre Alsina y Defensa ha sido una zona completamente alterada dadas las obras que no respetan el Casco Histórico. Es el ejemplo de la fisonomía de un emblemático barrio que está mutando y a futuro no se sabe cómo terminará.
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Movilización y organización vecinal
Pese a que el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta avanza con la demolición a toda costa, la población de CABA también alza la voz contra la especulación inmobiliaria. Bajo el lema “se va Buenos Aires”, la ONG Basta de Demoler ha convocado movilizaciones junto a otras asociaciones vecinales tales como Buenos Aires Perdida, el Observatorio del Derecho a la Ciudad, la Defensoría de Laburantes, Casco Histórico Protege y Encuentro en defensa del Espacio Público, entre otras. En sus marchas, los vecinos y vecinas reclaman por un respeto al Código Urbanístico para evitar que sus manzanas pierdan el sentido de pertenencia y habitacional que han tenido históricamente.
Estas asociaciones vecinales han lanzado la junta de firmas desde la página Change.org para que se detenga la edificación masiva en defensa de los derechos de la ciudadanía, el respeto por las zonas residenciales y en favor de los valores culturales.
Sólo por citar un ejemplo, la semana pasada hubo una movilización vecinal en Belgrano, en contra de la construcción de una torre de veinte pisos en el predio del Palacio Roccatagliata, algo prohibido por la normativa vigente. Y pese a ser considerado Patrimonio Arquitectónico por la propia Ciudad de Buenos Aires, la Legislatura Porteña podría conceder una excepción al Código Urbanístico, para permitir que se construya de todas formas.
Estas asociaciones vecinales han lanzado la junta de firmas desde la página Change.org para que se detenga la edificación masiva en defensa de los derechos de la ciudadanía
El llamado “boom inmobiliario” genera un descontento masivo en una población que se organiza para visibilizarlo. Sus habitantes entienden que el GCBA no respeta la calidad de vida propia dela idiosincrasia de cada barrio. Pero mucho menos se tiene en cuenta los derechos colectivos de la ciudadanía.
Las verdaderas necesidades del déficit habitacional no son tenidas en cuenta, dando prioridad a intereses económicos de unos pocos. Y conforme se lleva a cabo esta idea, la demolición avanza cargándose leyes y estructuras patrimoniales irrecuperables.
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