En Berisso, escrita por Julia Di Ciocco y codirigida con Julia Morgado, una familia atraviesa los días posteriores a la muerte del abuelo. A su partida, la casa se vuelve un territorio de tensiones entre las distintas reacciones que expresa cada uno de sus integrantes. Alguien que construyó su osadía a través de historias improbables —ficticias, descubrirían más adelante sus nietxs— no puede sino ser recordado desde la palabra.
por Milena Rivas
“Estoy rodeada de reliquias de una vida que ya no existe.”
Ruth Fisher, Six Feet Under
Múltiples son las formas que puede adoptar el duelo por un ser querido. Hay quienes se sumen en la más profunda de las tristezas, sin probar bocado, también quienes optan por dedicarse al resto de las esferas de su vida con una intensidad que no resiste fractura, mientras que otros dan cauce a su angustia en horas interminables de análisis.
El duelo no propone una única manera de experimentación. Sus definiciones son esquivas, fragmentarias. Al fin y al cabo, parecería ser que todo lo que existe a su alrededor son relatos, uno detrás del otro, uno encima del otro, formando una experiencia tan opaca como intransferible.
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En Berisso, escrita por Julia Di Ciocco y codirigida con Julia Morgado, una familia atraviesa los días posteriores a la muerte del abuelo Roque. A su partida, la casa se vuelve un territorio de tensiones entre las distintas reacciones que expresa cada uno de sus integrantes. Quizás sean Nelson y Nancy, sus nietxs, quienes colmen más de palabras aquello que les está sucediendo.
El duelo no propone una única manera de experimentación. Sus definiciones son esquivas, fragmentarias. Al fin y al cabo, parecería ser que todo lo que existe a su alrededor son relatos, uno detrás del otro, uno encima del otro
«Qué ser excepcional», la premisa de todos sus recuerdos. Hay algo de El gran pez en este hombre: no cualquiera combate una manada de tigres y salva a Marilyn Monroe de una catástrofe marina en apenas unas décadas de vida. Alguien que construyó su osadía a través de historias improbables —ficticias, descubrirían más adelante sus nietxs— no puede sino ser recordado desde la palabra.
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Berisso se presenta los días viernes a las 22:30 en el Teatro El Extranjero (Valentín Gómez 3378) hasta el 10 de diciembre.
La atmósfera afectiva del departamento se tiñe de raptos de entusiasmo también propiciados por objetos que conservan algo del difunto: la urna con sus cenizas, una antigua grabadora, también un anotador con poemas de lo más trágicos. Como si aún el abuelo Roque respirara en cada uno de estos relicarios.
Del brillante elenco conformado por Martina Bajour, Julián Cnochaert, Juan Marcelo Buono, Julia Di Ciocco y Victor Diaz Pereira, destacan especialmente lxs dos primerxs por la excentricidad que imprimen a sus interpretaciones
El clima se modifica radicalmente cuando aparece, dentro de un cassette, la voluntad expresa de Roque de que tiren sus cenizas al río de Berisso. Esta declaración divide a los personajes de Berisso: ¿deben cumplir el deseo del abuelo o conservar sus restos en el panteón familiar? ¿Que el polvo mortuorio se disperse en el amado lugar donde vivió su infancia y que ahora pertenezca a los confines acuáticos como el gran pez que siempre fue o que descanse en la tierra en compañía de sus seres queridos? Alguien ajeno a la familia deberá desempatar.
Del brillante elenco conformado por Martina Bajour, Julián Cnochaert, Juan Marcelo Buono, Julia Di Ciocco y Victor Diaz Pereira, destacan especialmente lxs dos primerxs por la excentricidad que imprimen a sus interpretaciones, cual funámbulos del patetismo. Sus intensidades son perfectamente calibradas con aquellas que convoca el resto de los personajes; aún así, lejos de generar una impresión de equilibrio, la pieza parece afirmarse en una dislocación rítmica que nos mantiene siempre expectantes.
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