A partir de una nueva versión de la rupturista obra de Eurípides, Anne Carson acerca al lector su propuesta habitual: sacudir lo esperable para abrir nuevas fronteras de percepción. Un diálogo con decenas de siglos en el medio para adentrar al lector a una experiencia única.
¿De qué manera el pasado se convierte en eco o en revelación? En la literatura la recuperación de obras clásicas abre un espacio tiempo distinto, más aún si se apuesta a la apropiación y a la invención de otros mundo. “Eurípides fue un dramaturgo del siglo V A.C. que reinventó la tragedia griega, poniéndola en un camino que conduce directamente a los reality shows. Sus obras rompieron todas las reglas, derrocaron las convenciones e indignaron a los críticos conservadores», señala Anne Carson en la contratapa de la reciente edición de Bakkhai (Las Bacantes) por parte de la editorial chilena La Pollera y con traducción de Bernardita Bolumburu.
En ese sentido, la autora que todos los años es nombrada como candidata al Premio Nobel, agrega, «Las Bacantes es su obra más subversiva: cuenta la historia de un hombre que no puede admitir que preferiría vivir en la piel de una mujer, y un dios que parece combinar todas las sexualidades en una única ruinosa demanda de adoración. Dionisio es el dios de la intoxicación. Una vez que caes bajo su influencia, no se sabe dónde terminarás”. Disruptiva para la época, Anne Carson convierte a esta pieza teatral en un largo poema que cumple con la definición acerca de la poesía que brindó Irene Gruss a La Primera Piedra: «Una incomodidad terrible».
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Volver a esta obra de Eurípides a partir del aporte revolucionario de Carson es un soplo de aire fresco a una época en la que desde distintos sectores se inclina la balanza a achatar el sentido a un talle único.
Volver a esta obra de Eurípides a partir del aporte revolucionario de Carson es un soplo de aire fresco a una época en la que desde distintos sectores se inclina la balanza a achatar el sentido a un talle único. Poder ver los rastros de grandes temáticas actuales en una obra de hace más de 2500 años, al mismo tiempo de su reinterpretación en un mundo ágil que no se detiene a pensar en nada, vuelve a este libro una lectura recomendable para cambiar el modo en el que pensamos la realidad.
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Acercada por primera vez al mercado editorial argentino gracias al trabajo de la editorial chilena La Pollera -distribuida en el país por Big Sur-, la ganadora del Premio Princesa de Asturias 2020 se mete en la piel de Baco, un dios joven y multisexuado que no encaja en los cánones conservadores de la época. La pluma de Carson, claro, agrega a la dinámica teatral una fineza poética única, tal y como tiene acostumbrado a los lectores en libros anteriores como La ruta del agua o La belleza del marido. Puede leerse, por ejemplo: «El cosquielleo al enamorarse./ Los comienzos tienen su propia/ energía// ética/ tonalidad,/ color».
Uno de los grandes temas de Bakkhai, tanto en su versión original de Eurípides como en la adaptación libre de Carson es la necesidad de retomar una mitología barrosa, en la que el goce y la voluntad del humano, muchas veces mezclada con hedonismo, sean el motor del movimiento de una sociedad antes que las reglas impuestas tanto por la religión como por los primeros Estados. Para ello, la autora en esta versión va a agregar sagaces críticas al captitalismo: «Dando clases en Japón/ se le pidió a Stephen Hawking/ que no mencionara que el universo// tuvo un comienzo/ (y, por lo tanto, probablemente un fin)/ porque afectaría// al mercado de valores».
La pluma de Carson, claro, agrega a la dinámica teatral una fineza poética única, tal y como tiene acostumbrado a los lectores en libros anteriores como La ruta del agua o La belleza del marido
Por último, no se puede dejar de mencionar el particular trabajo con el lenguaje que resulta de este libro: recuperar el griego antiguo (idioma que enseña Anne Carson para ganarse la vida, según repite en sus biografías) al inglés y después al español, genera una aventura lingüística. «El griego tiene la capacidad de encerrar una idea compleja en un solo término, por eso aporta conservarlos. El inglés es un idioma de abstracción de palabras y conceptos y Carson le otorga una nueva lectura al traducir la obra, porque conservar ciertos términos en griego e incluso reproducir sonidos guturales presentes en los cantos báquicos, frente a una traducción más moderna, resulta una muy bella intersección entre lo antiguo y lo nuevo», declaró en ese sentido la traductora chilena Bernardita Bolumburu a Télam. Queda invitado el lector a ese banquete único.
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