Dos novelas conectadas por la paternidad y la búsqueda de la verdad : Hijas (Odelia Editora, 2020) de Lucy Fricke y La otra hija (Sigilo, 2021) de Santiago La Rosa. ¿Qué se les cuestiona a los padres? ¿Cuánto se sabe de sus pasados? ¿Cuánto de sus historias y decisiones nos configuran? Estas parecieran ser solo algunas de las preguntas que ambas historias nos invitan a hacernos.
Por Julieta Blanco
Hijas (Odelia Editora, 2020) de la autora alemana Lucy Fricke narra la historia de dos amigas, Betty y Martha; ambas forman parte de familias desmembradas con padres abandónicos. Con más de veinte años de amistad, Martha le pide a Betty un gran favor: llevar a Kurt, su padre que padece un cáncer terminal, a Suiza donde sacó turno para morir. Tras aceptar esta travesía inquietante y agónica, ambas amigas darán lugar a sus búsquedas más profundas; búsquedas añejas, solapadas por el devenir de sus vidas citadinas y evasivas.
“Durante los primeros treinta años de su vida, el padre de Martha se había caracterizado por no aparecer nunca, ni siquiera cuando ella lo necesitaba. (…) Martha deseaba, luego de numerosos intentos de fuga fallidos, formar una familia a toda costa, para hacer todo mejor, pero más que nada para hacerlo, ser feliz, transitarlo. A mí la infancia, y más todavía la adolescencia, me habían extirpado con tal eficacia cualquier anhelo de tener una familia que la sola imagen me producía agobio”. Hijas (Odelia Editora, 2020), de Lucy Fricke
La otra hija (Sigilo, 2021) es la segunda novela de Santiago La Rosa. En ella, el protagonista se entera que va a ser padre. En el mar de incertidumbre que eso le provoca busca refugio en su propio padre, que tras enterarse de la noticia reacciona de manera inesperada, para al poco tiempo desaparecer sin dejar rastros. Esto abre en el protagonista una duda impostergable: ¿quién era su padre?, ¿quién había sido? Como si conocerlo le permitiese destrabar sus miedos y sus propias dudas en su paternidad, inicia una búsqueda, por momentos obsesiva, donde intenta reconstruir los pedazos de ese hombre que creyó haber conocido.
“Yo también hubiera querido entender a mi padre desde los restos. Pero él no tenía cajones. Había mandado hacer sin puertas su vestidor, los muebles en el consultorio y los de su cocina. Todo estaba expuesto, ordenado, nuevo. Él no juntaba cosas. No había ropa vieja, ollas con herrumbe, rayones o quemaduras, ni siquiera platos rajados. No quedaban fotos que contaran una historia. Y él estaba vivo”. La otra hija (Sigilo, 2021), de Santiago La Rosa
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En ambas novelas, la verdad se pone en juego como un valor inabordable. Por momentos, se trata de una especie de mito: ¿qué se dice y que se omite en las historias fundantes, en las que nos fundan y quizás también nos funden? Los protagonistas necesitan reconstruir sus pasados, conocer la verdad sobre quiénes fueron sus padres para destrabar algo en sus propias vidas. Pero acaso no somos solo relatos y si hay muchas versiones de uno mismo, ¿a cuál le creemos?
“Ninguno de nuestros padres era confiable, mientras más cosas nos enterábamos de ellos, menos sabíamos”. Hijas (Odelia Editora, 2020), de Lucy Fricke
“¿Qué estás buscando?, me preguntó de repente (…) Lo que hablamos recién, dije. Saber de él, aclaré. De la relación que tuvimos y de quién fue antes de eso. Era un gran narrador, sonreí” La otra hija (Sigilo, 2021), de Santiago La Rosa
Narradas en primera persona ambas novelas eligen distintos caminos para la reconstrucción de los hechos. Hijas, por su parte, narrada desde el punto de vista de Betty, recompone las piezas del rompecabezas a partir de las fuentes directas: los padres ausentes dejan de estarlo y toman la voz, hablan, explican, se justifican. En cambio, en La otra hija el protagonista reconstruye a su padre desde los retazos de muchas personas que lo conocieron y como una especie de Frankestein identitario, arma a ese hombre, un poco monstruo, repleto de huecos y silencios.
Hijas y La otra hija proponen dos lecturas sobre los vínculos familiares, el abandono, los miedos como brazos afluentes del río de la propia identidad. Se trata de dos novelas que hablan, al fin y al cabo, de la búsqueda por el sentido de las cosas, de la necesidad de descubrir las raíces para aprender a estar de pie.
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