Este año se cumplen 30 años del estreno de la icónica película Thelma y Louise y su huella continúa marcada a fuego en la historia del cine moderno. Dos mujeres que emprenden un viaje atravesado por la violencia de género, la necesidad de libertad y la fortaleza de la amistad femenina se convirtieron en un espejo en el que una nueva generación de mujeres finalmente logró verse reflejada. La película continúa siendo brutalmente actual al día de hoy, en parte porque el cine de Hollywood no contó muchas historias como estas en las siguientes tres décadas. ¿Cómo se convirtió en un emblema del cine feminista?
En 1991, el estreno de Thelma y Louise encendió una mecha en la industria del cine. Quizás porque su trailer la presentaba como una comedia liviana y el público no se preparaba para lo que iba a ver o porque no estaban acostumbrados a una historia liderada por personajes femeninos que eligen su propio destino, la película fue originalmente recibida con recelo por la crítica. Muchos veían en ella un mensaje peligroso para las mujeres jóvenes de una época en la que los estándares morales tradicionales parecían tambalearse y era imposible vislumbrar lo que vendría por delante.
Dos mujeres que abandonan sus vidas aburridas, aplican justicia por mano propia y tienen aventuras sexuales con desconocidos no eran el modelo a seguir que se publicitaba por los medios de comunicación y por eso fue recibido por muchas mujeres una bocanada de aire fresco en una industria plagada de estereotipos de género. Volver a ver esta película desde la perspectiva del 2021 es un ejercicio muy enriquecedor porque prueba que Thelma y Louise no solo fue rupturista en el año de su estreno sino que hoy en día los conflictos, las luchas y las desigualdades que muestra continúan plenamente vigentes.
¿Por qué Thelma y Louise se convirtió en un ícono del cine feminista?
La película cuenta la historia de dos mujeres que se embarcan en un viaje de fin de semana alejadas de sus vidas aburridas y rutinarias: Thelma (Geena Davis) es una ama de casa casada con un hombre que la desprecia y Louise (Susan Sarandon) trabaja como camarera mientras mantiene viva una relación amorosa que no tiene futuro. Dos días en la vida nunca vienen nada mal, como dice la canción de Fito Páez inspirada en esta película, por lo que las protagonistas deciden salir a la ruta a olvidarse por un rato de sus problemas. La acción se inicia a partir de esta decisión tomada exclusivamente por ellas y sus deseos no se mueven alrededor de ningún personaje masculino: simplemente son dos amigas buscando un tiempo y espacio en el que ser felices.
Este viaje no será solamente un desplazamiento de un lugar al otro, sino que las convertirá en personas completamente diferentes. Los diálogos que intercambian y las decisiones que toman las llevan a un punto de no retorno en el cual no existe salida más allá de un salto al vacío que las dejará inmortalizadas en el tiempo. Los personajes masculinos que se cruzan en el camino son siempre secundarios y accesorios a la trama que es siempre impulsada por sus propios deseos. Sorprende también que, a pesar de que hacia el final ellas cambian su ropa y su actitud, sus personajes están lejos de estar hiper-sexualizados como correspondería a los estándares de la época. De hecho, la única escena de sexo de la película muestra al personaje masculino mucho más sexualizado que al femenino, alterando la lógica del mainstream.
También se convirtió en una película ícono de la amistad femenina real y transformadora. Las películas de Hollywood y la cultura pop durante años se habían centrado en mostrar a las mujeres como enemigas, luchando por el interés de los hombres hasta el fin de sus días. La relación entre Thelma y Louise fue interpretada por muchos como una relación lésbica encubierta, porque culturalmente es más fácil entender una motivación sexual o romántica que una motivación únicamente relacionado a la amistad.
Sin embargo, la mecha que encendió Thelma y Louise no prendió fuego la industria ni logró ser un punto de quiebre en la forma de narrar historias audiovisuales como se soñó (o temió) en ese momento. Las amistades femeninas en la pantalla se mantuvieron como relaciones secundarias, alternativas a las principales que continuaron centrándose en las heterosexuales y sexo-afectivas. Recién en los últimos años, y en muchos casos forzados por la presión externa a las productoras de cine, se han incluido personajes femeninos motorizando las tramas e impulsando la acción en la pantalla. Esa es la razón por la cual Thelma y Louise continúa siendo tan icónica: no solo se adelantó a su tiempo, sino que 30 años después continúa siendo una película rupturista ante una industria de Hollywood que optó por quedarse en el pasado.